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Pedro Santisteve Roche

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Cuentos de empresa<br />

Jorge Maza Miguel. Grupo Piquer – Piquer Empresas<br />

jorgemaza@grupopiquer.com / @mazajor<br />

El rincón del asesor<br />

Diana Orgaz. Asociado EFPA<br />

¡Limonada! ¡Rica limonada!<br />

Estimados lectores, una vez más me complace saludaros en una nueva entrega de cuentos de empresa. Cuántos de nosotros hemos tenido un pequeño “negocio” de niños, algo para<br />

pasárnoslo bien y jugar a ser mayores, o bien para ganar un poco de dinero para comprarnos eso que tanto nos apetecía tener: una pelota, un libro, o como me paso a mí, un reloj sumergible.<br />

No sé en vuestro caso, pero cuando querías conseguir algo, lo que te sobraba era ilusión, ganas e ideas, pero en lo que respectaba a recursos… surgían algunas “lagunas”.<br />

A día de hoy en ocasiones sigue pasando lo mismo. Entre nuestras metas y nuestras necesidades para conseguirlas suele haber un camino duro de pasos a dar. Manejar nuestros recursos<br />

y finanzas siempre es una de las asignaturas más duras en un proyecto de empresa. Hoy nuestra historia versa sobre ese equilibrio existente entre estrategia y finanzas, caja y proyecto,<br />

recursos y objetivos.<br />

De esto trata nuestro cuento. Espero que os guste amig@s, ¡comenzamos!<br />

Comenzaba el verano y Joaquín y Julio, vecinos y amigos íntimos desde que recuerdan, siempre se encontraban<br />

en el rellano del bloque de apartamentos de la playa a cada inicio de sus vacaciones. Desde<br />

hacía años sus padres eran amigos, y se cogían días libres en las mismas fechas para coincidir y hacer<br />

planes juntos.<br />

Al inicio de las “vacas”, era tradición que mientras los mayores se juntaban en una de las casas tras dejar<br />

las maletas y asentarse, Joaquín y Julio se encerraban en un cuarto y pertrechaban minuciosamente su<br />

plan de verano: autos de choque, helados, playa, futbol en la arena,… Sin embargo, este año había surgido<br />

un pequeño imprevisto que muy probablemente tendría que hacer cambiar los planes de los dos<br />

amigos: Joaquín había aparecido con el brazo en cabestrillo, con su correspondiente escayola llena de<br />

firmas de sus amigos de clase, a lo que Julio le dijo:<br />

-“¡Quino! ¡¿Pero qué te ha pasado?!” – Joaquín, o “Quino”, como le llamaba todo el mundo, le contestó<br />

con cierto tono de circunstancias - “Pues nada... El último día de clase me fastidié el brazo jugando al<br />

futbol, mis padres me llevaron al médico, y no veas... me dijo que tendría que llevar escayola un montón<br />

de tiempo...”.<br />

Julio, impresionado de verle y escuchar lo que decía le contestó:- “¿Pero te dejan jugar al fútbol o ir a la<br />

playa? ¡tenemos un montón de días por delante!”-. Con resignación y cabizbajo Quino le decía: -“De eso<br />

nada. Me dijeron que nada de mojarme el brazo, y cuidado con darme cualquier golpe... ¡no me dejan<br />

hacer nada!”<br />

Julio, que era un chaval muy despierto, se quedó por un momento pensativo dando vueltas a qué podrían<br />

hacer él y su amigo, teniendo en cuenta el giro que habían dado los acontecimientos. Un “pequeño” contratiempo<br />

no podría impedir que se lo pasaran bien y disfrutasen de sus merecidas vacaciones.<br />

En ese momento, cuando tenía la mirada perdida y pensativa, vio que Quino llevaba en su brazo bueno,<br />

el izquierdo, un reloj lleno de botones y grande pintado con boli azul en la muñeca, a lo que le preguntó:<br />

-“¿Y ese reloj que te has pintado en la muñeca?”-. Quino, encendiéndosele los ojos le mira y le contesta:<br />

“Es un reloj digital como el que tiene mi padre. Sé que no es de verdad, pero no sabes lo que me gustaría<br />

tener uno: con luz, alarma, ¡hasta lo puedes sumergir en el agua!¡200 metros!…”. A Julio enseguida le<br />

cautivó la idea de Quino: un reloj como el de sus padres, ¡para él!.<br />

Con lo que había escuchado a su amigo, no pudo evitar que<br />

le entraran unas irrefrenables ganas de tener un reloj así.<br />

Y así, de pronto, se le ocurrió una idea genial para pasar<br />

el verano.<br />

-“¿Sabes qué? Tengo una idea para pasar un verano genial<br />

y acabar teniendo un reloj como el de tu padre”-.<br />

Quino, ojiplático, con un gesto de máximo interés, esperaba<br />

atentamente las palabras de Julio cuando este dice con<br />

decisión y aplomo: “vamos a montar un negocio” –. A lo que<br />

Joaquín le preguntó: “¿Y cómo vamos a hacer eso?”<br />

Julio, se acordaba de esas películas americanas en las que los chavales, poniendo un pequeño puesto<br />

