Antología de Crónicas Proyecto Pedagógico Práctica - Universidad Industrial de Santander

CRÓNICA DE MI VIDA
Hace cuatro años, cuando estaba en mi colegio, me ocurrió un
accidente grave, el cual marcó mi vida y la de mis papás. Recuerdo
que estaba estudiando en el Centro Piloto Simón Bolívar, empezando
mis horas de clases. Todo estaba tranquilo, me sentía bien, hacía mis
trabajos y ponía atención a mis clases. Al sonar el timbre para el
descanso, salí a jugar con mis amigas al lobo y nos metimos en un
armario que tenía una puntilla salida en la puerta, pero yo no me
había dado cuenta. Cuando mis otras compañeras empezaron a
empujar, me asome y les dije que dejaran ese juego porque podría
salir alguien lastimado. Entonces volvieron a hacerlo, me empujaron,
pero ellas no sabían que yo estaba detrás y me hicieron enterrar
aquella la puntilla en el ojo izquierdo.
Cuando salí, estaba llorando y el dolor era intenso. Una de mis
compañeras al verme así, me llevaron a coordinación, desde allí
llamaron a mi papá. Él salió de su trabajo; corrió hacía mi colegio,
pues no estaba muy lejos. Al llegar me vio y se preocupó de
inmediato, tomamos un taxi y salimos para el hospital. Cuando
llegamos, me atendieron y me aplicaron una inyección para los
nervios, mi padre continuaba muy asustado. En el hospital al qué me
llevaron no tenían los equipos necesarios para atenderme, entonces
me trasladaron a la Clínica Carlos Ardila Lulle. Allí, me revisaron el
ojo y en el tiempo que estuve en la clínica, me hicieron una limpieza
en el ojo, para quitarme la mugre y la sangre que tenía pegada. Luego
de la limpieza el doctor les dijo a mis padres que me tenían que
operarme el ojo porque la puntilla había causado mucho daño en su
interior, y me tenían que poner un tubito porque se me había roto el
conducto lagrimal. Mis padres preocupados me llevaron para la casa.
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Al día siguiente me tocaba ir al hospital con mis papás para que
empezaran a hacer los trámites necesarios para la operación. Todavía
recuerdo que mi ojo estaba muy hinchado y me dolía mucho, por eso,
me mandaron una crema para la inflamación. Después de varios días,
al fin se decidió la fecha de la operación. Yo estaba muy asustada
porque nunca me habían operado.
Por fin llegó el día. Allá en el hospital entre a una sala muy
iluminada y varios doctores me estaban esperando allí. En la sala de
cirugía me pusieron anestesia para poder dormirme y recuerdo que
los doctores decían que no sabían si podían salvarme el ojo o no.