las leyes del éxito o fracaso y las bajezas humanas - OMRAAM
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sin el<strong>las</strong>, nos quedaríamos ¡hambrientos y desnudos! Nadie nos da<br />
<strong>las</strong> gracias por estos medicamentos.<br />
Porque el Maestro nos dice: “¿A menudo los hombres<br />
religiosos haces algunos movimientos y dicen que es el espíritu<br />
que los ha tocado?” Había una hermana en la fraternidad de<br />
Bulgaria, que era muy amable y simpática y además se ocupaba<br />
de la adivinación. El Espíritu Santo venia hablarle, eso decía esta<br />
hermana, y así tenia montones de libretas con escritos dictados<br />
por el Espíritu. Ella siempre dibujaba dos peces muy grandes de<br />
formas diferentes y peces conteniendo caracteres y cifras que ni<br />
tan siquiera, quizás, no comprendía ella misma. Siempre dijo que<br />
era el Espíritu Santo, que le revelaba todas estas cosas. En el<br />
fondo siempre era la misma cosa: salud, plenitud, ventajas. Esta<br />
anciana mujer era tan buena, que nunca rechazo nada a nadie. Se<br />
pasaba toda la jornada ocupada en dibujar peces, por todos sitios<br />
de aquí para allá, en los unos y en los otros que la acompañaban.<br />
Tenia de que vivir y nunca trabajaba. Lo que era sorprendente, es<br />
que tenía tanta fe, tanta bondad, y amabilidad que siempre estaba<br />
sonriendo.<br />
Un día que subió al Musala (montaña muy alta de Bulgaria)<br />
y ya tenía más de 80 años. Ella estaba ya toda muy deteriorada y<br />
sin embargo subía hasta la cima de la montaña; era<br />
verdaderamente todo un ejemplo de mujer. Para que lleguéis a<br />
conocerla mejor, os contaré que incluso cuando el Maestro<br />
hablaba, levantaba <strong>las</strong> manos como si fueran antenas, para recibir,<br />
así, mejor <strong>las</strong> comunicaciones <strong>del</strong> mundo invisible. Todos los<br />
hermanos y hermanas estaban sorprendidos de estos gestos tan<br />
raros, que llamaban su atención; esto incluso molestaba mucho<br />
durante <strong>las</strong> conferencias. Nos preguntábamos como podía<br />
inventarse estos gestos. Algunos le rogaban que cesase de<br />
gesticular de esta manera; el Maestro, siempre permanecía<br />
calmado y la miraba de vez en cuando con una sonrisa. Incluso<br />
sonreía, cuando los hermanos y hermanas querían impedirle<br />
continuar con sus gestos.<br />
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