LOS TIGRES DE MALASIA - Liberbooks

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Los «tigres» de Malasia
donar el lugar antes de medianoche! ¿Qué opinas, Sambigliong?
Un malayo con numerosas arrugas en el rostro y con el
pelo canoso, pero que, no obstante, aparentaba ser muy
robusto, se había aproximado al europeo.
—Opino, señor Yáñez, que sin la pleamar resultarán
vanos todos los intentos.
—¿Confías en ese piloto?
—No puedo contestarle de una forma positiva, capitán
—repuso el malayo—, ya que jamás le he visto antes. Sin
embargo...
—Prosigue —instó Yáñez.
—El encontrarle solo, a tanta distancia de Gaya, en el
interior de una canoa que no pudiera haber aguantado
una simple ola y el que inmediatamente se ofreciera a
conducirnos... ¡En fin...! Me parece que todo esto no está
muy claro.
—¿Habremos incurrido en una imprudencia al ponerle
en el timón? —se preguntó Yáñez, quien se había quedado
meditabundo.
Luego, moviendo la cabeza como si pretendiese arrojar
fuera de sí una molesta idea, agregó:
—¿Por qué motivo ese hombre, que es de vuestra raza,
habrá pretendido perder el mejor y más formidable parao
del «Tigre de Malasia»? ¿Acaso no hemos defendido siempre
a los naturales de Borneo contra las arbitrariedades
de Inglaterra? ¿No hemos vencido a James Broocke con
el fin de conseguir que los dayacos fueran independientes
en Sarawak?
—¿Y por qué razón, señor Yáñez —adujo Sambigliong—,
se han sublevado de una manera tan inopinada en contra