10.05.2013 Views

Cómo mejorar su autoestima, por Nathaniel Branden

Cómo mejorar su autoestima, por Nathaniel Branden

Cómo mejorar su autoestima, por Nathaniel Branden

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

26<br />

-¿El qué?.<br />

Me miró con los ojos temerosos y a la vez esperanzados de un animal salvaje.<br />

-Admitir que lo que usted ve está ahí. Que usted tiene razón, que yo soy inteligente, que soy<br />

especial, que soy buena.<br />

Aun ahora, casi dos décadas después, ese momento ha quedado grabado en mí como uno de los<br />

más grandes premios de mi carrera de psicoterapeuta: el momento de ver a un ser humano reuniendo el<br />

coraje <strong>su</strong>ficiente como para admitir y aceptar <strong>su</strong>s propios méritos.<br />

Dieciocho meses después de empezar la terapia, Florencia estudiaba creación literaria en la<br />

Universidad de California. Unos años más tarde, ya casada, se ganaba la vida como periodista.<br />

La encontré un día <strong>por</strong> ca<strong>su</strong>alidad en la calle, diez años después de la terapia; quizás no la habría<br />

reconocido, si ella no se me hubiera acercado a saludarme con gesto jovial. Iba bien vestida, y se la veía<br />

segura de sí misma, sonriente y alegre, en apariencia ya ajena a toda aquella tragedia que había vivido.<br />

-No sé si usted se acuerda de mí, pero yo sí me acuerdo de usted.<br />

Yo dudé un momento.<br />

-Usted es... ¿Florencia?.<br />

-Claro. Soy yo.<br />

-¡Qué alegría verla!.<br />

-¿Sabe quién es usted, <strong>Nathaniel</strong>?.<br />

-¿Quién soy?.<br />

-Es el hombre que se negó a verme como una vagabunda y una prostituta. Usted me vio como<br />

alguien especial. Y me hizo verme así. ¡Dios, a veces lo odié tanto!. Aceptar quién era yo, quién realmente<br />

era... fue lo más difícil que tuve que hacer en mi vida. La gente siempre habla de lo difícil que es aceptar<br />

los propios defectos; alguien tendría que hablar de lo difícil que puede ser aceptar nuestras virtudes.<br />

A veces el camino hacia la <strong>autoestima</strong> es solitario y temible. No podemos saber cabalmente y de<br />

antemano cuánto más satisfactorias re<strong>su</strong>ltarán nuestras vidas. Pero cuanto más dispuestos estemos a<br />

experimentar y aceptar nuestros muchos aspectos peculiares, más rico se volverá nuestro mundo interior,<br />

mayores serán nuestros recursos, y más aptos nos sentiremos para afrontar los desafíos y o<strong>por</strong>tunidades<br />

de la vida. También es más probable que descubramos -o creemos- un estilo de vida que se adapte a<br />

nuestras necesidades individuales.<br />

Hasta aquí hemos tratado de la autoaceptación como una aplicación de la racionalidad y el<br />

realismo, el respeto <strong>por</strong> nuestra propia experiencia, la negación a estar en guerra con nosotros mismos.<br />

Pero debemos considerar otro significado, más profundo, de la autoaceptación.<br />

Me refiero al coraje que se requiere para admitir que dentro de nosotros hay un lugar donde, con<br />

defectos o sin ellos, nos gustamos a nosotros mismos. Mucha gente encuentra esta idea muy difícil de<br />

aprehender.<br />

La autoaceptación, en <strong>su</strong> sentido último, se refiere a una actitud de autovaloración y<br />

autocompromiso que deriva fundamentalmente del hecho de que estoy vivo y soy consciente de que<br />

existo. Es una experiencia más profunda que la <strong>autoestima</strong>. Es un acto prerracional, premoral de<br />

autoafirmación, una especie de egoísmo primitivo que es la marca de nacimiento de todo organismo<br />

consciente; y sin embargo, los seres humanos tienen el poder de actuar contra él o anularlo.<br />

Quizás lo que sigue ayudará a aclarar este punto.<br />

A veces, después de que un paciente se ha explayado en detalle sobre <strong>su</strong> carencia de <strong>autoestima</strong>,<br />

y cuando yo quiero despertar esa otra perspectiva que él o ella parece olvidar, <strong>su</strong>giero el completamiento<br />

de oraciones y hago que el paciente trabaje con este comienzo: Si yo estuviera dispuesto a admitir cuánto<br />

me gusto en el fondo...<br />

Y luego, al cabo de algunas protestas <strong>por</strong> parte del paciente, acabo oyendo finales como los<br />

siguientes:<br />

¿Y si los demás no están de acuerdo?.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!