Antología de Crónicas Proyecto Pedagógico Práctica - Universidad Industrial de Santander

UNA EXPERIENCIA DE VIDA
Esta experiencia no me sucedió hace mucho, fue hace más o menos
unos cinco meses atrás, para ser más exacto. Todo ocurrió el 19 de
enero, mientras me encontraba recuperando matemáticas, lo cual, ya
se me hacía normal puesto que desde años anteriores no se me daba
muy bien esta materia.
Desde comienzos del mes de enero mientras mis demás compañeros
descansaban en sus casas, yo estaba tratando de pasar nuevamente el
año con algunos compañeros, tanto de mi grupo del año anterior,
como lo de otros grados. El profesor, en ese momento, me dejó una
serie de trabajos para realizar en clase, los cuales no me quedaba de
otra que hacerlos. Durante mi estadía en el salón estuve realizando
aquellos trabajos y puede, en cierto modo, reforzar un poco los temas
que durante los periodos de año anterior, no había entendido. Todo
este trabajo se realizaba para presentar la evaluación que definiera mi
estado actual, si continuaba al siguiente año o si me tocaba repetirlo.
Al fin el tan esperado día había llegado. Al momento de presentar la
evaluación estaba un muy nervioso, ya que temía que se me olvidara
todo lo que había estudiado. Pero para sorpresa mía, efectivamente, y
por culpa de los nervios se me olvido, no todo pero si una gran parte
de lo que había estudiado. Al instante me quedé bloqueado cuando vi
la evaluación, aunque con lo poco que recordaba comencé a
responderla, pero a medida que la respondía me iba acordado poco a
poco lo estudiando. Pasado un tiempo, oí al profesor diciendo que en
contados minutos iba a recoger la evaluación y los nervios volvieron.
Solamente me faltaba responder un punto, el cual no recordé cómo
hacerlo. Llegado el momento de entregar, vi que varios de mis
compañeros comenzaron a llevarle el previo al profesor, así que
decidí a entregarlo.
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Al terminar, salí y me dirigí hacia mi casa. Durante todo el camino
iba pensaba que de pronto y por cosas de la vida, el profesor tendría
compasión de aquellos que estábamos recuperando aquella
evaluación y que quizás, nos iba a pasar.
Al día siguiente, me levante con más nervios de los que había tenido
el día anterior cuando presente la evaluación porque iba a recibir la
nota definitiva. Me dispuse a alistarme, y me dirigí al colegio para
preguntarle al profesor cómo me había ido en aquella evaluación.
Cuando llegué, me puse a buscar a uno de mis amigos que había
presentado la misma evaluación. Ese preciso día entraban a estudiar