Cómo mejorar su autoestima, por Nathaniel Branden
Cómo mejorar su autoestima, por Nathaniel Branden
Cómo mejorar su autoestima, por Nathaniel Branden
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
33<br />
Para aquellos a quienes si concierne este análisis, existen evidencias abrumadoras de que si<br />
aprendemos a comprendernos y perdonarnos, nuestra conducta tiende a <strong>mejorar</strong>. En cambio, si seguimos<br />
condenándonos sin piedad, nuestra conducta (como nuestra <strong>autoestima</strong>) tiende a empeorar.<br />
A continuación propongo un ejercicio que le ayudará a aplicar este principio. Copie, clara y<br />
específicamente, alguna acción <strong>su</strong>ya que se haya reprochado. Explique <strong>por</strong> qué considera que esa acción<br />
es equivocada. Luego cierre los ojos e Imagine que el que cometió esa acción no fue usted sino un amigo<br />
al que quiere mucho. Imagine que hace preguntas a ese amigo, que le hace hablar, que le ayuda a<br />
expresar en palabras el modelo del yo-en-el-mundo con que obraba en ese momento, y lo guía hacia la<br />
perspectiva o los sentimientos ocultos detrás de esa conducta. Luego imagine que aplica ese tratamiento<br />
con usted mismo. ¿<strong>Cómo</strong> le hace sentir? ¿Qué descubre? Registre <strong>su</strong> experiencia en el cuaderno.<br />
Después considere esto: si sintiera que es apropiado y deseable mostrar esa actitud benévola con<br />
alguien que ama, ¿estaría dispuesto a mostrarla consigo mismo?.<br />
Por <strong>su</strong>puesto, si no se ofreciera esa o<strong>por</strong>tunidad a usted mismo, es probable que tampoco se la<br />
ofreciera a otro. Si somos irracionalmente severos al juzgar nuestra propia conducta, <strong>por</strong> lo general no lo<br />
somos menos al juzgar la de los demás. A la inversa, la autocompasión, siempre que sea responsable y<br />
no meramente indulgente, <strong>su</strong>ele dar <strong>por</strong> re<strong>su</strong>ltado una actitud benévola hacia los otros. La benevolencia<br />
hacia uno mismo y hacia los demás es tanto una expresión de <strong>autoestima</strong> como un medio de intensificarla.<br />
Gerardo fue a con<strong>su</strong>ltarme <strong>por</strong> problemas personales diversos, que incluían un profundo<br />
sentimiento de culpa <strong>por</strong> haber abandonado a <strong>su</strong> mujer y a <strong>su</strong> hijo al cabo de sólo algunos años de<br />
matrimonio, cuando el niño tenía dos años. Eso había <strong>su</strong>cedido quince años atrás, y aunque se había<br />
divorciado y vuelto a casar, Gerardo se sentía profundamente perturbado <strong>por</strong> el daño que había hecho,<br />
sobre todo a <strong>su</strong> hijo. "¿<strong>Cómo</strong> puedo perdonarme a mí mismo?", me preguntaba. "¿<strong>Cómo</strong> puedo rectificar<br />
lo que hice?" Lo conduje a través del proceso que acabo de describir, y él imaginó que aconsejaba a un<br />
amigo que había hecho lo mismo que él, y empezó a revivir el terror que había sentido años atrás, la<br />
sensación de estar abrumado <strong>por</strong> responsabilidades que estaban más allá de <strong>su</strong> capacidad, el saber que<br />
no amaba a <strong>su</strong> esposa y que se había dejado influir <strong>por</strong> las presiones de ella para casarse, urgido <strong>por</strong> una<br />
exagerada necesidad de que lo consideraran "un buen muchacho", etcétera. No renunciaba a la<br />
convicción de que en aquel momento podría haberse com<strong>por</strong>tado de manera más honrada y responsable,<br />
pero comenzó a entrar en la conciencia de <strong>su</strong> yo más joven y a apreciar, al menos, que no había sido<br />
empujado <strong>por</strong> la crueldad ni <strong>por</strong> un capricho, y que en <strong>su</strong> universo de entonces, tal como él lo había<br />
percibido, no tenía las opciones que ahora le re<strong>su</strong>ltaban evidentes. Decidió buscar a <strong>su</strong> hijo y a <strong>su</strong> primera<br />
esposa; reconocer <strong>su</strong> error y comprender el dolor que les había causado; aceptar el derecho de ellos a<br />
haber acumulado cierta ira contra él; y descubrir si había algo que él pudiera hacer ahora para ayudarlos.<br />
Se perdonó a sí mismo y reconoció que ellos tenían derecho a no perdonarlo, si así lo preferían. Pudo ver<br />
el dolor de ellos con una claridad y una compasión que no le eran posibles mientras estaba ocupado en<br />
reprocharse <strong>su</strong> conducta; y, al verlo, pudo avanzar en la dirección correcta. Su ex esposa no se había<br />
vuelto a casar y él no pudo atravesar <strong>su</strong> muro de amargura; pero con <strong>su</strong> hijo pudo establecer una relación<br />
completamente satisfactoria para ambos, después de un largo y difícil período de sospechas, lágrimas y<br />
manifestaciones de ira <strong>por</strong> parte del hijo.<br />
"La culpa y la compasión no se llevan bien", me confesó Gerardo. "Mientras pensaba en lo malo<br />
que era, otra parte de mi siempre se sentía a la defensiva, y se autoprotegía. Cuando me deshice de eso,<br />
<strong>por</strong> primera vez pude ver las cosas desde el punto de vista de ellos, en términos realistas. Ahora, sea lo<br />
que fuere lo que pueda hacer <strong>por</strong> ellos, estoy dispuesto a hacerlo, y eso me hace feliz. Y acepto que hay<br />
cosas que no puedo hacer, y me siento en paz."<br />
Una de las peores equivocaciones que podemos cometer es decirnos a nosotros mismos que<br />
sentirnos culpables representa necesariamente una forma de virtud. La Intransigente severidad hacia<br />
nosotros mismos no es algo de lo que nos debamos jactar. Nos vuelve pasivos e impotentes. No Inspira