Comentário sobre o Evangelho de São Lucas - Suma Teológica
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Y aconteció que, estando en una <strong>de</strong> aquellas ciuda<strong>de</strong>s, vino un hombre<br />
cubierto <strong>de</strong> lepra; y cuando vio a Jesús, se prosternó contra tierra y le<br />
rogó, diciendo: "Señor, si quieres, pue<strong>de</strong>s limpiarme". Y Jesús,<br />
extendiendo la mano, le tocó, diciendo: "Quiero, sé limpio". Y luego<br />
<strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong> él la lepra. Y le mandó que no lo dijese a ninguno: "Mas<br />
ve, le dijo, y muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como mandó<br />
Moisés, en testimonio a ellos". Y tanto más se extendía su fama: Y<br />
acudían muchas turbas para oírle y para ser curados <strong>de</strong> sus enfermeda<strong>de</strong>s.<br />
Mas El se retiraba al <strong>de</strong>sierto y oraba. (vv. 12-16)<br />
La perfecta curación <strong>de</strong> uno sólo excita a muchas turbas a seguir<br />
al Señor. De aquí prosigue: "Y acudían muchas turbas para ser<br />
curados", etc. Para dar a conocer que el leproso había sido curado<br />
interior y exteriormente, le mandó que ocultase el beneficio recibido,<br />
pero como dice San Marcos él no calla.<br />
Cuando se retira a orar, no lo atribuyas a la naturaleza, que dice:<br />
"Quiero, sé limpio"; sino a aquélla que, extendiendo la mano, toca al<br />
leproso. No porque, según Nestorio, haya dos personas <strong>de</strong>l Hijo, sino<br />
que en El se dan dos operaciones en una misma persona (porque<br />
consta <strong>de</strong> dos naturalezas).<br />
El leproso representa típicamente al género humano <strong>de</strong>bilitado<br />
por los pecados, lleno <strong>de</strong> lepra "porque todos pecaron y necesitan <strong>de</strong><br />
la gracia <strong>de</strong> Dios" ( Rom 3,23); para que extendida la mano (esto es,<br />
tocando el Verbo <strong>de</strong> Dios la naturaleza humana), se purifiquen <strong>de</strong><br />
sus viejos errores y ofrezcan por la purificación la hostia viva <strong>de</strong> su<br />
cuerpo.<br />
Y aconteció que un día, El estaba sentado enseñando, y había también<br />
sentados unos fariseos y doctores <strong>de</strong> la ley, que habían venido <strong>de</strong> todos los<br />
pueblos <strong>de</strong> la Galilea y <strong>de</strong> la Ju<strong>de</strong>a y <strong>de</strong> Jerusalén: y la virtud <strong>de</strong>l Señor<br />
obraba para sanarlos. Y vinieron unos hombres, que traían <strong>sobre</strong> un lecho<br />
a un hombre que estaba paralítico, y le querían meter <strong>de</strong>ntro y ponerle<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor: mas no hallando por dón<strong>de</strong> po<strong>de</strong>rlo meter por el tropel<br />
<strong>de</strong> la gente, subieron <strong>sobre</strong> el tejado y le <strong>de</strong>scolgaron con su cama,<br />
poniéndole en medio <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Jesús. Y cuando vio la fe <strong>de</strong> ellos dijo:<br />
"Hombre, perdonados te son tus pecados". Y los escribas y fariseos<br />
comenzaron a <strong>de</strong>cir: "¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién pue<strong>de</strong><br />
perdonar los pecados sino sólo Dios?" Y Jesús, como entendió los<br />
pensamientos <strong>de</strong> ellos, les respondió y dijo: "¿Qué pensáis en vuestros<br />
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