INCRESCENDO 2(2) - Revista Peruana
INCRESCENDO 2(2) - Revista Peruana
INCRESCENDO 2(2) - Revista Peruana
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
estuvo algún tiempo por Chimbote, donde participó en las tertulias del Grupo<br />
Literario “Isla Blanca” y ahora reside en Lima, Arequipa, Pucallpa o en cualquier<br />
otra ciudad del país, dedicado a muchas labores desvinculadas de la literatura,<br />
están enfocados desde la tercera persona del singular. En Solo las mujeres<br />
lo saben, Fin del sargento Matos, La mocha, Murió y punto, No es de cristiano<br />
y La noticia, el narrador ve desde afuera los acontecimientos y apenas, salvo<br />
cuando hace referencias a la media abuela, se involucra directamente en las<br />
acciones; mientras en La historia del supuesto medio hermano de mi media abuela,<br />
Imagen de una virgen, Camino de la mala muerte, El loco Silverio, Quiso<br />
repetir el plato, Mi memorable media abuela y Especie de diario se halla participando<br />
directamente de las mismas, ordenando cada hecho, definiendo jerarquías,<br />
estableciendo conexiones, asumiendo para ello una voz bastante próxima<br />
a la narrativa de la vieja tradición, en la línea de la antigua oralidad con reminiscencias<br />
seculares, cuando los relatos eran dados a conocer por espontáneos<br />
cuentacuentos alrededor del fogón en una noche cualquiera o sentados alrededor<br />
de una mesa tomando un café.<br />
Con acierto sostiene el crítico argentino Mario Bordón que Luis Enrique<br />
Tamay Marín con este volumen ha logrado mostrar “la consistente virtud de<br />
manejar una prosa con rara soltura, tan natural y esencial que establece entre<br />
libro y lector una comunicatividad coloquial que le permite ganar en riqueza<br />
(4)<br />
estética y enunciativa e implicar al mismo en lo narrado” (p.12) . Es más, sin<br />
tratarse de una obra maestra, de hecho, hay graves errores en algunos finales<br />
que acaban cercenando la contundencia narrativa, tan reclamada, entre otros,<br />
por el dominicano Juan Bosch, como en: “El cura y su monaguillo desaparecieron,<br />
y con ellos, la famosa cadena. En pocas palabras, fugaron con el botín”<br />
(p.26), o en: “fue la primera vez que le tuvo lástima a su progenitor: en su cara<br />
había descubierto los ojos de María Eugenia” (p.35), donde, en ambos relatos,<br />
las últimas frases literalmente sobran o cuando Tamay Marín, dando un giro<br />
bastante forzado a la historia, le agrega datos que en nada contribuyen a lo ya<br />
argumentado, según sucede en El loco Silverio o en Quiso repetir el plato, nos<br />
llena de entusiasmo encontrar un libro de cuentos tendiendo hacia la perfección,<br />
con esos chispazos de mesurados coloquialismos, mezclándose a la voz de un<br />
narrador omnisciente, dando origen a un lenguaje más formal y una estructura<br />
mejor organizada.<br />
Hace mucho, debemos decirlo, habíamos estado aguardando un título<br />
como La historia del supuesto medio hermano de mi media abuela que, dentro<br />
del género narrativo, rescate de la hondonada creativa en que había caído el<br />
460 /<br />
Gustavo Tapia Reyes<br />
IN CRES. 2(2) 2011