Julio 2011 - Universidad Católica de Córdoba
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MEDIO: La Voz <strong>de</strong>l Interior<br />
FECHA: domingo 17 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> <strong>2011</strong><br />
SECCIÓN: Opinión<br />
PÁGINA: 16 A<br />
TÍTULO: Elegir al menos malo<br />
AUTOR: Rafael Velasco, sj.<br />
URL: http://www.lavoz.com.ar/opinion/elegir-al-menos-malo<br />
Elegir al menos malo<br />
Nuestro trabajo como ciudadanos no es sólo emitir el voto, sino comprometernos. La<br />
opción <strong>de</strong> votar “al menos malo” revela –en el fondo– lo malo que somos como<br />
ciudadanos.<br />
Todos sabemos que lo que se dice en las campañas electorales es sólo eso:<br />
promesas <strong>de</strong> campaña; es <strong>de</strong>cir, afirmaciones que poco tienen que ver con lo que<br />
luego será la realidad.<br />
Sin embargo, el sistema funciona alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> eso: los consultores, “midiendo” lo que<br />
hay que <strong>de</strong>cir (qué temas tocar y qué conviene prometer), y los ciudadanos,<br />
escuchando lo que es bastante ficticio, ya que luego esas palabras y promesas<br />
probablemente tengan muy poco correlato con la gestión real, que es áspera e<br />
incierta.<br />
No son pocos los candidatos que piensan (y a veces lo dicen por lo bajo): “Si les digo<br />
la verdad, es probable que no me voten”. Y obran en consecuencia. Es más, las<br />
campañas cada vez se parecen más a una lucha entre publicitarios que compiten por<br />
quién presenta <strong>de</strong> manera más agradable su candidato al gran público. Así se<br />
modifican aspectos físicos que puedan ser contrastantes, se mo<strong>de</strong>ran discursos, se<br />
pone tal o cual inflexión en la voz a la hora <strong>de</strong> mirar a la cámara. Las publicida<strong>de</strong>s<br />
distan cada vez menos <strong>de</strong> las que se hacen para ven<strong>de</strong>r productos electrodomésticos,<br />
autos o yogures.<br />
Se escucha con frecuencia que todo el mundo se queja <strong>de</strong> los candidatos y luego<br />
termina votando –dice– “al menos malo”, lo cual parece ser ya una constante.<br />
Me quisiera <strong>de</strong>tener en esta afirmación: “votar al menos malo”. Si se la examina<br />
críticamente, más allá <strong>de</strong>l <strong>de</strong>screimiento que trasunta, es un poco irresponsable, ya<br />
que oficia <strong>de</strong> coartada autoexculpatoria. Significa: “No tenía alternativa, elegí al menos<br />
malo”. Esto quiere <strong>de</strong>cir que no he votado por convicción y, por lo tanto, no soy<br />
responsable <strong>de</strong> lo que pase.<br />
De ese modo, uno manifiesta un cierto <strong>de</strong>sapego por el voto y por la persona elegida.<br />
Así, uno queda un poco a resguardo. Si el gobernante no es bueno, siempre queda el<br />
recurso <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir –y <strong>de</strong>cirse– que votó al que le parecía menos malo, pero que <strong>de</strong>spués<br />
resultó muy malo.<br />
Es un <strong>de</strong>porte remanido y efectivo el tiro al blanco contra los políticos. Conozco <strong>de</strong><br />
memoria la argumentación <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s “indignados” <strong>de</strong> la política que, con su<br />
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