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Itziar Yagüe
Una declaración de amor a la
música tradicional afroamericana.
En estos tiempos tan extraños que corren encontrarte con un trabajo como el de Itziar Yagüe es un regalo caído del cielo. La cantante ha
publicado un EP auto producido en el que da rienda suelta a su pasión por la música negra y lo hace de forma impecable. Tanto el contenido
como el continente, en precioso vinilo, demuestra el buen gusto de Itziar. Una colección de canciones propias que beben de todas las ramas
de la música negra, toda una declaración de amor a la música tradicional afroamericana tal y como dice ella. Blues, góspel, soul, Nueva
Orleans… el universo sonoro de este “Delicious” rezuma negritud y clase y ha sido uno de las sorpresas de la temporada. No dejéis de
acercaos a él, estos tiempos tan extraños lo serán menos con la música de Itziar Yagüe.
Itziar, has estado cantando desde hace diez
años en otros proyectos, pero acabas de
publicar tu primer trabajo en solitario, un EP
titulado “Delicious”, ¿qué puedes contarnos
de él?
“Delicious” es mi declaración de amor a la
música tradicional afroamericana, una cultura
que admiro y respeto, fuente inagotable de
inspiración y de aprendizaje. En ese sentido,
quise hacer un disco muy clásico que, sin
embargo, resultara fresco y original, que
entrara fácilmente por el oído y que se sintiera
dentro del cuerpo, sin descuidar las letras, que
considero fundamentales. Preparé mucho la
producción buscando una gran coherencia en
el sonido y una identidad bien definida en el
resultado.
“Delicious” es un trabajo que hace honor a
su título, hay mucha delicadeza y muy buen
gusto. El sonido New Orleans lo empapa
todo, ¿cuál fue el punto de partida a la hora
de grabarlo?
Qué bonito comentario, muchas gracias. La
selección de las canciones recoge las distintas
influencias y la riqueza de esta herencia
musical, presente en los ritmos, en los arreglos
y en los temas de las letras. Son canciones
muy diferentes entre sí a las que da unidad su
raíz afroamericana plasmada en ese sonido
tradicional y genuino. De esa idea partí para
crear “Delicious”.
Tus influencias son muy negras, Allen
Toussaint, blues, jazz, góspel… ¿a quiénes
tendrías como referentes?
Me he pasado toda mi vida escuchando,
cantando, bailando música afroamericana.
Desde el R&B, funk, soul clásico (Motown,
Atlantic, Stax, etc) transité hacia el jazz y el blues
antiguos. En ese territorio encontré sonidos
muy puros, letras llenas de fuerza y poesía,
y auténtico compromiso artístico. Al llegar a
Bessie me di cuenta de que mis anteriores
influencias (Betty Davis, Aretha Franklin, Etta
James o Dinah Washington, por citar solo
algunas), eran herederas de ese estilo, el de
las primeras mujeres del blues, aunque todas
ellas triunfaron en infinidad de géneros distintos.
Entender esto supuso un avance increíble en
la definición de mi personalidad artística. De
repente, al retroceder en el tiempo, logré dar un
paso adelante como artista.
La producción de “Delicious” es también
muy delicada, un sonido cálido pero intenso,
muy “classy”. Creo que lo grabasteis en
directo, ¿es así? Me imagino que querías un
sonido orgánico y vivo.
Eso es. El disco suena como sonamos en
directo, sin ningún artificio. Reproducir la energía
y las sensaciones de un concierto dentro de
un estudio es arriesgado y costoso aunque
gratificante. Javier Ortiz, de Estudio Brazil, hizo
un trabajo muy riguroso. Además, en el disco no
hay retoques ni correcciones: todo lo que suena
está ahí por algo. No buscaba perfección sino
autenticidad: apunté directamente al corazón y
a las tripas, porque estoy convencida de que la
música es, ante todo, emoción.
Las canciones las has compuesto tú y el
nivel es muy alto. Normalmente en estos
estilos los primeros trabajos de los artistas
suelen estar repletos de versiones. En
cambio tú demuestras mucha personalidad
y confianza, pero sobre todo mucho talento,
las canciones como te decía antes son
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Rock Bottom Magazine