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UNIVERSITAT ROVIRA I VIRGILI<br />
CUATRO CARAS <strong>DE</strong> HERMES EN LA OBRA NARRATIVA <strong>DE</strong> FLAVIA COMPANY<br />
EVA GUTIÉRREZ PARDINA<br />
ISBN: NÚM. 978-84-691-2646-2<br />
DL: T.1343-2008<br />
completado su ciclo, como sucedía con los metales- que pugna por abrirse paso hacia nuestro<br />
mundo de aire:<br />
Es como si me hubiera despertado de repente. Ahora estoy realmente aquí, encerrada<br />
entre cuatro paredes, y lo único que quiero es volver a la superficie. Me estoy ahogando.<br />
Toda la habitación despide una fetidez insoportable. Necesito luz, aire, comida. Me da<br />
igual si tenemos o no un hijo. Ya todo me da igual. Mi madre ha muerto. Lo he entendido.<br />
Ya no tengo por qué estar encerrada aquí. Ahora soy capaz de enfrentarme con su<br />
ausencia. Este retiro me ha hecho comprender tantas cosas... El odio y el amor todo<br />
junto.<br />
Es él quien necesita confinarse 250 .<br />
Se ha completado en ella un “renacimiento” simbolizado en el hecho de despojarse de la<br />
ropa y quedar desnuda junto a la puerta del sótano, como el feto está desnudo frente a la abertura<br />
de la matriz que ha de llevarlo a la luz, al aliento, a la vida 251 . Sin embargo, ese necesario<br />
alumbramiento no va a tener lugar 252 . El proceso no podrá llegar a su coronación definitiva, pues<br />
Jef se niega - bien voluntariamente, bien porque no puede hacerlo (tal vez haya muerto)- a abrirle<br />
la puerta del sótano. El encierro en el propio interior ha terminado: empieza ahora un terrible,<br />
cruel, trágico encierro real, esta vez no deseado, en el sótano de la casa. La oscuridad se hace<br />
cada vez más densa, áspera y desagradable; es la montaña contra la que chocará la fe de Silvia,<br />
su esperanza de salvarse. Se siente cada vez más cansada, y llega un punto en que sólo queda en<br />
pie su voz, cada vez más débil, pronta a extinguirse 253 . Silvia toma consciencia de lo desesperado<br />
de su situación: intuye que el juego ha acabado para ella y que jamás volverá a ver la luz 254 .<br />
Llama desesperadamente a Jef, mas él no responde:<br />
que Jef entiende, sin embargo, es la autodestrucción, la muerte (p.158). Esa referencia a los “mitos” de la que habla<br />
Silvia podría ser una alusión al mito de Perséfone, del que hablaremos más tarde, o también a la posible<br />
identificación entre los personajes de la novela con una narración de carácter mítico en la que Jef sería el monstruo,<br />
Silvia el héroe que desciende a los infiernos y, por último, Óscar y Marta serían los “ayudantes” del héroe. (para<br />
estas interpretaciones heroico-míticas de Luz de hielo, vid. infra pp.257 a 265).<br />
250 p.146.<br />
251 “Me he desnudado, porque tengo mucho calor. El frío ha quedado atrás” (p.159).<br />
252 Inmediatamente después de las palabras anteriores aparecen éstas, presagiando un final trágico: “Tal como<br />
pensaba, la lucecita del frigorífico se ha estropeado. Todo está muerto, aquí. Cuando más la necesitaba [se refiere a<br />
su madre], me ha abandonado.” (p.159). Existe otro elemento que podría anunciar un final trágico: la noticia del<br />
periódico, leída por Jef. En esa noticia se relata el hallazgo del cadáver de una mujer en un sótano, atada de pies y<br />
manos y rodeada de botellas de agua mineral y latas de sardina vacías (p.137), y parece un calco de la situación de<br />
Silvia a excepción de las ataduras, que no son necesarias en este caso, pues el encierro es voluntario.<br />
Silvia sólo podrá completar dos de los tres pasos de todo rito de iniciación (según Van Gennep): separación<br />
y transición. La última fase (incorporación) le ha sido vedada (citado por HEN<strong>DE</strong>RSON, Joseph L.: Thresholds of<br />
initiation, p.84. Repite esta idea en su estudio junto a Maud OAKES, The wisdom of the serpent (p.48).<br />
253 Ibid.p.159.<br />
254 Es consciente de que su pacto con Jef parece fruto de una mente enferma y que , de prolongarlo por más tiempo,<br />
se producirá un desastre: “Un viaje por el miedo. El nuestro es un viaje por la alucinación de un par de enfermos que<br />
sufren una clase cualquiera de nostalgia sin registrar todavía en la historia de los sentimientos y que conduce<br />
indefectiblemente a la destrucción. Una añoranza que podría detenerse con la voluntad. No sabemos dónde<br />
buscarla.” (p.165). Es consciente de la necesidad de poner límite a esta locura antes de que sea demasiado tarde<br />
(p.163).<br />
254