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REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid

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412 <strong>REVISTA</strong> <strong>EUROPEA</strong>.—30 DE MARZO DE 1879. NÍJM. 266<br />

oído y la imaginación <strong>de</strong>bian acostumbrarse<br />

poco apoco á entrar en el sentimiento <strong>de</strong>l modo<br />

que se oía. Establecida la música sobre tan<br />

estrecha base <strong>de</strong> principios, quedaba reducida<br />

al papel <strong>de</strong> acompañante indispensable<br />

y obediente <strong>de</strong> las otras artes, <strong>de</strong> medio pedagógico,<br />

político, etc.; lo era todo menos arte<br />

in<strong>de</strong>pendiente. Si bastaban algunos acentos<br />

frigios para dar á los soldados valor ante el<br />

enemigo, ó una melodía en modo dóru*) para<br />

asegurar» la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> la mujer cuyo marido<br />

estaba ausente, la pérdida <strong>de</strong> la música griega<br />

será muy sensible para los generales y los maridos,<br />

pero los estéticos y los compositores no<br />

<strong>de</strong>ben sentirla.<br />

Nuestro sistema opone á aquellas emociones<br />

patológicas, la contemplación pura y consciente<br />

<strong>de</strong> la obra musical, única verda<strong>de</strong>ra<br />

manera <strong>de</strong> escuchar digna <strong>de</strong>l arte: sin ella<br />

nos vemos obligados á colocar en la misma<br />

categoría la pasión brutal excitada en el salvaje,<br />

y el entusiasmo puramente sensual <strong>de</strong>l<br />

aficionado. Lo bello hace gozar, no sufrir.<br />

(¿Acaso passion no se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> paii, sufrir?)<br />

Los a<strong>de</strong>ptos <strong>de</strong>l sentimiento se sublevan, calificándolo<br />

<strong>de</strong> heregia contra el soberano po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> la música, si ven á alguno sustraerse á las<br />

tempesta<strong>de</strong>s y tumultos <strong>de</strong> entusiasmo que<br />

según ellos <strong>de</strong>ben dar testimonio <strong>de</strong> ese po<strong>de</strong>r<br />

soberano allí don<strong>de</strong> hay un público, y á los<br />

cuales sé entregan ellos con la mayor sencillez<br />

<strong>de</strong>l mundo. Aquel es frió, insensible, es un<br />

calculador. Pue<strong>de</strong> ser. Pero aseguramos á<br />

esas personas tan sentimentales, que las impresiones<br />

que se sienten observando y siguiendo<br />

al genio creador, contemplando el mundo<br />

<strong>de</strong> nuevos elementos que ofrece á nuestra<br />

mente combinados <strong>de</strong> cuantos modos son imaginables,<br />

edificándolos uno sobre otro, modificando<br />

el uno por medio <strong>de</strong>l otro, <strong>de</strong>struyendo<br />

<strong>de</strong>spués aquella construcción para crear otra<br />

nueva, reinando al fin como soberano en un<br />

imperio don<strong>de</strong> el papel <strong>de</strong>l oido se ennoblece<br />

y <strong>de</strong>pura, esas impresiones son dignas y gran<strong>de</strong>s.<br />

Escucha'.idó así, ese supuesto sentimiento<br />

que la obra encierra no se impone al nuestro.<br />

El espíritu libre y tranquilo, goza intensa é<br />

íntimamente <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte que contemplamos,<br />

experimentando en toda su <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za<br />

y plenitud lo que Schelling llama con tanta<br />

propiedad «la noble serenidad (gleiehgültigkeit,<br />

indiferencia) <strong>de</strong> la belleza (1).» Este placer in-<br />

(1) Uebsr das Verhaltniss <strong>de</strong>r bil<strong>de</strong>n<strong>de</strong>n Kilnste zu<br />

tur (De la relación entre el arte <strong>de</strong> la pintura y la naturaleza.}<br />

temo en activa colaboración con el espíritu,<br />

es recompensa <strong>de</strong> esa manera <strong>de</strong> escuchar,<br />

que es la más digna, la más sana, pero no la<br />

más fácil.<br />

El elemento más importante en el estado<br />

<strong>de</strong> alma producido por la apreciación <strong>de</strong> una<br />

obra musical, y que <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rla hace un<br />

placer, se <strong>de</strong>satien<strong>de</strong> las más veces: este elemento<br />

es la satisfacción que siente el que escucha,<br />

al seguir el giro y las evoluciones <strong>de</strong>l<br />

pensamiento <strong>de</strong>l compositor, al pensar precediéndole,<br />

y encontrar unas veces confirmadas<br />

y otras agradablemente equivocadas sus conjeturas.<br />

Esas evoluciones intelectuales, ese<br />

continuo cambio <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as ó impresiones entre<br />

el que da y el que recibe, se realiza, es evi<strong>de</strong>nte,<br />

sin darse cuenta <strong>de</strong> él, y con la rapi<strong>de</strong>z<br />

<strong>de</strong>l relámpago. La música en que eso sea posible,<br />

en que el espíritu, i<strong>de</strong>ntificado con la<br />

obra cuyos <strong>de</strong>talles examina, se entrega á lo<br />

que podria llamarse «reflejo <strong>de</strong> la imaginación,»<br />

es la única que suscita verda<strong>de</strong>ros goces<br />

artísticos. Sin actividad do espíritu, no<br />

hay placer estético. La forma especial <strong>de</strong> actividad<br />

que indicamos para escuchar la música<br />

es la que conviene mejor á este arte divino,<br />

porque sus producciones no se encierran<br />

en límites fijos, ni se presentan ante nosotros<br />

<strong>de</strong> una vez, sino <strong>de</strong>sarrollándose progresivamente<br />

para nuestros oidos, y por consiguiente<br />

no exigen <strong>de</strong>l que escucha la atención<br />

que insiste sobre un mismo punto, ó<br />

la interrupción arbitraria, como un cuadro,<br />

sino que obligan á la inteligencia á proseguir<br />

acompañando rigorosamente, paso á paso, sil<br />

<strong>de</strong>senvolvimiento. El camino que recorre la<br />

imaginación siguiendo al oirías ciertas composiciones<br />

complicadas, pue<strong>de</strong> llegar á ser un<br />

verda<strong>de</strong>ro trabajo; trabajo que pocos realizan<br />

fácilmente, y que hasta parece antipático á<br />

algunas naciones musicales. La uniforme prepon<strong>de</strong>rancia<br />

<strong>de</strong> una sola parte melódica en los<br />

italianos, toma su razón <strong>de</strong> ser en la natural<br />

repugnancia <strong>de</strong> este pueblo al esfuerzo intelectual<br />

persistente, que tan poco cuesta al<br />

hombre <strong>de</strong>l Norte y le permite <strong>de</strong>senredar sin<br />

cansarse los entrelazados <strong>de</strong> un complicado<br />

tejido armónico y contrapúntico. Por eso gozan<br />

más fácilmente los oyentes cuya imagi-<br />

nación es poco activa; esos pue<strong>de</strong>n oir sin pestañear,<br />

cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> música que harían temblar<br />

al.que consi<strong>de</strong>rase como asunto grave la<br />

audición <strong>de</strong> una obra musical.<br />

El elemento espiritual necesario en todo<br />

goce artístico, tiene muy diversos grados <strong>de</strong><br />

actividad en los oyentes <strong>de</strong> una misma obra;

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