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1 ANEXO 7.- VÍCTIMAS, AGRESORES Y ESPECTADORES. LA LEY ...

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1<strong>ANEXO</strong> <strong>7.</strong>-VÍCTIMAS, <strong>AGRESORES</strong> Y <strong>ESPECTADORES</strong>. <strong>LA</strong><strong>LEY</strong> DEL SILENCIOOLWEUS considera que las situaciones de acoso escolar suceden cuando elalumno sufre de manera reiterada las agresiones de otro alumno o grupo de alumnos,produciéndose un desequilibrio de fuerzas entre las partes: la víctima tiene dificultadespara defenderse y presenta síntomas de desvalimiento frente a la parte hostigante.Unas acciones cada vez más abundantes, habituales, desagradables y frecuentesreflejan una situación de acoso cada vez más insoportable.Hay una serie de indicios que configuran un contexto de acoso, pero que sólo tienensentido según el número de los mismos, la frecuencia con que se producen y la crecientegravedad con que se manifiestan. No podemos hablar de acoso grave si estamos antehechos aislados, infrecuentes, aunque la conducta agresiva tenga gravedad.Son señales del contexto de acoso las siguientes:Indicios primarios- Recibir repetidamente bromas desagradables.- Ser llamado por apodos, a veces malsonantes.- Recibir insultos, menosprecios y ridiculización por acciones, aspecto, …- Desafíos, acciones denigrantes, amenazas.- Cumplir órdenes por dominio y sometimiento.- Ser objeto de burlas y risas desdeñosas y hostiles.- Acciones de molestar, acobardar, empujar, pinchar.- Sufrir golpes y patadas y no saber defenderse.- Verse envueltos en "discusiones" y "peleas" en las que se encuentran indefensos yde las que tratan de huir (posiblemente llorando).- Quitar y esconder libros, dinero y otras pertenencias.- Daños y mal uso de pertenencias y bienes.- Presencia de contusiones, heridas, cortes, arañazos o roturas en la ropa que no seexplican de forma natural.Además de estos indicios deben existir algunas señales secundarias siguientes:Indicios secundarios- (Con frecuencia) Están solos y apartados de su grupo de compañeros durante losrecreos y a la hora de comer.- No suelen tener amigos dentro de clase.- Son los últimos escogidos en los juegos de equipo- Durante los recreos intentan quedarse cerca del profesor o de otros adultos.- En clase tienen dificultad en hablar delante de los demás y dan una impresión deinseguridad y de ansiedad.


2- Aspecto contrariado, triste, deprimido y afligido.- Se observa un deterioro gradual en su trabajo escolar.La víctima de sus compañeros/as no tiene características homogéneas. Puede ser unestudiante de buenos, malos o medianos rendimientos académicos. Casi siempre conescasas habilidades sociales, aunque no siempre es tímido ni reservado. Se pueden describircinco tipos de personalidad, pero sin olvidar que nunca hay un solo factor desencadenante:A- Víctimas provocadoras.- Son chicos o chicas muy interactivos que comete torpezassociales que la inmensa mayoría de los semejantes evitarían. Su torpeza suele serexcusa para los agresores, que justificarán su comportamiento con argumentos dereciprocidad, cuando está claro que sus respectivas capacidades de gestión de lapropia vida social no son comparables.B- Escolares bien integrados en el sistema educativo.- Son víctimas de burlas,marginación social y bromas pesadas. Tienen buenas relaciones con los adultos,atienden al profesor, son muy sensibles a las recompensas en cuanto a sus tareasacadémicas y provocan envidia y celos entre los otros.C- Chicos con debilidad social por no haber tenido experiencias previas deconfrontación agresiva. Chicos/as sobreprotegidos o, simplemente, educados en unambiente familiar tolerante y responsable, exhiben una gran dificultad para hacerfrente a retos de prepotencia o abuso. Se sienten débiles e inseguros cuando tienenque hacer uso de una asertividad con claras connotaciones agresivas. Estos chicos/as sufren mucho y tienden a autoprotegerse encerrándose en un mundo social másseguro, como es su relación familiar o un reducido círculo de amigos íntimos. Estetipo de chicos/as es, a veces, objeto de abuso por parte de grupos de avasalladores.D- Chicos/as diferentes por causas variadas: una deficiencia, dificultades dedesarrollo, trastornos de aprendizaje o, a veces, sólo ser poseedor de unacaracterística especial (usar gafas, tener orejas grandes, pequeñas o despegadas, unanariz demasiado grande, ser algo obeso o muy delgado, pequeño o grande para suedad, etc.) puede ser excusa para convertirse en objeto de burlas, desprecio, chistes,motes o agresión física. No olvidemos que el problema de la violencia es siempreun problema de crueldad y no sólo de conflicto.E- Chicos que pertenecen a grupos sociales diferenciados, como puede ser el caso delos gitanos en centros de mayoría paya o viceversa y alumnos procedentes de otroslugares geográficos. Este tipo de violencia tiene una clara definición en el conceptode racismo. El maltrato entre escolares de diferentes grupos culturales es racismo ycursa, igual que cualquier otro tipo de abuso de poder, con prepotencia por parte delagresor e indefensión por parte de la víctima.Conseguir evitar ser objeto del grupo de prepotentes es una habilidad social que nosiempre acompaña a quienes disponen de buenas habilidades cognitivas.


