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El Pastor como consejero -Pablo Hoff - Inicio

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EL INCONSCIENTE Y LOS MECANISMOS DE DEFENSA<br />

Hay conflictos dentro del hombre que surgen por el enfrentamiento entre sus<br />

deseos y la disciplina que le imponen su religión, su cultura y su sociedad. <strong>El</strong> hombre<br />

puede decidirse a resolver sus problemas huyendo de esa disciplina, luchando contra<br />

las fuerzas externas, o transigiendo consigo mismo. Hay también una fuerza dentro del<br />

hombre que conspira para llevar a cabo los deseos y a la vez aplacar la conciencia. Usa<br />

mecanismos que procuran aliviar el conflicto, negando, falsificando o tergiversando la<br />

realidad. En la mayoría de los casos, estos mecanismos defienden el autoconcepto de<br />

la persona, pero a la vez estorban el desarrollo de la personalidad. Son difíciles de controlar<br />

y «no son más que diversas manifestaciones de la dinámica del inconsciente»3,<br />

que por un lado busca su complemento y por el otro se resiste a enfrentarse con la realidad.5e<br />

llaman mecanismos de defensa.<br />

<strong>El</strong> pastor-<strong>consejero</strong> debe recordar que no es por falta de sinceridad por lo que la<br />

persona recurre a estos mecanismos, pues en la mayoría de los casos, los mecanismos<br />

funcionan inconscientemente. «<strong>El</strong> instinto innato de la autopreservación parece entrar<br />

en estos casos. La persona no logra lo que deseaba. No alcanza el nivel que cree que<br />

debe tener para que todos la tengan en algún concepto. Podria ser que no quiera tener<br />

un concepto bajo de sí misma. Para defender esta imagen que cree que debe existir de<br />

sí misma, se vale inconscientemente de un mecanismo de defensa para no ver la realidad<br />

o para que otro no la vea».4<br />

Los mecanismos de defensa son varios. Consideremos los más importantes:<br />

1. Represión: Olvidamos lo que no nos gusta o es desagradable, o aquello que está<br />

asociado con el desagrado. Por ejemplo, uno puede olvidar la hora de la cita con el dentista.<br />

De forma inconsciente la mente reprime la hora de la cita porque sabe que puede<br />

traer dolor. <strong>El</strong> nombre de una persona que humilla a otra es olvidado por la victima,<br />

porque así la represión sirve para proteger a la persona de un doloroso recuerdo. En<br />

este sentido, es bueno, porque la persona difícilmente podría vivir con los recuerdos<br />

de las experiencias dolorosas del pasado.<br />

También la represión impide que salga a la superficie un pensamiento que traería<br />

un sentido de culpa o ansiedad. Por ejemplo, la mente de forma automática reprime<br />

el deseo de cometer incesto, pues tal pensamiento produciria una fuerte reacción de la<br />

conciencia y también disminuiria la autoestima de la persona.<br />

La represión es necesaria para desarrollar normalmente la personalidad y todos<br />

nosotros la empleamos, por lo menos hasta cierto punto. Sin embargo puede ser dañina.<br />

Puede prevenir que una persona vea algo que contradiria lo que ella quiere creer.<br />

Por ejemplo, el deseo de casarse con su pretendiente puede ser tan fuerte en una señorita,<br />

que reprima todo lo negativo que observe en él. También una persona puede<br />

depender excesivamente de la represión para resolver sus problemas y por no encontrar<br />

otros medios de ajustarse a amenazas.<br />

A veces la represión impide funciones normales. Puede reprimir el impulso sexual,<br />

al punto de que la persona llega a ser impotente o frígida. También la represión a veces<br />

produce histeria, y se convierte en manifestaciones orgánicas. Por ejemplo, durante la<br />

primera guerra mundial, un soldado que marchaba al lado de su compañero durante<br />

un ataque, presenció la decapitación de su compañero por una granada lanzada por<br />

el enemigo. Se quedó ciego aunque no le había alcanzado la metralla. Se ha relacionado<br />

la parálisis de la mano con el impulso de atacar violentamente o de masturbarse,<br />

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