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forma horripilante, en crímenes más<br />

parecidos al ataque de una bestia<br />

salvaje o a los efectos de la violencia<br />

enloquecida que simples asesinatos.<br />

Poco tiempo después, La Hermandad<br />

tomó todas las estaciones de<br />

teledifusión y anunció el establecimiento<br />

de su nuevo gobierno teocrático.<br />

Las fuerzas leales todavía<br />

controlaban la mayor parte de las áreas<br />

rurales en el exterior de las ciudades, y<br />

los Jueces del Adeptus Arbites resistían<br />

en su fortaleza contra la población<br />

rebelde, en el centro de Lomas. Sin<br />

embargo, la mayor parte de las ciudades<br />

del planeta habían sido capturadas en<br />

una rebelión a gran escala contra el<br />

Emperador de la Humanidad. El<br />

Inquisidor Agmar llegó a Ichar veintisiete<br />

días después del inicio de la rebelión, el<br />

mismo día que la fortaleza de los Arbites<br />

fue finalmente tomada por las fuerzas<br />

de La Hermandad. Sin embargo, los<br />

Jueces no podían ser derrotados tan<br />

fácilmente. La mayor parte de sus tropas<br />

escaparon por un túnel secreto y<br />

capturaron los cuatro generadores<br />

principales de la ciudad.<br />

A los ojos del Inquisidor Agmar,<br />

la situación en Ichar IV tenía todas las<br />

características de una conspiración bien<br />

organizada y no del estallido de<br />

violencia popular argumentado por La<br />

Hermandad. Agmar pidió la ayuda del<br />

Capítulo de Marines Espaciales de los<br />

Ultramarines para apoyar a las tropas<br />

Imperiales en la restauración del orden<br />

en Ichar IV. Mientras esperaba la<br />

llegada de los Ultramarines, los<br />

regimientos de la Guardia Imperial en<br />

Ichar bombardearon las ciudades y<br />

rechazaron los feroces contraataques<br />

lanzados por los batallones de la milicia<br />

de La Herniandad.<br />

Los repetidos intentos de llegar<br />

hasta los asediados Arbites fracasaron<br />

en las ruinas que rodeaban las plantas<br />

de generadores. Entre los escombros de<br />

rococemento despedazado y las<br />

retorcidas vigas, las unidades de la<br />

Guardia Imperial fueron rechazadas por<br />

el salvaje fanatismo de las tropas de la<br />

Hermandad en mortíferos combates<br />

cuerpo a cuerpo. Los valientes Arbites<br />

finalmente cayeron seis días después<br />

de la llegada de Agmar, aunque como<br />

último acto de lealtad al Emperador,<br />

destruyeron los generadores de<br />

potencia que habían defendido tan<br />

valerosamente. Las espectaculares<br />

llamas liberadas por las explosiones de<br />

fusión ardieron durante muchos días,<br />

cubriendo Lomas con una negra nube<br />

de humo que se extendía como una<br />

escalofriante mortaja sobre la ciudad.<br />

La guerra había llegado a un<br />

punto muerto, y degeneró en una lucha<br />

callejera generalizada. Las bajas<br />

aumentaban espectacularmente cada<br />

día que pasaba a causa de las<br />

escaramuzas y emboscadas que tenían<br />

lugar entre los edificios en ruinas, las<br />

factorías arrasadas y las destrozadas<br />

refinerías. Los francotiradores<br />

acechaban, preparados para matar a los<br />

incautos. Cada puerta podía esconder<br />

una trampa explosiva o un enemigo.<br />

Patrullas enteras de la Guardia Imperial<br />

desaparecían sin dejar rastro en la<br />

vorágine del combate.<br />

En las otras ciudades se repitió la<br />

misma historia. La Hermandad<br />

controlaba las armerías de la Defensa<br />

Planetaria, y la numerosa población de<br />

la que reclutar soldados, y además<br />

controlaban la mayor parte de los<br />

láseres y silos de misiles del planeta.<br />

Sería necesario derrotarlos mediante el<br />

asedío y el hambre.<br />

El Inquisidor Agmar se infiltró<br />

junto con varias unidades de la Guardia<br />

de pequeño tamaño al interior de Lomas<br />

para intentar conseguir más información<br />

sobre La Hermandad. Pieza a pieza,<br />

pudo completarse la imagen completa<br />

de lo sucedido en Ichar IV. Por algunos<br />

prisioneros averiguó que los Hierofantes<br />

