revista mundo plural julio

Mundo Plural
Trump-Putin: cumbre, punto muerto y
orden internacional
Finalmente, la reunión entre los mandatarios de Estados Unidos y Rusia se realizó
en la capital de Finlandia y, como se esperaba, salvo la renovación de un acuerdo
poco estratégico sobre cooperación judicial internacional, el resultado fue insustancial
y dejó promesas en relación con continuar trabajando, algo que no es poco
si consideramos que se trata de dos actores que concentran más del 92 por ciento
del arsenal nuclear del mundo, y de cuya cooperación depende (aunque no ya como
en la era soviético-estadounidense) el curso de numerosas crisis entre Estados,
crisis hacia dentro de Estados, como así otras cuestiones, por caso, la lucha contra
el terrorismo transnacional.
El escaso resultado se explica no solo en función de la “canasta de cuestiones” que
mantienen enfrentados a los dos poderes, sino de la complejidad que encierra cada
una de esas cuestiones, pues cualquier posible acuerdo supone una importante
pérdida de ganancia de poder para una de las partes; por caso, si la OTAN cediera y
dejara de acumular equipos y realizar ejercicios en las adyacencias de las fronteras
rusas, abandonara toda idea de nuevas incorporaciones y renunciara Estados Unidos
a montar una base en Polonia, ello implicaría entonces que Rusia lograría equilibrar
relativamente en algo las ganancias de poder que logró Occidente tras la Guerra
Fría.
Igualmente, si bajo presión de Moscú el régimen encabezado por Bachar el Asad
abandonara el poder en Siria y llegara a asumir un dirigente que cancelara acuerdos
de cooperación con Rusia, entonces Estados Unidos lograría revertir las pérdidas
sufridas como consecuencia de la intervención rusa, que no solo refrenó los avances
de las fuerzas anti-régimen y ayudó a recuperar “territorio útil”, sino que apuntaló
al dirigente sirio y reposicionó a Rusia en el país clave de Oriente Medio.