RELIGION DE LOS ESPIRITUS - Federación Espírita Española
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Religión de los Espíritus Emmanuel<br />
41<br />
El camino de la paz<br />
Reunión pública del 8/6/59<br />
Cuestión nº 743<br />
De los grandes flagelos del mundo antiguo, se resaltaban diez que rebajaban<br />
la vida humana:<br />
La barbarie, que perpetuaba los desórdenes del instinto.<br />
El hambre, que atormentaba el grupo tribal.<br />
La peste, que diezmaba poblaciones.<br />
El primitivismo, que hermanaba el ingenio del hombre y la habilidad del<br />
castor.<br />
La ignorancia, que alentaba a las tinieblas del espíritu.<br />
El aislamiento, que favorecía las ilusiones del feudalismo.<br />
La ociosidad, que valoraba el trabajo a cuenta de humillación y penitencia.<br />
El cautiverio, que vendía hombres libres en los mercados de la esclavitud.<br />
La inmundicia, que relegaba la residencia terrestre al nivel de los brutos.<br />
La guerra, que suprime la paz y justifica la crueldad y el crimen entre las<br />
criaturas.<br />
*<br />
Vino la política e, instituyendo varios sistemas de gobierno, anuló la barbarie.<br />
Apareció el comercio y, multiplicando las vías de transporte, disipó el<br />
hambre.<br />
Surgió la ciencia, y exterminó la peste.<br />
Eclosionó la industria, y deshizo el primitivismo.<br />
Brilló la imprenta, y se proscribió la ignorancia.<br />
Se crearon el telégrafo sin hilo y la navegación aérea, y se acabó el aislamiento.<br />
Progresaron los principios morales, y el trabajo resplandeció como estrella<br />
en la dignidad humana, desacreditando la ociosidad.<br />
Creció la educación espiritual, y se abolió el cautiverio.<br />
Se incrementó la higiene, y se eliminó la inmundicia.<br />
Mas ni la política, ni el comercio, ni la ciencia, ni la industria, ni la imprenta,<br />
ni la aproximación entre los pueblos, ni la exaltación del trabajo, ni la evolución<br />
del derecho individual y ni la higiene consiguen resolver el problema de la<br />
paz, ya que la guerra —monstruo de mil caras que empieza en el egoísmo de<br />
cada uno, que se corporifica en la discordia del hogar y se prolonga en la intolerancia<br />
de la fe, en la vanidad de la inteligencia y en el orgullo de las razas,<br />
alimentándose de sangre y lágrimas, violencia y desesperación, odio y rapiña,<br />
tan cruel entre las naciones superdesarrolladas del siglo 20, como ya lo era en<br />
la corte oscurantista de Ramsés 2º— solamente desaparecerá cuando el<br />
Evangelio de Jesús ilumine el corazón humano, haciendo que los habitantes de<br />
la Tierra se amen como hermanos.<br />
Es por eso que la Doctrina <strong>Espírita</strong> nos lo revela, actualmente, bajo la luz<br />
de la Verdad, fiel al mismo Cristo que nos advirtió, convincente: —«Conoceréis<br />
la Verdad y la Verdad os hará libres.»<br />
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