Antología de Crónicas Proyecto Pedagógico Práctica - Universidad Industrial de Santander

los grados sexto y séptimo, así que fue un poco difícil encontrarlo en
medio de tantos niños. Cuando por fin lo encontré, algo me causó
mucha curiosidad y era que en su rostro no se veía ninguna señal de
preocupación, a pesar que sabíamos que dentro de muy pocos
minutos sabríamos si perdíamos o pasábamos el año.
Pasados unos minutos, abrieron la puerta del colegio y ambos nos
miramos y nos dijimos: -¿Entramos de una?- Pero él, me dijo que
empezaba a sentir muchos nervios y que no quería entrar, así que
esperamos un momento. Cuando ya ganamos un poco de valor,
después de unos minutos decidimos entrar, pero mientras
caminábamos, las piernas nos temblaban de tanta incertidumbre que
invadía nuestro cuerpo.
Nos dirigíamos a buscar al profesor a pesar que nuestras piernas
estaban temblando. Luego, nos reunimos todos los que habíamos
presentado aquella recuperación de matemáticas. Cuando llegó el
momento final, el profesor comenzó a llamar a uno por uno para
decirle el resultado final. Yo apenas veía entrar a mis compañeros y
algunos salían unos con cara de felicidad, ya que habían pasado el
año, pero otros llevaban una mirada triste por la mala noticia de
repetirlo. Mientras esperaba que me llamaran, hubo un momento en
el que quedamos pocos por saber el resultado. El profesor llamó a
tres estudiantes a la vez y, solamente faltábamos mi amigo y yo,
cuando salieron los otros, se enteraron que habían perdido. Ya mi
amigo con algo de valor y aburrido por estar esperando, se atrevió a
entrar y preguntó al profesor que si había pasado o perdido el año; a
lo que el profesor con un tono fuerte le dijo que lo había perdido. Yo
estaba asustado y comenzaba a sudar frío, cuando llego el momento
de pasar con el verdugo. Al asomarme por la puerta, estaba solo el
profesor y le pregunte con voz temblorosa: -Profe, ¿será que yo pasé
el año o no?- El profesor como todavía estaba algo ofuscado, me
respondió lo mismo que a mi amigo que no había pasado el año.
Luego se levantó y me cerró la puerta en la cara y por eso, no pude
pregúntale nada más.
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Estaba en shock por lo sucedido. Cuando volví en mí, después
escuchar tan trágica noticia, vi que dos de mis compañeros estaban
llorando y claro, era de entender, no es fácil perder un año escolar.
Por aquel lugar que estaba, pasaban los profesores y nos veían con
nuestras caras de tristeza en los rostros. Yo resignado acepté la
situación y decidí irme para mi casa, ya que no le veía ningún sentido
quedarme después de lo que el profesor nos había dicho, pero mi
amigo me insistió en que me quedara. Luego de todo esto, los
profesores tuvieron una reunión en la cual hablaron de sus asuntos y
de los resultados de los estudiantes. Pasados unos minutos abrieron y