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REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid

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388 <strong>REVISTA</strong> <strong>EUROPEA</strong>.—30 DE MARZO DE 1879. NÚM. 266<br />

tomase toda la forma <strong>de</strong> aquel animal. Entonces<br />

tendría un ingenio más ó menos "vivo; en<br />

lugar <strong>de</strong> hablar, silbaría; en vez <strong>de</strong> edificarse<br />

palacios, se.abrigaría en los agujeros y adoptaría<br />

todos los hábitos y modos <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong> la<br />

serpiente.»<br />

En fin, ¿qué más? La célebre sentencia <strong>de</strong><br />

Pascal «que el centro <strong>de</strong>l Universo se halla en<br />

todas partes y la circunferencia en ninguna,»<br />

está enunciada por Bruno en un diálogo sobre<br />

la Causa; también hallaremos en este mismo<br />

diálogo la explicación, ó por <strong>de</strong>cirlo así, la<br />

ilustración <strong>de</strong> aquellas misteriosas palabras<br />

que Goethe pone en boca <strong>de</strong>l Chorus mi/stieus<br />

en la segunda parte <strong>de</strong> Fausto:<br />

«La cosa finita no es más que un símbolo<br />

<strong>de</strong> la inmortal; aquí las cosas imperfectas se<br />

perfeccionan; lo inefable se realiza; el eterno<br />

encanto femenino nos eleva á los cielos.»<br />

Con esta frase <strong>de</strong>l eterno encanto femenino<br />

el poeta quiere sin duda aludir á aquel concep.to<br />

profundísimo que Bruno habia ya expresado<br />

claramente en el diálogo arriba mencionado,<br />

cuando consi<strong>de</strong>ra el elemento femenino<br />

como el símbolo i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> todas las cosas que<br />

significan perfección.<br />

«Levantad los ojos al árbol <strong>de</strong> la ciencia<br />

<strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal; mirad la oposición que<br />

existe entre uno y otro; ved quiénes son los<br />

machos y quiénes las hembras. Ved cómo el<br />

cuerpo es macho, el alma hembra, el caos<br />

macho, la disposición hembra, y <strong>de</strong>l mismo<br />

modo el sueño y la vigilia, el letargo y la memoria,<br />

el odio y la amistad, el temor y la seguridad,<br />

el escándalo y la paz, el furor y la<br />

quietud, el error y la verdad, el <strong>de</strong>fecto y la<br />

perfección, el infierno y la felicidad; por último,<br />

todos los vicios, pecados y <strong>de</strong>litos son machos,<br />

y todas las virtu<strong>de</strong>s, excelencias y bonda<strong>de</strong>s<br />

son hembras. La pru<strong>de</strong>ncia, la justicia,<br />

la fortaleza, la templanza, la belleza, la majestad,<br />

la dignidad, la divinidad, se nombran,<br />

se imaginan, se <strong>de</strong>scriben y se pintan siempre<br />

como hembras.»<br />

ROMEO MANZONI.<br />

(Tr. <strong>de</strong> la Filosofía <strong>de</strong>lU seuole italiane.)<br />

MIRABEAU-<br />

A Don Emilio Castelar.<br />

«Las amistosas discusiones valen más<br />

para enten<strong>de</strong>rse que las insinuaciones calumniosas,<br />

las inculpaciones furibundas,<br />

los odios <strong>de</strong> la rivalidad y las maquinaciones<br />

<strong>de</strong> la intriga y <strong>de</strong> la malevolencia Se<br />

esparcen voces <strong>de</strong> perfidia, <strong>de</strong> <strong>de</strong>serción, <strong>de</strong><br />

corrupción; se invoca la venganza popular<br />

para sostener la Urania déla opinión, no parece<br />

sino que es un <strong>de</strong>lito tener dos opiniones<br />

en cuestiones <strong>de</strong>licadísimas<br />

El hombre que combate por la razón y<br />

por la Patria no se dá tan fácilmente por<br />

vencido El que tiene la conciencia <strong>de</strong> haber<br />

merecido bien <strong>de</strong> su país y sobre todo <strong>de</strong> haberle<br />

sido útil; el que no se <strong>de</strong>ja seducir por<br />

una vana celebridad, el que <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ña los<br />

triunfos <strong>de</strong> un diapara buscar la verda<strong>de</strong>ra<br />

gloria, el que quiere <strong>de</strong>cir la verdad y hacer<br />

eL bien público in<strong>de</strong>pendientemente do<br />

los volubles movimientos <strong>de</strong> la opinión publica<br />

ese hombre lleva consigo la recompensa<br />

<strong>de</strong> sus servicios el alivio <strong>de</strong> sus penas, el<br />

premio <strong>de</strong> sus peligros y no <strong>de</strong>be esperar<br />

gracia más que <strong>de</strong>l tiempo juez inexorable<br />

que ü todos hace justicia.<br />

Abandonen á los furores <strong>de</strong>l pueblo engañado<br />

al que hace veinte años está combatiendo<br />

toda clase <strong>de</strong> opresiones, al que<br />

hablaba a los franceses <strong>de</strong> libertad, <strong>de</strong><br />

Constituciones, <strong>de</strong> resistencia, cuando sus<br />

viles calumniadores chupaban el jugo <strong>de</strong> la<br />

corte y vivian <strong>de</strong> todos las preocupaciones<br />

dominante?. ¿Qué me importa? Estos golpes<br />

<strong>de</strong> abajo á arriba no me <strong>de</strong>tendrán en mi<br />

carrera; yo diré á los agresores: respon<strong>de</strong>d<br />

si podéis, calumniad cuanto queráis.»<br />

I.<br />

MIKABEAU.<br />

Hó aquí lo que con alto sentido político, con<br />

profundo conocimiento <strong>de</strong> los hombres y <strong>de</strong> las<br />

cosas <strong>de</strong> su tiempo, con la mesura <strong>de</strong>l legislador<br />

y la violencia <strong>de</strong>l tribuno, <strong>de</strong>cia en medio<br />

<strong>de</strong>. una alborotada Asamblea, combatiendo á<br />

Barnave y á Maury en uno <strong>de</strong> sus más célebres<br />

discursos, cuando la Francia presentaba<br />

á la faz <strong>de</strong>l mundo el espectáculo nunca visto<br />

<strong>de</strong>l movimiento universal, para renovar los<br />

antiguos po<strong>de</strong>res y <strong>de</strong>struir los carcomidos códigos,<br />

con la solemne <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos<br />

<strong>de</strong>l hombre, el primer orador <strong>de</strong> su siglo;<br />

Mirabeau.<br />

Hijo <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las más ilustres familias <strong>de</strong> ,<br />

Provenza, Gabriel Honorato <strong>de</strong> Mirabeau <strong>de</strong>scendía<br />

<strong>de</strong> los po<strong>de</strong>rosos señores <strong>de</strong> Arriguetti,<br />

que emigraron <strong>de</strong> Florencia en 1268; al cambiar<br />

<strong>de</strong> nacionalidad modificaron su apellido<br />

convirtiéndole en Riquetti; su padre Víctor<br />

Riquetti <strong>de</strong> Mirabeau fue uno <strong>de</strong> los más ardientes<br />

partidarios <strong>de</strong> la escuela economista;<br />

publicó una obra llena <strong>de</strong> absurdas teorías, titulada<br />

el «Amigo <strong>de</strong> los hombres;» y viendo su<br />

poca aceptación, encerróse en su orgullo pe-

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