DE SUS MANOS

“EN CADA
proyecto hay impactos
negativos, pero
hay que minimizarlos
y aumentar los impactos
positivos”.
muy claro: los proyectos buenos y necesarios
para el país, el Ministerio de Energía
los va a apoyar. Lo segundo tiene que ver
con las empresas. Es su obligación presentar
buenos proyectos, buenos estudios
de impacto ambiental, reconocer los impactos
reales e ir buscando mecanismos
para compensar y mitigar de la mejor manera
posible. Y generar valor. Es muy difícil
que una comunidad acepte el desarrollo
de un proyecto, si no ve que le genera
un beneficio.
¿Qué rol debieran jugar las comunidades
en el desarrollo de los proyectos de
energía?
Hay que pedirles mayor capacidad de
diálogo, de estar abiertos a generar espacios
de entendimiento. También tienen mucho
conocimiento que aportar respecto del territorio,
que pueden agregarle valor al desarrollo
de los proyectos. Y a los gobiernos
locales… uno les pide cómo trabajar juntos.
Como empresa energética somos un nuevo
actor en un territorio y queremos ser un
aporte que colabora en el desarrollo local.
De esta forma, nos encontramos con un círculo
virtuoso, que permite el desarrollo de
los proyectos.
¿Cuáles son los errores más comunes de
las empresas de energía cuando van a desarrollar
una iniciativa?
Más que errores, tiene que ver con cosas
que deberíamos hacer en forma distinta.
Parte importante del aprendizaje de
las empresas, es dialogar desde una etapa
más temprana, para ver cómo el proyecto
se puede insertar de la mejor manera posible.
En cada proyecto hay impactos negativos,
pero hay que minimizarlos y aumentar
los impactos positivos. Las relaciones con
la comunidad son de largo plazo: hay días
buenos y otros malos, pero siempre hay que
tener canales de comunicación y visión respecto
del futuro.
INSTITUCIONALIZAR EL DIÁLOGO
La Ley de Bases del Medio Ambiente
es la que genera la institucionalidad a través
de la cual se canalizan los proyectos
de generación. “Hay que fortalecer esta
institucionalidad. Hoy existe un Consejo
nombrado por la Presidenta Bachelet, que
tiene por objeto presentar propuestas de
mejora al Sistema de Evaluación de Impacto
Ambiental. Pero también hay que
ser objetivo en que la institucionalidad no
tiene la capacidad de responder a todo;
tiene mucho foco en los temas ambientales
y menos en los temas sociales”, comenta
Schaeffer.
¿Qué aspectos se podrían mejorar de la
ley actual?
Los temas sociales de desarrollo de proyectos
están en etapa incipiente. Por eso,
lo que viene es institucionalizar el diálogo,
con tres objetivos claves. Uno, instalar
capacidad en todos los actores de dialogar
mejor: en las empresas, en las comunidades,
líderes sociales y en el Estado. Se trata
de instalar la capacidad de escuchar más
que de imponer, de generar consenso. Hoy
día una persona se opone a un proyecto y
éste no se hace. Y eso no tiene lógica. El
consenso significa el cómo todos los actores
nos ponemos de acuerdo para llegar
a un proyecto, que posiblemente no es el
óptimo de nadie, pero es uno con el cual
podemos convivir.
Lo segundo es institucionalizar el diálogo
a través de la facilitación de procesos.
Muchas comunas están discutiendo acerca
de sus planes reguladores o de desarrollo.
Esos procesos deberían estar facilitados
por gente experta, que abra canales de comunicación.
Y un tercer objetivo tiene que
ver con la mediación de conflictos en etapas
tempranas, para evitar que lleguen a
los tribunales. Hoy tenemos tribunales colapsados
de causas y el problema es que la
sentencia llega después de muchos años y
nadie gana.
¿Basta con cumplir la ley o hay que hacer
algo más a la hora de realizar proyectos
de energía?
La certeza jurídica es clave. Pero también
debe haber una legitimación de los
proyectos. Una cosa es tener la autorización
legal para hacer un proyecto y otra es
que el entorno y los grupos de interés estén
dispuestos a aceptarlo y quererlo. Ambas
cosas son necesarias. Debemos entender
que el conflicto es parte de la esencia del
ser humano. No es complejo tener conflictos.
Lo importante es tener claro cuáles
son, estarlos monitoreando y establecer
mecanismos para institucionalizar el diálogo
para que los conflictos no escalen. El
conflicto puede ser una gran oportunidad
para lograr una relación de largo plazo,
buscando una solución que en un momento
no está sobre la mesa.
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