10.05.2013 Views

Cómo mejorar su autoestima, por Nathaniel Branden

Cómo mejorar su autoestima, por Nathaniel Branden

Cómo mejorar su autoestima, por Nathaniel Branden

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

38<br />

La integración del si-mismo más joven<br />

"De niña, quería desesperadamente que mi madre me amara", recuerda una odontóloga de treinta<br />

y siete años. "Me moría <strong>por</strong> que simplemente me tocara o me demostrara alguna clase de afecto. Al<br />

reflexionar sobre mi pasado me impresiona lo necesitada que estaba. Supongo que ésa es la razón <strong>por</strong> la<br />

que no <strong>su</strong>elo mirar hacia atrás. No me gusta saber eso sobre mí misma, <strong>por</strong> lo menos tal como yo era<br />

entonces. ¿Esa chica era realmente yo? Me niego a creerlo. Me gusta pensar que esa muchacha murió<br />

hace mucho tiempo y que ahora soy otra persona."<br />

Cuando <strong>su</strong> marido la dejó, quejándose de que ella parecía incapaz de dar o recibir amor, se sintió<br />

hundida y perpleja; afirmó no comprender lo que él quiso decir.<br />

"No me gusta recordarme de niño (repite un programador de ordenadores de cuarenta y seis<br />

años). Vivía siempre aterrado. Mi padre volvía a casa borracho y golpeaba a todo el que se le pusiera<br />

delante. Mamá nunca nos protegía. Yo me escondía; buscaba lugares para esconderme; la mitad del<br />

tiempo estaba demasiado a<strong>su</strong>stado, ni siquiera me atrevía a hablar. Era una situación deprimente; aquel<br />

niño era deprimente. No me siento en absoluto relacionado con él."<br />

Sus hijos no entienden <strong>por</strong> qué <strong>su</strong> padre parece incapaz de jugar con ellos. Sólo saben que,<br />

emocionalmente, papá rara vez parece estar allí... como si no tuvieran padre.<br />

"Mi madre era muy sarcástica -dice una enfermera de treinta y un años. Tenía una lengua viperina.<br />

Cuando yo era chica, no sabía cómo acostumbrarme a eso. Lloraba mucho. Siento escalofríos cuando<br />

pienso en mí misma a los tres, cuatro o cinco años."<br />

Pero muchos de <strong>su</strong>s pacientes se han quejado de <strong>su</strong>s modos bruscos y <strong>su</strong>s ocasionales<br />

observaciones mordaces. Sabe que en general no cae bien, pero tiende a engañarse en cuanto al <strong>por</strong>qué.<br />

"Cuando yo tenía doce años (manifiesta un abogado de cincuenta y uno) en nuestra calle había un<br />

chulo que me aterraba. Me pegó varias veces y, después, con sólo mirarlo quedaba yo reducido a la nada.<br />

No me gusta recordarlo. No me gusta hablar de ello. En realidad, no me gusta admitir que era un chico<br />

a<strong>su</strong>stado. ¿Por qué no podía afrontar la situación de otra manera?. Mejor que me olvide de ese pequeño<br />

bastardo lo antes posible."<br />

Aunque es brillante en <strong>su</strong> trabajo, pocos de <strong>su</strong>s clientes simpatizan con este hombre. Lo<br />

consideran insensible y cruel. "Es un chulo", ha observado más de uno.<br />

Existen muchas razones que hacen que la gente sienta que no pueden perdonar al niño que<br />

fueron una vez. Como los pacientes mencionados, niegan y rechazan a ese niño. Traducidas a palabras,<br />

<strong>su</strong>s actitudes equivalen a lo siguiente: no puedo perdonarme haberle tenido tanto miedo a mi madre; haber<br />

anhelado tanto la aprobación de mi padre; haberme sentido tan poco querido; haber tenido tanta<br />

necesidad de atención y afecto; haberme sentido tan confundido <strong>por</strong> las cosas; haber excitado<br />

sexualmente, de algún modo, a mi madre; haber hecho algo, aunque no tengo idea de qué, para que mi<br />

padre abusara sexualmente de mí; haber sido tan torpe en las clases de gimnasia; haberme sentido<br />

intimidado <strong>por</strong> mi profesor; haber <strong>su</strong>frido tanto; no haber sido popular en la escuela; haber sido tímido y<br />

apocado; no haber sido más duro; haber temido desobedecer a mis padres; haber hecho cualquier cosa<br />

para gustar; haber ansiado que me trataran con amabilidad; haber sido malhumorado y hostil; haber tenido<br />

celos de mi hermano menor; haber pensado que todo el mundo sabia más que yo; no haber sabido qué<br />

hacer cuando me ridiculizaban; no haberme enfrentado a la gente; que mis ropas fueran siempre las más<br />

pobres y andrajosas de entre todos mis compañeros de escuela.<br />

En realidad, el niño que fuimos una vez puede ser recordado como una fuente de dolor, rabia,<br />

miedo, embarazo o humillación, o ser reprimido, rechazado, repudiado y olvidado. Rechazarnos a ese niño<br />

tal como, quizás, lo hicieron otros, y nuestra crueldad para con ese niño puede proseguir diaria e<br />

indefinidamente a través de toda nuestra vida, en el teatro de nuestra propia psique, donde el niño<br />

continúa existiendo como una <strong>su</strong>bpersonalidad, un sí-mismo niño.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!