comunión con Dios, como la única fuente para el perdón de los pecados, y como el único camino de salvación. Una buena definición de Dios puede ser la siguiente: “espíritu supremo existente por si mismo, e infinito en todo género de perfecciones... Como nadie lo ha creado, El es la causa de todo”. Esta definición es adecuada para todos los teístas, incluyendo entre ellos a los musulmanes y a los judíos. El teísmo enseña que Dios es un ser diferente de la creación y que el universo fue planeado y creado por El. Dios lo sustenta y lo gobierna en el presente. El teísmo cristiano agrega una nota a la anterior definición: “y quien llegó a encarnarse como Jesús de Nazareth”. • Jesús es Jehová. El profeta Isaías enseña que Dios mismo vendría y nos salvaría (Isaías 35:4). El nombre de Jesús significa el salvador. En Isaías 43:25 se dice que el único que tiene poder para perdonar pecados es Jehová, pero en los evangelios Jesús se toma esta atribución (Marcos 2:5 y Lucas 7:48-50). • En la primera carta a Timoteo 3:16 dice: “E indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”. • El Nuevo Testamento presenta claramente a Cristo como Dios. Los nombres que se le aplican son de tal naturaleza que sólo pueden ser aplicados apropiadamente a Dios. Por ejemplo, a Jesús se le llama Dios en la siguiente declaración: “... aguardando la esperanza bienaventurada y la aparición gloriosa de nuestro gran Dios y salvador Jesucristo” (Tito 2:13; compárese con 1. Juan 5:20-21, Romanos 9:5, Hebreos 1:8). • Las Escrituras le atribuyen características que sólo pueden ser ciertas respecto a Dios. Jesús es presentado como un ser existente por si mismo (Juan 10:17-18); como el creador y sustentador de todas las cosas (Colosenses 1:15-17); omnipresente (Mateo 28:20; 18:20); omnisciente (Juan 4:16; 6:64; Mateo 17:22- 27) omnipotente (Apocalipsis 1:8; Lucas 4:39-55, 7:14-15; Mateo 8:26-27) y como uno que posee vida eterna (1. Juan 5:11,12,20, Juan 1:4). • Jesús recibió el honor y la adoración que sólo Dios debe recibir. En un encuentro que tuvo con Satanás, le dijo: “vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a El sólo servirás”. Jesús recibió adoración como Dios (Mateo 14:33; 28:9), y algunas veces exigió que se le adorara como Dios (Juan 5:23; compárese con Hebreos 1:6, Apocalipsis 5:8-14). • La mayoría de los seguidores de Jesús fueron judíos devotos que creían en un Dios verdadero. Eran monoteístas puros y radicales. No obstante le reconocieron como al Dios encarnado. (Pedro en Mateo 16:15-16; Marta la hermana de Lázaro en Juan 11:27;, Natanael en Juan 1:49; Juan el Bautista en Lucas 3:22; Tomás en Juan 20:26-29, Pablo en Hechos 20:28). • El evangelio de Juan describe una acalorada discusión (Juan 5:1-18, hacer énfasis en los últimos tres versículos). Cuando estudiamos un documento hemos de tener en cuenta el lenguaje, la cultura y especialmente la persona o personas a las que se dirigió. En este caso la cultura era la judía, y a las personas a las que se dirigió eran los dirigentes religiosos. Veamos como comprendieron los judíos lo que les dijo Jesús hace 2000 años en su contexto cultural. “Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. ¿Por qué esa reacción tan drástica?. Porque Jesús dijo “mi Padre”, no dijo “nuestro Padre”; y luego agregó: “hasta ahora trabaja”. Estas dos expresiones que Jesús usó lo hacen igual a Dios, obrando al mismo nivel de actividades que Dios. Los judíos no se referían a Dios mediante la expresión “mi Padre” y en el caso de que lo hicieran, le agregaban el modificativo “que está en los cielos”. • Jesús no sólo afirmó ser igual al Padre, sino que sostuvo que era uno con el Padre (Juan 10:30-33), por esta causa lo iban a apedrear argumentando que El siendo hombre se hacía Dios. Podríamos preguntarnos porque hubo una reacción tan violenta por lo que Jesús dijo acerca de que era uno con el Padre. Una implicación interesante surge de esta declaración cuando se estudia el texto griego. La palabra “uno” en griego es de género neutro, no masculino, y no indica que son uno en persona o en propósito, sino en “esencia y naturaleza”. Esta tajante declaración es el clímax de las afirmaciones de Cristo. Tales declaraciones despertaron en los fariseos una ira incontrolable. • Jesús habló continuamente respecto de sí mismo en el sentido de que el era Dios. El afirmó osadamente: “si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais” (Juan 8:19); “el que me ve, ve al que me envió” (Juan 12:45); “el que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece” (Juan 15:23); para nombrar unos pocos casos. 44
• “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo pues, dices tú: Muéstranos al Padre? (Juan 14:9). Nótese aquí este importante detalle. Jesús hablaba mucho acerca <strong>del</strong> Padre. Esta idea confundía hasta a sus discípulos, y por esto Felipe declara las palabras arriba citadas. Jesús hubiera podido perfectamente haberle dicho: No te puedo mostrar al Padre, pues El es espíritu y está en los cielos. Pero su respuesta fue tajante y demostraba sin lugar a dudas que El era el Padre. El Dios eterno estaba allí encarnado en la persona de Jesucristo. 45