a la puerta de su casa, vendían limonada a sus vecinos y se ganaban algún dinero de manera divertida,<br />

así que lo tuvo claro: -“Montaremos un puesto de limonada debajo de casa, en el paseo marítimo”. Tras<br />

la palabras de Quino, ambos amigos chocaron sus manos felices, listos para empezar, cuando entonces,<br />

vuelven a mirarse con gesto dubitativo, y dice Julio: -“¿Y eso cómo se hace?”.<br />

Decididos, con una mirada acordaron sin mediar palabra que lo mejor sería hacer partícipes a sus padres,<br />

con lo que fueron al salón corriendo y les expusieron su ilusionante proyecto de negocio estival.<br />

Irrumpiendo de repente, soltó Julio mientras Quino le cogía por el hombro: -“¡Papá, vamos a montar un<br />

puesto de limonada en el paseo marítimo! ¿Que tenemos que hacer?”-<br />

Ambas familias se miraron entre sonrisas y asombro, a lo que el padre de Julio dijo:-“¿Con que un puesto<br />

de limonada eh? Y si no es indiscreción, ¿Qué os ha llevado a querer montar tan suculento negocio?”<br />

–“Pues como no me puedo bañar ni jugar al futbol, Julio ha pensado que podríamos montar un negocio<br />

para divertirnos, y así podríamos comprarnos un “peluco” como este cada uno” - contestó Quino mientras<br />

enseñaba su muñeca de la mano izquierda. Su padre, intentando contener su asombro y su risa<br />

contestó a los muchachos: -“Así que un peluco ¿eh? Bueno, veo que el objetivo lo tenéis claro. ¿y me<br />

podéis decir cómo pensáis hacerlo?”<br />

Los jóvenes empresarios se volvieron a mirar, y el decidido Julio tomó de nuevo la iniciativa con seguridad<br />

diciendo: “Pues pensábamos que nos echarais una mano en eso, pero vamos, cogeremos unos<br />

limones, unos vasos, y una jarra, los exprimiremos y los ofreceremos a la gente. ¡La gente no podrá<br />

resistirse!”<br />

La madre de Julio, no pudo evitarlo entonces y replicó: -“Pues hijo, como no le pongas un poco de azúcar<br />

y algún hielo, no sé yo si venderéis mucho…?”. A lo que la madre de Quino le siguió diciendo: “¿Y de dónde<br />

pensábais sacar los limones? Porque necesitareis limones, además de azuzar o hielo ¿verdad?”<br />

Entre tantas incógnitas, los padres miraban a sus pequeños emprendedores y veían cómo se iban desinflando<br />

en su empresa, entre las dudas que “maliciosamente” sembraban sus concienzudas madres.<br />

Así, decidieron irrumpir a lo “business angels” e ir al rescate de los reyes del limón. –“Chicos, no pasa<br />

nada, vamos a ayudaros a montar el negocio. ¿Os parece que vayamos viendo juntos lo que hacer?” dijo<br />

el padre de Quino– los chicos se miraron y asintieron contentos a la espera de las indicaciones de sus<br />

asesores.<br />

-“Primero, tenéis que tener un plan, y ese plan debe contemplar unos objetivos”<br />

-“¿Qué plan? Nosotros queremos vender limonada para comprarnos un reloj cada uno”- decía Julio.<br />

-“Eso está muy bien” -decía el padre de Julio- “pero tenéis que haceros fácil el conseguir lo que os proponéis,<br />

así que esos objetivos que os planteéis, tenéis que poderlos medir, o con números, o con algo<br />

concreto”. Para que los chicos entendieran la necesidad de cuantificar y medir los objetivos planteados<br />

les puso ejemplos. –“Por ejemplo, si queréis compraros un reloj cada uno tendréis que saber cosas<br />

cómo cuánto cuesta cada reloj, o cuanto os cuesta hacer cada vaso de limonada y a cuanto lo tenéis que<br />

vender. Así sabréis por ejemplo, sabiendo los días que os vais a quedar de vacaciones, cuanta limonada<br />

tenéis que vender al día para poder tener llegar a tener vuestros relojes.”<br />

Los chavales, ensimismados y algo perdidos, atendían las explicaciones de sus padres, incluso Julio<br />

había quitado una papel de un cuaderno que había cerca y un boli para “tomar<br />

apuntes” – “¿Qué más tenemos que saber?” Preguntaron los dos emprendedores<br />

casi al unisono.<br />

“Tendréis que saber con cuántos recursos contáis y cuántos recursos necesitáis<br />

