10.05.2013 Views

Richard Leakey - Nuestros Origenes - Fieras, alimañas y sabandijas

Richard Leakey - Nuestros Origenes - Fieras, alimañas y sabandijas

Richard Leakey - Nuestros Origenes - Fieras, alimañas y sabandijas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Capítulo IV<br />

DE MITOS Y MOLÉCULAS<br />

Homo erectus, la especie del joven turkana, representaba un punto crucial en la<br />

evolución humana. Más o menos todo cuanto había precedido a Homo erectus había<br />

sido claramente simiesco en aspectos importantes: parte de su anatomía, su ciclo<br />

biológico, su comportamiento. Y todo cuanto vino después de erectus fue ya clara y<br />

distintamente humano. El joven turkana formaba parte de una mutación crucial en la<br />

evolución humana, cuando las semillas de la condición humana que sentimos hoy<br />

dentro de nosotros arraigaron firmemente. Además de cambios importantes en la<br />

forma global del cuerpo y en las pautas de vida, Homo erectus estuvo en la vanguardia<br />

de un nuevo desarrollo del tamaño del cerebro, un avance en la capacidad mental.<br />

Estoy convencido de que estuvo en el verdadero origen del germen de la compasión, la<br />

moralidad y la conciencia, que hoy consideramos señas de nuestra identidad.<br />

Hay que ver este giro decisivo desde una perspectiva temporal y biológica, tomando en<br />

consideración tanto la época en que apareció por primera vez la familia humana como<br />

los debates en torno a la fecha de esos orígenes.<br />

El «relato» de los orígenes humanos es más o menos el siguiente: Érase una vez, hace<br />

muchos, muchos años, una especie de simio un tanto insólito de África que tuvo que<br />

abandonar su bosque tradicional porque un clima más frío había reducido regular y<br />

sistemáticamente la capa forestal. Nuestro simio, pleno de recursos, se aferró a esta<br />

oportunidad ecológica y en su nuevo habitat, ahora completamente abierto, empezó<br />

enseguida a experimentar una serie de cambios evolutivos. Poco a poco logró<br />

mantenerse erguido y desplazarse sobre dos Patas, en lugar de cuatro; empezó a<br />

hacer y utilizar útiles y armas de piedra; A aducir el tamaño de sus afilados dientes<br />

caninos y a aumentar el tamaño de su cerebro.<br />

Se estableció un sistema de retroalimentación positiva, donde cada desarrollo llevaba<br />

al siguiente: cuanto más erguido, más podía usar sus manos; cuanto más usaba sus<br />

manos, más erguido tenía que mantenerse; cuanto más inteligente, tanto más podía<br />

confiar en su tecnología lítica. Poco a poco llegó a convertirse en una versión primitiva<br />

de nosotros, erguido e inteligente, un hábil fabricante de útiles, un experto cazador. Se<br />

erguía triunfante en las llanuras de África, dejando que simios menos hábiles<br />

permaneciesen escondidos en las mermadas zonas boscosas, en pleno retroceso.<br />

Esta fue la fantasía —y utilizo la palabra con plena conciencia— que predominó en<br />

antropología durante mucho tiempo, sobre todo porque parecía plausible. Los<br />

principales elementos de la historia son dos: primero, alcanzar la condición humana<br />

requería iniciativa y esfuerzo, y los simios siguieron siendo simios porque no se<br />

emplearon a fondo. Segundo, la transformación evolutiva de simio a humano tuvo que<br />

ser instantánea, porque las tres cualidades que, en nuestra opinión, nos separan de los<br />

simios —el bipedismo, la fabricación de útiles, y una gran inteligencia— empezaron a<br />

emerger desde el mismísimo principio. En otras palabras, el primer miembro de<br />

nuestra familia ya fue semejante al moderno ser humano, aunque con una forma<br />

primitiva. Estos dos elementos, creo, nos dicen mucho sobre nosotros mismos, sobre<br />

lo que significa el tema de los orígenes humanos para profesionales y no profesionales.<br />

El primer elemento de la fantasía —la idea de la iniciativa y el esfuerzo en la evolución<br />

humana— estaba explicitado en los libros de antropología de las primeras décadas de<br />

nuestro siglo, pero por suerte hoy ya no es tan evidente. Aunque los antropólogos<br />

51

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!