Libro del cementerio, El - Roca Junior
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el libro <strong>del</strong> <strong>cementerio</strong><br />
Pero resulta que allí no hay nadie. Sólo una especie de<br />
serpiente que se llama el Sanguinario y que está en ese<br />
sitio para asustar a la gente.<br />
—Fascinante.<br />
Bajaron juntos por la colina, vieron cómo la policía<br />
volvía a cerrar la iglesia con llave, y a Scarlett y a sus padres,<br />
que salían <strong>del</strong> <strong>cementerio</strong> y se perdían en la oscuridad<br />
de la noche.<br />
—La señorita Borrows te enseñará a escribir seguido<br />
—anunció Silas—. ¿Has terminado de leer <strong>El</strong> gato Garabato?<br />
—Sí —contestó Nad—, lo terminé hace siglos. ¿Podrías<br />
traerme más libros?<br />
—Eso espero.<br />
—¿Crees que volveré a verla alguna vez?<br />
—¿A la niña? Lo dudo mucho.<br />
Pero Silas se equivocaba. Al cabo de tres semanas, en<br />
una tarde gris, Scarlett regresó al <strong>cementerio</strong>, acompañada<br />
de sus padres.<br />
Le insistieron mucho en que estuviera siempre donde<br />
ellos la pudieran ver, aunque se cambiaron varias veces<br />
de sitio para asegurarse de que no la perdían de vista<br />
ni un solo momento. De vez en cuando, la madre de la<br />
niña comentaba escandalizada lo morboso que resultaba<br />
todo aquello y lo mucho que se alegraba de saber que<br />
pronto se marcharían de allí para siempre.<br />
Cuando vio que los padres de Scarlett se ponían a<br />
charlar, Nad la saludó:<br />
—Hola.<br />
—Hola —dijo Scarlett en voz muy baja.<br />
—Creía que no volvería a verte.<br />
—Les dije que no me iría con ellos si no me traían<br />
aquí por última vez.<br />
—¿Irte, adónde?<br />
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