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Rock Bottom Magazine Número 19

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“All I can say”, el documental.

Como cualquier fan de Blind Melon, cuando se

conoció la noticia de que por fin vería la luz el

documental sobre la figura de Shannon Hoon

basándose en las incontables horas de metraje que

grabó con su cámara de video, sentí una felicidad

inmensa y un cosquilleo comenzó a apoderarse de

mí empezando a contar las horas para poder verlo,

sabiendo además que en Europa no podría ver aún

por problemas de distribución.

La noche elegida debía ser especial, sin duda la

ocasión se merecía considerarla como tal. De

alguna forma, habíamos quedado con Shannon,

íbamos a disfrutar de una velada con uno de los

cantantes y músicos más añorados de nuestra

juventud, al nivel de Jeff Buckley o Kurt Cobain.

Una ocasión casi a título personal, íntima… Y si

bien las expectativas no suelen ayudar, en este

caso eran inevitables. Tan inevitable como la

decepción al comprobar cómo el esperado trabajo

se va diluyendo a cada minuto en un montaje

deslavazado y rozando la completa incoherencia

con una serie de grabaciones en las que no

se cuenta prácticamente nada. Se percibe por

supuesto una ligera línea temporal, pero apenas

podemos agarrarnos a ningún asidero argumental.

Sin duda las imágenes de Shannon son emotivas,

pero nada más, como si se tratara más de un

collage hecho para familia y amigos. Son incapaces

de ayudarnos a conocer no ya al músico ni al artista,

ni al tipo con problemas con las drogas (que se

comentan una vez y de pasada), sino a la persona.

En realidad, y esto es lo peor que se puede decir, si

tú no supieras nada de la banda o de Shannon, no

entenderías completamente nada y pensarías que

el cantante no demuestra tener el más mínimo

interés. Ni siquiera musical, porque para nuestra

sorpresa, la música, el eje fundamental sobre el

que gira la existencia de

los miembros de la banda,

pasa casi desapercibida.

Unos segundos en la sesión

de grabación de “No rain”,

algunos acordes sueltos y

breves secuencias de dos o

tres actuaciones en directo.

No tengo duda de que el

asunto de los derechos

para poder usar material

propiedad de otros debe

haber sido crucial en ese

sentido, pero que no se haya añadido más material

musical es un error imperdonable, porque además

de ser lo que muchos esperábamos, habría

ayudado a darle más sentido al documental

y dotarle de cierta continuidad. Increíble que

apenas se hable de la grabación de su primer disco

y que de la grabación de “Soup” en Nueva Orleans

no sepamos absolutamente nada, a pesar de ser

el momento musical y artístico más potente de su

corta carrera.

Momentos interesantes los hay, sin duda. Cuando

están viendo actuar a Neil Young interpretando

“Helpless” y entre bastidores comentan cómo

una canción de los 60 era entonces ya un clásico,

y se reían pensando en la posibilidad de que

sus canciones pudieran llegar a serlo en un, por

entonces, lejanísimo 2010. O como se deja intuir

que la muerte de Kurt Cobain afectó a Shannon y

que quedó reflejado en la letra de “Soup”.

“Now tell me what’s wrong you see everyone’s gone

You gotta do your best to decorate this dying day

And I’ll pull the trigger and make it all go away

And I’ll make it all go away, I’ll make it all go away”.

Y desde luego el momento más duro es el de la

última grabación, el día en el que Shannon murió

y se le ve hablando por teléfono comentando

que necesita “salir de ese autobús”, haciendo

alusión a que el ritmo de consumo desenfrenado

que llevaba en la gira estaba afectándole y, como

comentarían sus compañeros más adelante,

era en el bus de gira donde solía consumir.

Autobús donde efectivamente lo encontrarían

tras la sobredosis. Como digo, el momento más

impactante.