(limones, hielo, azúcar,…) para conseguir lo que os proponéis. Con<br />

eso podréis poner el valor a vuestra limonada de manera más fácil. Porque<br />

sabéis que las cosas o vuestro tiempo valen dinero ¿verdad? Mirad, para que<br />

os hagáis una idea: si un kilo de limones cuesta más o menos 1,70€ y uno de<br />

azúcar para endulzar sobre 1,90€… Hay que añadir agua para que sea un poco<br />

menos ácido y hielo para que vuestra limonada este fresca… Tendréis que<br />

tener vasos para vuestros clientes… Haciendo cálculos un litro de limonada os<br />

costará unos 4 euros hacerlo.”<br />

-“¿Y cuánto es un litro en vasos?”- Pregunto Quino- “Unos 7 vasos más o menos, hijo”- le respondió<br />

su padre. -“Ya lo tenemos entonces!”- exclamo Julio –“dividimos 4 entre 7 y ¡ya sabemos por cuanto<br />

vendemos la limonada!”<br />

Pronto, se darían cuenta que con esas cuentas sólo podrían pagar lo que hacían, y que no ganarían<br />

nada con lo que no se podrían comprar los relojes, así que decidieron vender a unos 8 euros el litro de<br />

limonada, y asunto arreglado. -“Así que de esto iban las mates…” –dijo Quino. Controlar sus recursos<br />

y poder tener ingresos por lo que producían vieron que era importante para conseguir sus propositos.<br />

-“Oye, ¿y cómo sabemos qué tenemos que guardar para nosotros y lo que tenemos que guardar para<br />

tener limones, azúcar y eso?”- preguntaba Julio.<br />

-El padre de Julio, no daba crédito a lo que oía y conteniendo su risa, le dio un codazo al padre de Quino<br />

para que contestara, a lo que les explicó: -“Es muy importante que controléis la contabilidad de vuestro<br />

negocio. Contabilidad viene de contar, así que deberéis de anotar y contar en un sitio visible para los<br />

dos, cuánto dinero recibís de vuestros clientes, y cuanto gastáis en hacer limonada. De hecho, tendréis<br />

que saber cuánto tenéis que guardar de lo que recibís, para gastarlo en hacer limonada. Si no, no podréis<br />

vender”<br />

-“¿Tendremos que hacer matemáticas todos los días?” –preguntó serio<br />

Julio – “Si, tendréis que hacer esas cuentas todos los días, para que no<br />

se os escape nada, y al final podáis compraros los relojes” -respondió<br />

su padre – “Tenéis que llevar las cuentas al día” - terminó sentenciando.<br />

En ese momento, las madres cortaron la “clase magistral” de finanzas<br />

para los negocios de sus maridos y apostillaron: “Eso sí, no os olvidéis de<br />

hacer una limonada rica y que guste a la gente ¿eh?, que si no no venderéis<br />

ninguna. ¿Queréis que os ayudemos a hacerla?”<br />

Los chicos, algo abrumados por la cantidad de cosas que estaban aprendiendo,<br />

asintieron y después de charlar un rato más con sus padres, ya tenían las<br />

cosas más claras en su cabeza. Ese iba a ser el inicio de un gran verano.<br />

Ese verano fue un verano de mucha limonada, ventas y de primer negocio.<br />

Aprendieron que un litro de limonada daba para 7 vasos, y que para comprarse<br />

los relojes tenían que vender a partir de 5 vasos de limonada al<br />

día en los 15 días de vacaciones, a casi euro veinte el vaso. No solo hicieron<br />

