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Robos y pérdidas localesVista del mar en Scheveningen (en la foto) y FielesAbandonando la Iglesia Reformista en Nuenen, ambasavaluadas en 30 millones de dólares, fueron sustraídasdel Museo Vincent Van Gogh en diciembre de 2002. Aúnno se recuperan.sospechas–. Y sobre ellos hay una taxonomía de obras de arte quesuele ser extraordinariamente compleja y que varía dependiendode la valoración de los críticos, de las modas de turno, de la importanciade la casa de subastas y de la presión de los inversionistas(millonarios y bancos).Sin ir más lejos, una de las tantas desgracias que supuso laocupación de Estados Unidos en Irak fue el saqueo, en el MuseoNacional de Bagdad, de una enorme cantidad de obras de arte yarqueológicas de varios siglos de antigüedad (se presume que entremarzo y abril de 2003 fueron más de diez mil piezas), lo que suponeque al momento de producirse la ocupación había varios interesadosen depredar el cuantioso botín.Por ello es que los robos de las obras de pintores célebres comoEdvard Münch (cuya pintura El Grito, fue robada con gran escándaloel 2004), Francisco de Goya (Los Niños del Carretón), Paul Cézanne(La Vista de Auvers-Sur-Oise, sustraída durante el cambio de milenio)o Vincent Van Gogh (Vista del Mar en Scheveningen y FielesAbandonando la Iglesia Reformista de Nuenen, birladas el 2002) sonapenas la punta del iceberg de un negocio que se ha hecho másapetecido dado el impacto mediático que produce.Y si el 2006 fue el año de mayores ventas en el mercado delarte, lo fue también en que algunas de las piezas robadas más célebresfueron recuperadas. Es el caso del ya citado cuadro de Münch,encontrado hace pocos meses con daños irreparables.Mamma míaJunto con Francia, Italia es el país más saqueado por los ladronesde arte. Con pérdidas que oscilan alrededor de los 240 millonesde dólares anuales, se estima que en los últimos 30 años ha sufridoel robo de cuarenta mil obras, la mayoría responsabilidad de lasvariadas mafias que inundan al país, como la Cosa Nostra de Sicilia,la Camorra napolitana o la Ndrangheta de Calabria.Más allá de las “necesidades” del mercado,el robo de obras de arte cobrafuerza en situaciones de excepción,como las guerras o las dictadurasmilitares. Es conocido el saqueo deobras de arte que sufrió la comunidadjudía de Alemania y Austria a manosdel régimen nazi, el que alcanza acerca de cinco mil objetos, los queprogresivamente han sido devueltosen los últimos años luego de que en1998 Alemania firmara los Tratados deWashington, donde se compromete adevolver a sus dueños originales lasobras birladas. Esta política de despojara sus dueños de colecciones enterasde arte, era parte del sueño de Hitlerde crear en la ciudad austriaca de Linzel mayor museo del mundo, con obrasconfiscadas a judíos durante la Segunda Guerra Mundial.En Chile, la dictadura militar también ofrece lo suyo, aunquese trata mayoritariamente de obras y reliquias militares. Elrobo comenzó los primeros días luego del 11 de septiembrede 1973, cuando se sustrajeron del Palacio de La Monedavaliosas pinturas como un retrato de Diego Portales, LosÚltimos Momentos de Valdivia, de Nicolás Guzmán; Reuniónde Hombres Célebres, de Pedro León Carmona, y Minerosde Chañarcillo, de Ernesto Charton de Treville. Además,objetos valiosos como la espada y la piocha de O’Higgins, eldiario personal de José Miguel Carrera –que Pinochet tuvodurante 25 años en su velador hasta el 2005, año en quedebió devolverlo– y valiosos cuadros que formarían partedel Museo de la Solidaridad. Pero lo más escandaloso fuelo ocurrido con el Acta de la Independencia, una copia deloriginal hecha en 1832 con firma de O’Higgins que, segúntestimonios, fue destruida por un soldado.Pero el hecho más escandaloso ocurrió con la disputa entre elgobierno italiano y el afamado Museo Getty de Los Angeles, al quese le acusa de adquirir ilegalmente 46 piezas del patrimonio históricoitaliano. “Un museo internacional, importante y con prestigio como elGetty no puede seguir exponiendo obras que con todas las evidenciasfueron robadas a Italia”, explicó el Ministro de Bienes Culturales FrancescoRutelli.La denunciada práctica del Getty, hizo que otros museos comoel Fine Arts de Boston o el Metropolitan de Nueva York, entregaran aItalia algunas obras compradas irregularmente antes de ser víctimasde un escándalo. Situación que tiene un común denominador: EstadosUnidos, destino del 40 por ciento de las obra de arte sustraídas desuelo peninsular.Es cosa de sacar cuentas. Si una sola obra como Untitled XXV delpintor Willem de Kooning, alcanzó la cifra de 240 millones de dólaresen su venta en Christie’s a fines del 2005, es fácil suponer el inmensomercado que se esconde detrás y del que para todos parece alcanzaruna tajada.17

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