José Manuel Trabado Cabado - Intersexiones
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Jose <strong>Manuel</strong> <strong>Trabado</strong> <strong>Cabado</strong><br />
ter desde la perspectiva de la novela detectivesca metafísica o postmoderna. No<br />
se podría hablar en puridad de una “simple adaptación” sino que más bien se trata<br />
de un diálogo desde los dominios del cómic con los de la novela literaria. Aun<br />
teniendo la novela de Auster ciertos aspectos visuales, no son éstos los más importantes<br />
ni los habituales del género negro clásico. La abstracción y el profundo<br />
substrato teórico sobre temas como el lenguaje, la narración, la identidad, no permitían<br />
un fácil trasvase de lo textual a lo narrativo-visual. Este condicionamiento,<br />
que a priori podría ser un obstáculo, ha sido resuelto con brillantez por Karasik y<br />
Mazzucchelli creando junto con un registro icónico-realista otro de índole simbólico-emocional<br />
en el que el lenguaje del cómic podía actuar como un suplemento<br />
enriquecedor con respecto a lo narrado por Auster. No sólo se conformaron con<br />
esto sino que, además, establecieron una gramática narrativa propia que les llevó<br />
a crear simetrías, relaciones entre símbolos narrativo-visuales, recurrencias<br />
que proponían no sólo una narración más amplia sino profundamente orgánica<br />
y coherente que daba muestras de la madurez de lo denominado como “novela<br />
gráfica”. Ciertamente, existe un trabajo de depuración textual con respecto al<br />
original de Auster. Había que pensar en términos gráfico-narrativos para conformar<br />
el guión. Esa síntesis tiene momentos espléndidos como la página en la que<br />
Quinn camina sobre el mapa de Nueva York para traducir todo ese deambular que<br />
ocupa páginas en la novela de Auster. Sobre ese bastidor narrativo, construyeron<br />
un edificio propio que abría muchas posibilidades para un lenguaje como el del<br />
cómic, que se atrevía con descaro a hablarle a la cara a géneros y formas artísticas<br />
perfectamente consolidados.<br />
LA NOVELA GRÁFICA Y LA DESOLACIÓN DEL DETECTIVE<br />
Otro caso más reciente dentro del campo de la novela gráfica que se puede<br />
adscribir al género negro es la obra de Hannah Berry, Britten and Brülightly.<br />
Si bien es cierto que en alguno de los casos anteriores como It Rhymes with Lust<br />
o Chandler había experimentos formales que afectaban tanto al aspecto editorial<br />
como a la concepción gráfica, no deja de ser menos cierto que en el aspecto que<br />
atañe a las particularidades del género narrativo se movían más bien en terreno<br />
del homenaje. En esto se distancia la poética de Hannah Berry, ya que su propuesta<br />
no trata de ser una remodelación del lenguaje de la narración gráfica con<br />
aspiraciones a acercarla al terreno de la novela literaria sino que tiene que ver más<br />
con el desmontaje de los engranajes narrativos del propio género literario. No hay<br />
esa ansiedad por “parecerse a” entre otras cosas porque el lenguaje del cómic comienza<br />
a ocupar un lugar más relevante dentro de los lenguajes artísticos. No hay<br />
una voluntad deliberada de reivindicación sino de puesta en marcha de un progra-<br />
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