Deuca Tuco 17

El viaje a Ninguna Parte
¡Viaje con nosotros si quiere gozar, viaje con nosotros a mil y un lugar y disfrute de todo al pasar… !
¡Viaje con nosotros y podrá encontrar atractivos monstruos que le sonreirán… y disfrute del gusto que
da , de la amistad de sirenas y de serpientes de mar ! ¡ En nuestro viaje los romances abundarán y en
sus brazos los dragones se arrojarán… Serán suyos Marlène y Tarzán… Quién compra nuestro billete,
compra la felicidad…!
E s
un buen resumen de lo que significa vivir
siendo músico y viajando. A mí perso-
nalmente mi voyage dans une guitare me
ha llevado físicamente a muchos sitios antes
soñados en las canciones como al San Antonio
querido (Texas) de mi Flaco Jiménez, a
cruzar el canal en Panama de Van Halen, a las
entrañas de Africa en Goree que me imaginé
en la cora de Toumani Diabaté, al New York
de Sinatra, a Valdevacas de la jota del Guijar
con La Musgaña, Sur le ciel de Paris de Edith
Piaf, al lado de los viejos marineros del Amsterdam
de Juan Hedo,
a perderme en el
London Calling de los
Clash y en Barcelona
ciudad de Loquillo, a
caminar mil millas por
Las calles de Philadelphia
de Springsteen,
a ver Georgia por los
ojos de Ray Charles,
al Mediterraneo políglota
de Serrat y a
muchos más sitios y
gentes antes impensables.
He mezclado
en mi santuario
particular a músicos
y viajeros por igual
como ejemplos de
vida. He intentado seguir
los pasos de Django
Reinhardt, Marco Polo,
Robben Ford, Herodoto,
Los Chieftains, Ibn Batuta
y su búsqueda del mundo
árabe, Jeff Beck, Pigafetta
y su vuelta al globo, Colón,
Joe Pass, Gustavus
Vassa y cómo convertir
su negritud en un best
seller, el Darwin viajero
por las especies, McLaughlin y su
jazz hindú. Muchos aviones, avenidas,
taxis, músicas, caras, lenguas
sorprendentes pero tengo la sensación
de no haberme movido del
sitio… tengo la sensación de que
es un viaje a ninguna
parte… Igual que
los cómicos de la
legua de Fernando
Fernán Gómez que
no siempre recuerdan
cual es su parentesco,
entre los
que nacen amores y
mueren, y el trabajo
se entremezcla con
el amor. Siempre
caminando hacia su
ideal. Siempre avanzando
hacia ese reto
personal que nadie
puede describirte.
En ese viaje interior
que algunos llaman
el viaje de viajes.
Como el protagonista
de Bajo la rueda de
Hermann Hesse, que
vuela en sus propias
ideas y se aparta de
todo lo que pervierta
su deseado destino.
Todo empezó
cuando tenía 12 años y
me pasaba horas con la
nariz pegada en el escaparate
de Corchea contemplando
una Fender
Telecaster amarilla igual que
la de Springsteen. Ahí sentí
la llamada y creo que ahí de
verdad nacieron mis ideales y
sentí que había nacido para
correr. Tenía que escapar
mientras fuera joven de esta
ciudad que era una trampa
mortal que no estaba hecha
para “vagamundos” cómo yo.
Nada me importaba más que
yo con esa telecaster con la
que empecé a vivir.
Para mi tocar y viajar
son sinónimo de vivir. Los
091 dijeron que la vida que
mala es y los enemigos dijeron
que la vida mata pero si
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