3No siempre la víctima de sus iguales es una víctima pura. Con frecuencia, aquellos quehan tenido una experiencia relativamente larga de ser victimizados, se convierten a su vezen agresores de compañeros menores o de apariencia inferior. Puede pasar que, durante untiempo, se comporten con ambos papeles: ser victimizado y victimizar a otro, dándo asílugar a una especie de espiral de violencia, que resulta ser uno de los focos del climadisruptivo del centro. Por eso es tan importante prevenir y controlar la violencia entreiguales.Se suele decir que debajo de cada verdugo hay una víctima, y en parte puede ser así.Muchos chicos/as señalados por otros como los agresores, han sufrido previamente laviolencia de adultos o de otros compañeros, y han realizado ya un aprendizaje social que lesempuja a comportarse despiadadamente con aquellos otros que perciben como más débilesLos agresoresSon indicios de comportamiento agresor los siguientes:- gastar bromas desagradables (repetidamente),- insultar, intimidar, amenazar,- poner apodos, burlarse, ridiculizar, acobardar,- empujar, golpear, dar patadas a otros alumnos y dañar sus pertenencias, etcEl agresor puede comportarse así con muchos alumnos, pero selecciona a susvíctimas entre los más débiles e indefensos por el motivo más inverosímil. Tambiénmuchos agresores inducen a algunos de sus seguidores a que hagan el trabajo“sucio"mientras que ellos se mantienen alejados. Tampoco se puede olvidar que abren una vía pordonde se incorporan a practicar el maltrato otros alumnos que aprovechan la impunidad.Los chicos tienen mayor tendencia a convertirse en agresores, pero también hay quetener en cuenta que resulta más difícil descubrir a las agresoras. Ellas emplean medios dehostigar más invisibles: la calumnía, la propagación de rumores y la manipulación de lasrelaciones de amistad en la clase (por ej., quitarle a una chica su "mejor amiga").El que abusa de los demás, rara vez es un alumno/a académicamente brillante. Másbien suele estar en el grupo de los que no obtienen buenos resultados al menos enenseñanza secundaria, cosa que no parece importar mucho al grupo de iguales. Se puedentener desastrosos rendimientos escolares, pobres capacidades intelectuales pero gozar deprestigio social por su habilidad en juegos y actividades no académicas.Una característica bastante frecuente en los centros de primaria es que el abusóncuenta con un pequeño grupo de compañeros que le apoyan, sin embargo en secundariasuelen tener menos popularidad.El agresor que es prepotente o abusador con otros suele ser muy hábil para ciertasconductas sociales, como las que aprenden a desplegar ante las recriminaciones de losadultos; parece haber aprendido las claves para hacer daño y evitar el castigo, e, incluso,


