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LUZ DE HIELO

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UNIVERSITAT ROVIRA I VIRGILI<br />

CUATRO CARAS <strong>DE</strong> HERMES EN LA OBRA NARRATIVA <strong>DE</strong> FLAVIA COMPANY<br />

EVA GUTIÉRREZ PARDINA<br />

ISBN: NÚM. 978-84-691-2646-2<br />

DL: T.1343-2008<br />

tierra, segundo vientre en el que intentará introducirse, que es el sótano de la casa en la que<br />

vivió con su madre y con Jef.<br />

Ya hemos dicho que en alquimia, el plomo representa el estado caótico, bruto y<br />

quebradizo del metal o del hombre interior 116 . En conexión con esto, Silvia afirma que ella es un<br />

árbol con las hojas de plomo, que le pesan y la hacen morir de otoño 117 .<br />

Se insinúa la posibilidad de que Silvia tenga trastornos alimentarios, ya que siempre se<br />

provoca el vómito después de comer 118 . Es interesante saber que algunas tribus africanas se<br />

provocan el vómito para liberarse de sus defectos, como la cobardía después de haber perdido un<br />

combate. Creen que vomitando “expulsan” el mal interior. Henderson cita al respecto la tribu de<br />

los Kwakiutl, que beben agua salada para provocárselo, y que pasan los días siguientes a este<br />

hecho en un estado de postración y tristeza muy profundos 119 ; un estado que recuerda al de<br />

Silvia.<br />

Llega un momento en que Silvia se siente, simbólicamente, “enterrada” en el sótano 120 .<br />

Bachelard indica acertadamente que los pisos altos de un edificio son “edificados” mientras que<br />

el sótano es “cavado” 121 ; efectivamente, el soñador de sótano sabe que los muros son paredes<br />

enterradas, paredes con un solo lado, muros que tienen toda la tierra tras ellos 122 . El sótano<br />

implica siempre la noción de “tumba”; en ese sentido, en Luz de hielo encontramos una<br />

referencia velada a la putrefactio de la materia prima: Me estoy poniendo nerviosa. Tengo la<br />

sensación de que hay moscas y mosquitos volando por todas partes, haciendo un ruido incesante<br />

aprendido que la verdad es, por encima de todo, lo que resulta útil, e intentaba buscar sentidos inexistentes más allá<br />

de las simplicidades manifiestas: dar en la diana era atravesarla e ir más lejos de lo que consideraba tan sólo una<br />

ilusión óptica-. A mis amigos (...) todo esto les extrañaba y no dejaban de aconsejarme con obstinación que fuera a<br />

un terapeuta, que me daría un cierto equilibrio... Yo me reía, respondía que cada cual tenía sus manías y, sin más,<br />

procuraba cambiar de tema. Debo reconocer, no obstante, que de alguna manera oscura e inconfesable todo aquello<br />

me preocupaba. No vivía con tranquilidad aquellas rarezas que me alejaban cada día más de la normalidad y, por lo<br />

tanto, de la felicidad - así lo veía-. Mi pretensión de no dar importancia a ciertos detalles era, en definitiva, una huida<br />

auténtica. Pero huir es el camino de las almas débiles y tener un alma débil no puede ser, de ninguna manera, creo,<br />

una vergüenza. Es, probablemente, una desgracia.” (p.24). “Cuando duermo, vuelvo a ser yo, débil y frágil.” (p.27).<br />

En otra ocasión, afirma que no tiene la fuerza de voluntad de Jef (pp. 27 y 30). Habla de una “inactividad enfermiza”<br />

que la ha paralizado durante años, a la espera de que “algo” ocurriera y transformara su vida . Ahora se siente<br />

culpable de pensar que tal vez su deseo de cambio ha provocado la muerte de su madre y la irrupción en sus vidas de<br />

Jef (p.105).<br />

116<br />

Vid.supra p. 216, n.23.<br />

117<br />

p.58.<br />

118<br />

p.43.<br />

119<br />

Thresholds of initiation, p.110.<br />

120<br />

“Vivo enterrada y mi inhumación depende de su [la de Jef] soledad.” (p.59). De hecho, Jef también se introdujo<br />

en un sótano simbólico cuando fue abandonado por su amante: “un espacio sin opciones, sin alternativas; una región<br />

cerrada, como su sótano; un sitio en donde yo mismo me metí de forma voluntaria porque alguien, un día, me<br />

engañó” (p.59). Silvia acepta introducirse en un sótano real y metafórico a la vez.<br />

121<br />

BACHELARD, Gaston: op.cit.p.49.<br />

122<br />

Ibid. pp.50-51.<br />

232

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