que gobernaban declaraban<br />

fanáticamente formar parte del<br />

magnífico "Nuevo Orden" que se<br />

extendía por la galaxia. En un ataque<br />

sorpresa, mataron a un Neófito de La<br />

Hermandad, y vieron el tipo de criaturas<br />

que dirigían este Nuevo Orden. Las<br />

profecías del Tarot Imperial y de los<br />

Psíquicos del Adeptus Telepática<br />

confirmaron los peores temores de<br />

Agmar. En total secreto, el Inquisidor<br />

Agmar envió un informe al cónclave de<br />

la Inquisición, y esperó la llegada de los<br />

Marines Espaciales.<br />

La Invasión de los<br />

Ultramarines<br />

Treinta y nueve días después del<br />

estallido de la revolución, la astronave<br />

de transporte Octavius de los<br />

Ultramarines penetró en la órbita de<br />

Ichar IV y se preparó para lanzar sus<br />

cápsulas de asalto orbital. Las defensas<br />

planetarias de Ichar IV estaban<br />

completamente inservibles a causa de<br />

los daños causados en los generadores<br />

de Lomas por los Arbites, y las bajas<br />

durante el asalto fueron mínimas.<br />

Compañías de Marines Espaciales<br />

tomaron los principales arsenales de los<br />

defensores y el palacio del gobemador,<br />

donde estaba ubicado el Cuartel<br />

General de la milicia de La Hermandad.<br />

Al principio, La Hermandad fue tomada<br />

completamente por sorpresa, y los<br />

49<br />

objetivos principales fueron ocupados<br />

rápidamente. La milicia de La<br />

Hermandad lanzó una serie de<br />

contraataques desesperados para<br />

desalojar a los Marines Espaciales, pero<br />

sus fuerzas estaban críticamente<br />

desorganizadas a causa de la<br />

destrucción de su Cuartel General, y<br />

fueron rechazadas con grandes bajas.<br />

En el exterior de la ciudad, la<br />

Guardia Imperial lanzó un ataque a gran<br />

escala para llegar junto a los<br />

Ultramarines. El fuego y el humo cubría<br />

el cielo, mientras los proyectiles de la<br />

artillería explotaban sobre la ciudad. Los<br />

disparos de láser se cruzaban mientras<br />

figuras agazapadas corrían de una<br />

cobertura a otra. Los Bólters Pesados<br />

iluminaban la oscuridad: sus proyectiles<br />

abrían profundos cráteres en los<br />

montones de escombros y ruinas. La<br />

Guardia Imperial avanzó con mucha<br />

precaución utilizando los tanques<br />

Leman Russ como puntos fuertes<br />

móviles, y las tropas de La Henilandad<br />

se vieron obligadas a retroceder ante su<br />

avance.<br />

En el punto álgido del ataque, el<br />

satélite espía especialmente colocado<br />

por el Inquisidor Agmar detectó que las<br />

tropas de la milicia abandonaban la<br />

catedral de La Hermandad e intentaban<br />

desplegarse en posiciones defensivas<br />

para intentar contener el ataque<br />

Imperial. El Inquisidor sabía que era el<br />

momento de dar el golpe de gracia a la<br />

rebelión. Envió una señal previamente<br />

acordada al Octavius, que seguía en<br />

órbita.<br />

En la gigantesca bóveda de la<br />

catedral apareció una crepitante aura<br />

azul, que creció en intensidad hasta que<br />

con un estallido azul se solidificó en<br />

varias figuras voluminosas. Los<br />

guardias de La Henriandad situados<br />

junto a las puertas se dieron medía<br />

vuelta a tiempo de ver como eran<br />

barridos por una fulminante ráfaga de<br />

proyectiles explosivos. En medio del<br />

repentino silencio que siguió pudieron<br />

distinguirse más de veinte Marines<br />

Espaciales con armaduras de<br />

Exterminador. Más guardias, Neófitos y<br />

Acólitos aparecieron repentinamente<br />

por las puertas laterales de la catedral,<br />

mientras los Exterminadores se<br />

apartaban del punto a donde habían<br />

sido teleportados. Una tormenta de<br />

rayos láser y proyectiles repiqueteó en<br />

las gruesas armaduras de los<br />

Externiinadores sin causarles ningún<br />

daño: los puños enguantados<br />

levantaron sus Bólters de Asalto, y las<br />

paredes quedaron decoradas con la<br />

sangre de La Hermandad.

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