Pero por desgracia el trabajo en conjunto es

decepcionante. Y posiblemente no sea culpa

de nadie, dudo mucho que los responsables de

recolectar las imágenes tuvieran mucho más

donde elegir para hacer un todo más coherente y

con más sentido. Por una parte es una gran noticia

“pasar un rato” con Shannon pero a la vez es triste

comprobar que ha sido una especie de “meet &

greek” sin profundizar lo más mínimo, y que tras

este flash final, su figura ahora sí se quedará fija

en la memoria de los que amamos la música de

Blind Melon.

Javistone

“No rain” es como un alto en el camino en el

transcurrir del disco, una parada en el tortuoso

viaje de Shannon, se nota que la letra no la ha

escrito él. Fue Brad quien compuso la canción

la compuso Brad más de un año antes de que

la grabase Shannon, la época en que se había

mudado a California y se dedicaba a tocar en

la playa para ganarse unas pocas monedas

para sobrevivir, un estilo de vida duro y que lo

tenía sumido en la depresión. Y de eso trata

la canción en realidad, de estar deprimido, de

no ser capaz de salir de la cama y de buscar

excusas para no afrontar el hecho de que, en

ese sentido, no tienes nada. De eso trata “I

don’t understand why I sleep all day and I start

to complain that there’s no rain”, me gustaría

que estuviese lloviendo para justificarme a mí

mismo que no puedo salir de la cama ni hacer

nada. Pero hace un día soleado, así que hay

que enfrentarse a eso. Una letra triste para una

melodía luminosa y un video absolutamente

adorable que hicieron de “No rain” uno de los

grandes clásicos de aquella época.

Con “Deserted” comienza lo que parece la

segunda parte del disco, que no cede ni un

ápice en fuerza. Me encanta cómo acaban

esta canción, casi un lamento, exhaustos

después de tanta intensidad. De hecho,

“Sleepyhouse” (como llamaban la casa en

Carolina del Norte a la que fueron a componer

el disco) es posiblemente la canción más

tranquila de todo el disco, lo cual no quita que

tenga algunos de los momentos más bellos al

comprobarse cómo está disfrutando Shannon

de la música y de estar rodeado de una banda

de amigos.

“Are you feeling fine?

As I was, as a little child

And I’m feeling better when I’m high

With a red light shining on

Shining on a little unity”.

“Holyman”… qué canción. Ese inicio entre

la mandolina y la voz de Shannon sigue

poniéndome la piel de gallina. Una canción

en la que Shannon de nuevo está peleándose

con sus demonios, sintiéndose desubicado y

necesitando encontrar su propio camino.

“Older man, he said “I’ll tell you boy

You’ve planted rotten seeds

And in a land of happiness

They’ll grow us evil trees”.

“Seed to a tree” mantiene el ritmo de las

primeras canciones para dar pie a “Drive”, el

último respiro que la banda de nos da antes

de finalizar el trabajo. Otra majestuosa canción

con cambios de ritmo y melodía como si

quisieran jugar con nosotros, comenzando casi

sin querer para acabar de nuevo dejándose

llevar. Una vez más maravillosos trabajos a las

guitarras de Thorn y Stevens que se funden a

la perfección con la voz de Hoon y los coros

de Brad Smith. Una canción que habla de

cuando Shanoon se pasó a ver a Thorn en la

tienda en la que este trabajaba y vieron cómo

William, otro empleado de la tienda, comenzó

a meterse un pico de heroína y de cómo este

luego siempre les pedía que le llevasen al

centro a conseguir más porque él no conducía.

Llegamos al final y nada, absolutamente nada

se puede comparar con “Time”. Si la colección

de canciones que conforma “Blind Melon”

hasta ahora haría de él un disco majestuoso,

terminar con esta composición hace que todo

se eleve aún más si cabe. No se me ocurre

nada más bello para despedirse que “Time”. Un

disco, una relación, una amistad… una vida.

Esos acordes que la inician, ese tarareo de

Shannon que te hiela la sangre… Una canción

Rock Bottom Magazine 21

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