Richard Leakey - Nuestros Origenes - Fieras, alimañas y sabandijas
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eubicar dentro de una perspectiva más amplia a esta especie tan especial de Homo<br />
sapiens, y su lugar en el universo de las cosas. Sin sentirme en posesión de la Verdad,<br />
sentía que ahora era posible una mirada más penetrante en esa dirección.<br />
Entonces llegó la petición del presidente Moi. Como mis energías y mi tiempo<br />
estaban consagrados a las exigencias de salvar al elefante y a otros animales de Kenia,<br />
pensé que el libro tendría que esperar; no podría concentrarme en mis ideas. Pero<br />
ocurrió que los problemas de la conservación de la fauna salvaje arrojaron mayor<br />
claridad sobre las cuestiones que me preocupaban. Samuel Johnson dijo una vez:<br />
«Pierda cuidado, señor, que cuando un hombre sabe que va a ser colgado en quince<br />
días, concentra perfectamente su mente». Pues bien, la presencia de los<br />
guardaespaldas tuvo el mismo efecto en mí.<br />
Pero más importante fue la naturaleza de mis propios intereses: comprender la<br />
interacción de las poblaciones humanas con los animales salvajes. Era otra perspectiva<br />
para comprender el lugar que ocupa nuestra especie. En vez de distraer mis<br />
pensamientos, los agudizó. En vez de distraer mi atención, me proporcionó una lente<br />
para focalizarla y analizarla. Decidí seguir adelante, conciente de mi doble privilegio:<br />
como buscador de fósiles de nuestros antepasados y como persona implicada en la<br />
lucha por reconciliar la presión de las poblaciones humanas sobre la fauna africana.<br />
El presente volumen es un viaje personal de exploración. Trabajando con Roger<br />
Lewin espero compartir parte de esta experiencia, empezando por los primeros azares<br />
en la zona occidental del lago Turkana, con las primeras excavaciones extraordinarias<br />
que llevamos a cabo allí. La experiencia alcanza a muchos ámbitos, el mundano y el<br />
sublime. Las implicaciones prácticas, cotidianas, de encontrar el lugar adecuado para<br />
establecer nuestro campamento, de localizar un punto de agua en un terreno seco, las<br />
frustraciones de ver hallazgos fósiles prometedores convertidos en material estéril, son<br />
los principios de la exploración, los poco atractivos pero inevitables primeros pasos de<br />
un largo viaje. Luego están los propios hallazgos, motivo de fiesta en el campamento,<br />
objeto de titulares en los periódicos, y finalmente, claro, los restos fragmentados de<br />
individuos con los que tenemos vínculos genéticos, por débiles que sean: las partes de<br />
un rompecabezas evolutivo que hay que reconstruir lentamente. Los descubrimientos<br />
de la margen occidental fueron todo esto y mucho más.<br />
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