Religión de los Espíritus Emmanuel vanten cruces y hogueras para los que creen en la Sabiduría y en el Amor de la Providencia Divina— padecen calumnia y vilipendio, sarcasmo y persecución. Eso sucede todavía sencillamente porque la infracción del Espiritismo, que reverencia la Religión, ilumina la Filosofía y venera la Ciencia, en tanto en cuanto el delito de Jesús y de sus genuinos seguidores, en los primeros tres siglos del Cristianismo apostólico, es el de combatir el cautiverio de la ignorancia y el imperio del vicio, la sombra de la mentira y el dominio de la opresión, ayudando al alma del pueblo a sentir y a razonar. http://www.espiritismo.cc 74
Religión de los Espíritus Emmanuel 61 Enfermedades elegidas Reunión pública del 4/9/59 Cuestión nº 259 Convencidos de que el Espíritu elige las pruebas que experimentará en la Tierra, cuando se muestre en la posición moral de resolver en cuanto a su destino, es justo recordar que la criatura, durante la reencarnación, elige automáticamente para sí misma gran parte de las enfermedades que se incorporan a sus preocupaciones. No necesitamos recordar, en ese capítulo, las grandes calamidades particulares, como son el homicidio, del que el autor arrastra las consecuencias en forma de extrema perturbación espiritual, o el suicidio frustrado, que marca el cuerpo de aquel que lo perpetra con dolorosos y aflictivos remanentes. Nos detendremos, de modo ligero, en el examen de las decisiones lamentables que asumimos cuando estamos confusos en el vehículo físico, sin saber que golpeamos o desagregamos sus piezas. Siempre que ya hayamos dejado las constricciones del primitivismo, todos sabemos que la práctica de lo bueno es simple deber y que la práctica del bien es el único antídoto eficiente contra el imperio del mal en nosotros mismos. Entretanto, nos rendimos habitualmente a las sugestiones del mal creando en nosotros no sólo condiciones favorables a la instalación de determinadas molestias en el cosmos orgánico, sino también conexiones fluídicas aptas para que funcionen como puntos de apoyo para las influencias perniciosas interesadas en vampirizarnos la vida. Sea en la ingestión de alimento inadecuado, por extravagancias a la mesa, sea en el uso de estupefacientes, en el alcoholismo incluso suave, en el aborto criminal y en los abusos sexuales, establecemos en nuestro perjuicio los síndromes abdominales de carácter urgente, las úlceras gastrointestinales, las afecciones hepáticas, las dispepsias crónicas, las pancreatitis, los desórdenes renales, las irritaciones del colon, los desastres circulatorios, las molestias neoplásicas, la neurastenia, el traumatismo del cerebro, las enfermedades degenerativas del sistema nervioso, además de todo un largo cortejo de otros síntomas, mientras que en la crítica inveterada, en la disconformidad, en la envidia, en los celos, en el despecho, en la desesperación y en la avaricia, engendramos variados tipos de crueldad silenciosa con que, viciando nuestro pensamiento, atrajimos el pensamiento viciado de las Inteligencias menos felices, encarnadas o desencarnadas, que nos rodean. Exteriorizando ideas perturbadas, asimilamos las ideas perturbadas que se agitan alrededor de nuestro paso, elementos esos que se nos ajustan al desequilibrio emotivo, agravándonos las potencialidades alérgicas o pesando en las estructuras nerviosas que conducen el dolor. Mantenidas tales conexiones, surgen frecuentemente los procesos obsesivos que, muchas veces, sin que afecten a la razón, nos mantienen en el dominio de enfermedades —fantasmas que nos esterilizan las fuerzas y, poco a poco, nos corroen la existencia. http://www.espiritismo.cc 75