13.04.2013 Views

en la noche - SINEDIT

en la noche - SINEDIT

en la noche - SINEDIT

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cuerpos sin vida de algunos soldados romanos se confundían <strong>en</strong> <strong>la</strong><br />

nieve, teñida ahora de rojo. Como quiera que <strong>la</strong> visión resultara un<br />

tanto irreal, l<strong>la</strong>mó su at<strong>en</strong>ción el hecho de que el rostro del extraño<br />

ap<strong>en</strong>as despidiera los int<strong>en</strong>sos vahos que despr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> los seres<br />

vivos bajo tales temperaturas. Se preguntó si habría quedado<br />

muerto <strong>en</strong> tan peculiar postura.<br />

Tan pronto dio un par de pasos hacia él, <strong>la</strong> figura cobró vida,<br />

asi<strong>en</strong>do rápidam<strong>en</strong>te una de <strong>la</strong>s <strong>la</strong>nzas de los caídos, que arrojó con<br />

impetuoso movimi<strong>en</strong>to hacia el soldado, el cual, absorto por <strong>la</strong><br />

aparición, ap<strong>en</strong>as tuvo tiempo de moverse; tan sólo tomó el<br />

tiempo necesario para darse cu<strong>en</strong>ta de que era hombre muerto.<br />

Increíblem<strong>en</strong>te, <strong>la</strong> pica pasó a un metro de su costado derecho<br />

para <strong>en</strong>contrar el pecho del que llegaba desde atrás. Con un golpe<br />

sordo el asta se quebró, dejando el hierro c<strong>la</strong>vado <strong>en</strong> el corazón del<br />

soldado, que cayó muerto <strong>en</strong> el acto. Los refuerzos hicieron fr<strong>en</strong>te<br />

al intruso, que se movía como un relámpago <strong>en</strong>tre los ataques de<br />

los curtidos legionarios, los cuales terminaron por los suelos,<br />

y<strong>en</strong>do a correr <strong>la</strong> misma suerte que sus predecesores.<br />

Los lobos aul<strong>la</strong>ban <strong>en</strong> <strong>la</strong> lejanía <strong>en</strong>tonando un coro de<br />

<strong>la</strong>stimeros gemidos, que pronto fue secundado por los perros de<br />

los campam<strong>en</strong>tos romanos, donde <strong>la</strong> a<strong>la</strong>rma cundía velozm<strong>en</strong>te<br />

ante lo que se t<strong>en</strong>ía como un ataque de los celtíberos.<br />

El legionario quedó allí, petrificado. No pudo dar un paso<br />

mi<strong>en</strong>tras <strong>la</strong> breve escaramuza tuvo lugar. Algo le impedía moverse,<br />

a pesar de su vehem<strong>en</strong>te deseo por echar a correr. El corazón<br />

galopaba con fuerza <strong>en</strong> su pecho, mi<strong>en</strong>tras <strong>la</strong> silueta parecía<br />

observarlo at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te desde <strong>la</strong> distancia. El extraño asió una de<br />

<strong>la</strong>s cabezas y <strong>la</strong> arrojó por los aires hasta los pies del inmovilizado<br />

soldado, que <strong>la</strong> contempló presa de pánico. El miedo recorría su<br />

cuerpo, haciéndolo temb<strong>la</strong>r como nunca frialdad alguna pudo<br />

hacer mel<strong>la</strong> <strong>en</strong> un ser vivo. Un v<strong>en</strong>ablo sesgó el aire incrustándose<br />

<strong>en</strong> <strong>la</strong> pierna izquierda, con tal fuerza, que le rompió el fémur,<br />

41

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!