semana santa

SANTO. 255
ficacion, desterrada la malicia de
la diabólica astucia, se esperimente
en él la virtud y asistencia
de tu magestad. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amen.
Mientras se bendicen los granos ele incienso toma un
acólito de la lumbre bendita y la pone en el incensario;
y concluida la sobredicha oración , el Sacerdote pone, in­
cienso de la naveta en el incensario con la bendición acos­
tumbrada. Después rocía tres feces con agua bendita los
dichos granos de incienso , y otras tres el Juego , dicien­
do : Asperges me, sin canto ni salmo , y en igual f o r m a
los inciensa. Entretanto se apagan todas las lamparas da
la iglesia para 'volverlas d encender luego con luz ben­
dita. El Diácono, 'vestido con dalmática blanca, toma
la caña, en que están al remate tres velas separadas en
forma de triángulo. Va delante el Turiferario con un
acólito que lleve en una fuente los cinco granos de in­
cienso, luego el Subdiácono con la cruz, sigue el clero por
su orden , después el Diácono con la caña, y luego el Ce­
lebrante. Asi que entra el Diácono en la iglesia inclina
la caña, y el acólito que lleva la vela encendida del nue­
vo fuego enciende una de las tres velas de dicha caña,
y elevándola el Diácono , se arrodilla , y lo jnismo hacen
todos, escepto el Subdidcono que llévela cruz ; y canta
solo el Diácono: Veis aqui la luz de Cristo. Y responden
todos: Demos gracias á Dios.
Luego procede hasta en medio de la iglesia, donde del
modo dicho se enciende otra vela , y estando de rodillas
canta en voz mas alta: Veis aqui la luz de Cristo. V res­
ponden todos: Demos gracias á Dios.