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incluso con la justicia. Volviendo a Ramón,<br />
—no lo olvidemos, autor de El secreto del<br />
acueducto— su modo de escribir y lo que<br />
cuenta suponen una revolución en la literatura<br />
española; incluso crea un género literario<br />
propio: la greguería (humor +<br />
metáfora), de la que esparce<br />
miles a través de artículos,<br />
libros y otras colaboraciones.<br />
Lamentablemente Ramón<br />
no estaba preparado para<br />
contemplar cómo sus<br />
paisanos se mataban unos<br />
a otros y en la guerra civil<br />
coge la maleta y se marcha<br />
a Argentina. Es un exiliado<br />
cultural. Él, que se ganaba<br />
el pan escribiendo, duda poder seguir<br />
haciéndolo en un país dividido, triste, pobre,<br />
miserable y cabrón como España. En algunas<br />
de sus últimas obras (Automoribundia, Un<br />
hombre solo) el humor deja paso a un amargo<br />
desencanto, como uno de esos chistes malos<br />
en los que la sonrisa no pasa de ser una<br />
mueca.<br />
La hornada de jóvenes autores que<br />
irrumpen años después de Ramón, conocida<br />
como “la otra generación del 27” incluye a<br />
en su nómina a José López Rubio, Enrique<br />
Jardiel Poncela, Miguel Mihura, Edgar Neville,<br />
Antonio de Lara “Tono”,<br />
Jacinto Miquelarena o<br />
Antoniorrobles. Éstos<br />
cultivan el teatro, la<br />
novela, la colaboración<br />
p e ri o d í stica<br />
e incluso<br />
algunos de<br />
ellos tienen<br />
c o n t a c t o<br />
con el cine<br />
nada menos<br />
que en Hollywood,<br />
gracias a la relación<br />
de Neville con Chaplin.<br />
Más tarde, podrán añadirse a<br />
esta relación de escritores Álvaro<br />
de Laiglesia, Wenceslao Fernández<br />
Flores, Álvaro Cunqueiro, Rafael<br />
Azcona, Ángel Palomino,<br />
Evaristo Acevedo o José Luis<br />
Coll, entre otros.<br />
¿Es el humor algo de<br />
consumo rápido y<br />
perecedero? ¿Cuál<br />
es su caducidad?<br />
La mamá le dice al niño<br />
que no se meta el dedo<br />
en la nariz, siendo el<br />
dedo, uno de los que<br />
cuelgan desnudos de los<br />
pies de un ahorcado…<br />
Revistas como La ametralladora,<br />
Gutierrez, La Codorniz, Hermano Lobo, El<br />
Papus, (El Pupas) y El Jueves, o fancines como<br />
Mono Gráfico y Mondo Brutto pueden hacer<br />
pensar que se trata de algo ligerito y fácil de<br />
evacuar, pero libros como El<br />
Lazarillo, El Buscón, El malvado<br />
Caravel, La Tourneé de Dios,<br />
Roque Six, Un naufrago en<br />
la sopa o Las crónicas del<br />
Sochantre lo desmienten. Sin<br />
olvidar de nuevo al Quijote,<br />
con sus muchas posibilidades<br />
de lectura.<br />
Si alguien piensa que<br />
las revistas mencionadas son<br />
poco selectivas a la hora<br />
de elegir a sus integrantes, bastará recordar<br />
que por ejemplo en La Codorniz se negó la<br />
colaboración a gente tan “reputada” como<br />
Cela o Umbral.<br />
Desde el humor se critica al<br />
poderoso, como un modo de puesta en solfa<br />
de sus defectos y ridiculeces. Así lo hicieron<br />
Quevedo y Berlanga. Éste último decía que<br />
con la censura se creaba mejor. Claro, uno<br />
tiene un motivo adicional de mostrar su<br />
ingenio y reírse en la cara de inquisidores<br />
anónimos.<br />
El Bosco, Joan Brossa y Chema Madoz<br />
desvelan que es posible mantener<br />
un punto de vista humorístico en<br />
algo tan serio como el arte.<br />
Lo triste, lo irónico, la<br />
sonrisa hecha mueca<br />
de la que hablaba<br />
antes viene en el<br />
momento<br />
en que<br />
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