eso sino que a los 10 días, pudieron comprarse los relojes y pudieron<br />

sentir por primera vez la satisfacción de cumplir un sueño.<br />

Un día, cuando estaban bajando a darse una vuelta para tomarse un helado,<br />

el padre de Julio vio un papel en el suelo que se le había caído a su hijo<br />

del bolsillo. Este tenía escrito lo siguiente:<br />

Las finanzas de J&J limonada. Como llevar nuestro negocio de limonada.<br />

1. Tener un plan. Saber qué queremos, cuánto cuesta<br />

2. Saber cómo conseguir lo que queremos. Hay que ponerse metas<br />

que se puedan cumplir. Para eso se tienen que poder ver y contar.<br />

3. Hay que ponerse un tiempo para cumplir las metas.<br />

4. Debes controlar el dinero que recibes y el que gastas o vas a<br />

gastar<br />

5. Saber cuánto tienes para saber cuánto te falta. Debes de llevar<br />

las cuentas al día<br />

6. Debes saber lo que cuestan las cosas para poner el precio y<br />

cumplir lo que te propones<br />

7. Debes tener en cuenta que le gusta a la gente para hacer algo<br />

bueno para ellos (No poner solo limón. Poner hielo)<br />

Parece ser que ese verano Quino y Julio aprendieron a algo que más<br />

que a vender limonada, y es que, al igual que al limón hay que ponerle<br />

azúcar, agua y hielo para que sea limonada, a los empresas,<br />

además de ilusión e ideas, hay que ponerles estrategia, objetivos y<br />

cuentas para que sean negocios.<br />

Expectativas y realidades griegas,<br />

¿la realidad supera a la ficción?<br />

Desde abril de 2010, cuando comienzan<br />

oficialmente las negociaciones<br />

entre Grecia y la<br />

“Troika” (Comisión Europea,<br />

Banco Central Europeo y el Fondo Monetario<br />

Internacional), la realidad es que no han<br />

parado de producirse en Grecia recortes en<br />

gasto público, subidas de impuestos, reducciones<br />

de salarios, despidos de funcionarios,<br />

rebajas de pensiones, aumento de<br />

la edad para la jubilación, privatizaciones,<br />

incremento del desempleo, retiradas de<br />

depósitos e incremento de la deuda pública.<br />

A estos ajustes los han calificado como<br />

“medidas de austeridad”.<br />

En la parte de las expectativas tenemos a<br />

los ‘mercados’, que intentan adelantar los<br />

resultados de estas negociaciones. Detrás<br />

de estos mercados se encuentran los inversores<br />

que toman posición respecto a estas<br />

expectativas según sus perfiles de riesgo.<br />

Las expectativas son muy importantes,<br />

puesto que una noticia inesperada puede provocar<br />

variaciones en los mercados financieros.<br />

¿Qué efecto es más importante para el inversor,<br />

las expectativas o la realidad? El gobierno<br />

griego, a pesar de las múltiples veces que ha<br />

hablado de sus líneas rojas en cuanto a pensiones<br />

e impuestos, sigue cruzándolas con<br />

sus medidas de austeridad intentando crear<br />

expectativas creíbles en el exterior, para seguir<br />

recibiendo ayuda y disipar los pensamientos<br />

de la realidad de su salida del Euro, pero ¿hasta<br />

qué punto es sostenible esta situación?<br />

Desde abril de 2012, cuando la situación ya<br />

se tornaba insostenible, tanto Lagarde como<br />

Krugman sugerían la salida de Grecia de una<br />

forma controlada. Y en junio de 2014, el FMI<br />

reconoce fallos en el rescate a Grecia referentes<br />

de los efectos desestabilizadores de la<br />

austeridad en el crecimiento. Las ayudas que<br />

Grecia recibe en forma de préstamos van en<br />

su mayoría a pagar los vencimientos de las<br />

deudas antes contraídas y como vemos, esta<br />

ayuda no va ligada a medidas de crecimiento.<br />

En esta situación, no cabe esperar una mejora<br />

en las condiciones reales de los griegos.<br />

¿Cómo va a poder Grecia generar crecimiento<br />

si la deuda pública es del 180% del PIB, la tasa<br />

del paro es del 26% y existe una deflación de<br />

27 meses consecutivos entre muchos otros<br />

indicadores desequilibrados?<br />

Debemos tener en cuenta también que más<br />

de un 60% de los griegos votaron NO al programa<br />

de rescate a Grecia.<br />

Hecho que también ha afectado<br />

a las expectativas negativas<br />

sobre la situación<br />

de Grecia en los mercados.<br />

En el lado de la realidad<br />

tenemos la visión interna<br />

de Grecia con los efectos<br />

de la austeridad, la desestabilización<br />

económica<br />

y las privatizaciones,<br />

pero en la realidad<br />

externa, teniendo una<br />

visión global de la UE,<br />

vemos como la cohesión<br />

financiera necesita de la<br />

convergencia en temas fiscales,<br />

políticos y económicos. No ha sido<br />

posible crear un sistema financiero centralizado<br />

sin prever que tenemos una unión de<br />

países a diferentes velocidades. En esta situación<br />

el Euro siempre será débil.<br />

En la parte de las expectativas tenemos<br />

unos mercados desestabilizadores que<br />

reaccionan a posturas no reales en busca<br />

de beneficiarse de los movimientos futuros<br />

próximos.<br />

Antes.<br />

Ese momento<br />

en el que todo<br />

tiene solución.<br />

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Pero al final… la realidad siempre supera<br />

a la ficción. En el momento en que las expectativas<br />

ya no sean creíbles y se llegue al<br />

agotamiento de las propuestas, situación<br />

en la que nos encontramos desde hace<br />

tiempo, los mercados comenzarán a descontar<br />

los efectos negativos de la realidad<br />

del Euro.<br />

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ACTUALIDAD<br />

25<br />

DE LAS EMPRESAS ARAGONESAS DE LAS EMPRESAS ARAGONESAS<br />

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