4evitar ser descubierto. Siempre tiene una excusa, una explicación más o menosrocambolesca para justificar su hostigamiento o un argumento cínico: Nunca es él, ella (lavíctima) empezó primero provocando y lo demuestra con virtuosismo,“él selo habuscado, al venir vestido así”; etc.El comportamiento del agresor con la víctima es despiadado y cruel, nunca existeconflicto entre iguales porque el conflicto requiere que haya diferencia de intereses y quelas partes tengan capacidad para gestionar el enfrentamiento.Con frecuencia, son chicos/as populares y, a veces, muy simpáticos ante los adultos,a los que aprenden a adular. Es verdaderamente paradójico hasta qué punto adultos muysensatos se dejan engañar con las gracias y los chistes de estos chicos/as, que son capacesde mantener un muro de silencio entre su vida social con sus iguales y sus relacionesdirectas con profesores/as y padres. Un grado de cinismo más o menos disimulado puedeacompañar a este tipo de personalidades juveniles.Para aclarar el marco de las conductas de abusoCon frecuencia los abusones y maltratadores de otros son chicos/as que han sufridoo están sufriendo problemas de malos tratos por parte de adultos, muchas veces sonvíctimas del abandono, la crueldad o directamente el abuso de personas cercanas a su vidafamiliar.Son verdugos y víctimas; personas que se están socializando en base a unasactitudes y unos comportamientos que les dificultan la comprensión de los sentimientos delos otros, porque viven la experiencia cotidiana de que sus propios sentimientos sonignorados, cuando no directamente agredidos.Por todo ello, es muy necesario considerar el problema social de los chicos/as queson violentos con los demás como un problema grave que aqueja a unas personas, todavíalo suficientemente inmaduras como para no poder asumir la complejidad psicológica de susituación. Sin embargo esta consideración no debe significar tolerancia hacia sus conductas,sino comprensión y afecto hacia sus personas.Los espectadoresEl alumnado está bien informado sobre la existencia de problemas de malos tratosentre compañeros/as. Es decir, aunque no todos participan, conocen bien en qué consiste elproblema, quiénes son los prepotentes y abusivos con los otros, quiénes son objeto deabuso e intimidación, dónde tienen lugar los malos tratos y hasta dónde pueden llegar. ¿Quéhacen los adolescentes con esta abundante y abrumadora información que tienen? Es difícilsaberlo. Sin embargo, es sencillo entender que estos conocimientos y estas experienciaspueden afectar a su sistema de creencias, ya que, aunque las situaciones violentas no lestoquen personalmente, el intercambio de afectos y sentimientos que se dan en ellas puedellegar a ser devastador y cruel.


5Cuando se insulta, humilla, intimida o agrede a otro en presencia de terceros, sinahorrar el espectáculo a los que pueden estar mirando e incluso piden su complacienteasentimiento, se provoca en la mente del espectador un problema de disonancia moral y deculpabilidad, porque le está pidiendo que aplauda, o al menos ignore, una crueldad de laque el espectador no es responsable como agente, pero sí como consentidor.El espectador del abuso entre compañeros/as puede también verse moralmenteimplicado, cuando participa de convenciones y falsas normas referidas a la necesidad decallar, es la ley del silencio.La ley del silencioEl alumno/a que es obligado, directa o indirectamente, a callar e ignorar la violenciaque un tercero ejerce sobre otro compañero/a, está siendo instado a asumir un cierto gradode culpabilidad cómplice, de la que ninguno de los protagonistas puede olvidarse.El agresor, porque recibe una especie de consentimiento que puede interpretarcomo aprobación.La víctima, porque puede sentir que no es sólo la crueldad del agresor/es lo que leestá atacando, sino también la de sus compañeros/as, que optan por la vía del silencio.Para el chico/a espectador, ser consentidor puede ser interpretado como ser, enalguna medida, cómplice, ya que su silencio puede estar dificultando la intervención delprofesorado o las familias y la finalización de la situación.El triángulo formado por agresor, víctima y espectador, con distinto grado deresponsabilidad en el fenómeno de la violencia, es un esquema que se repite en todofenómeno de prepotencia y abuso de poder. Tanto el llamado maltrato infantil, como laviolencia doméstica, como el maltrato entre iguales, tienen implícito este triángulo infernal.No estamos afirmando que el espectador de la violencia entre iguales sea en sículpable, estamos insistiendo en los efectos negativos para su desarrollo social en distintasáreas, pero especialmente en el conjunto de creencias sobre sí mismo, del que se alimentarásu autoconcepto y su autoestima.El espectador que contempla, asustado o complacido, la violencia de los otros,recibe un mensaje incoherente con los principios morales, a partir de los cuales estátratando de organizar sus actitudes y comportamientos.OLWEUS, D.: Acoso y maltrato entre escolares. Editorial Morata . Madrid 1998ORTEGA, R: La convivencia escolar: qué es y cómo abordarla. Consejería de Educación de la Junta deAndalucía

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