Antología de Crónicas Proyecto Pedagógico Práctica - Universidad Industrial de Santander

UNA LUCHA CON MI NUEVO
COMIENZO
Tantos problemas con mi papá ocasionaron que nos alejáramos, hasta
el punto de que cualquier cosa era una discusión. Todo esto llevó a
que yo decidiera irme a vivir con mi mamá a Bucaramanga.
Después de que toda mi vida, viví con mi papá pero nunca espere que
las cosas se tornaran así, bueno pero eso es otra historia muy larga.
Cuando llegué a donde mi mamá, todo era muy genial; madre e hija
para todos lados y la confianza empezó a "florecer". Después de unas
semanas, llegaron al colegio unas personas a hablar sobre un deporte
que yo muy rara vez en mi vida había escuchado, y era la lucha
olímpica; al escuchar las historias y demostraciones de lo que se
hacía en los entrenamientos, me empezaba a interesar bastante.
Tenía una compañera en mi salón, la cual estaba practicando el
deporte, ella me dijo que fuéramos para que yo probara, cuando
empecé a ir me sentía rara, pero ya después me gustó mucho. Iba
constantemente y entrenaba poco a poco, conocí a los demás y me
sentía parte de esa familia que además de deportistas, son unas
grandes personas. Pasaban los días, y la emoción subía pero los
nervios de saber que se aproximaban las competencias también
incrementaban. Después de algunas competencias entre nosotros,
algunas ganadas otras perdidas, di cuenta que con cada medalla me
enorgullecía más de mis habilidades. Luego de verlas colgadas y
pensar que eran un pequeño paso, pero un gran logro en mi vida, me
llenaba de mucha alegría. Luego llegaron los viajes en donde se
harían competencias nacionales. La manera en cómo se distribuían
los grupos para las competencias era bastante compleja, se hacía por
categorías, peso, edad y otras cosas que no recuerdo. Mi primer viaje
fue a Bogotá, yo nunca había ido a esa ciudad y pues me parecía
grandiosa la idea de ir. El viaje tenía un precio accesible, pero no
sabía de dónde obtener el dinero. Hablé con mi papá y me dio una
loción para que la rifara, de ahí recogí algo, pero no bastaba, así que
hable con algunos tíos y ellos me ayudaron con el faltante.
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Quedaban pocos días de entrenamiento y yo me sentía preocupada
por saber ¿cómo me iría?, ¿me lastimarían?, ¿quedaría en
vergüenza?, ¿ganaré, perderé?... Tenía muchas dudas porque nunca
en mi vida había experimentado algo así. En menos de lo que
esperaba, llegó el día de viajar todos se veían tan tranquilos, se reían
como si fuera algo muy normal, mientras yo, quería salir corriendo y