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Luces del Duero - Fundación Iberdrola

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Los prolegómenos de la historia de la construcción de los sal­<br />

tos de la Cuenca <strong>del</strong> <strong>Duero</strong> comenzaron en 1903, cuando los fundadores<br />

de la Sociedad General de Transportes Eléctricos, primera<br />

que ostentaba dos de las tres concesiones <strong>del</strong> río en su<br />

tramo internacional, iniciaron los primeros viajes a la comarca.<br />

Fueron unos años muy difíciles; en primer lugar hicieron lo imposible<br />

para que su sueño pudiera ser administrativamente real,<br />

cuestión que tardó demasiados años en realizarse, como luego se<br />

verá. La nación vecina, Portugal, no quería otorgar el permiso para<br />

que los estribos de las presas que tuvieran que engastarse en la<br />

margen lusitana se asentaran en su ribera.<br />

Desde 1906, año en el que nació la sociedad antes citada, y hasta<br />

que se articula en 1928 el tratado internacional que permitió la<br />

construcción de las presas <strong>del</strong> <strong>Duero</strong>, los primeros protagonistas<br />

de esta epopeya destinaron su existencia a esta finalidad y a<br />

unificar las diferentes concesiones en una sola razón que permitiera<br />

sacar el máximo provecho al desnivel <strong>del</strong> río. La reunión en<br />

un único proyecto de todas las concesiones solicitadas en el <strong>Duero</strong><br />

internacional se debió a la figura de José Orbegozo, alma de la<br />

empresa desde entonces al integrarse en 1917 con Pedro Icaza<br />

como accionista en la Sociedad General de Transportes Eléctricos.<br />

Orbegozo comprendió desde el primer momento que la totalidad<br />

<strong>del</strong> cañón <strong>del</strong> <strong>Duero</strong>, con un desnivel de ciento veinticinco<br />

metros en ciento cincuenta kilómetros de recorrido —uno de los<br />

más elevados de Europa—, exigía un tratamiento global que estuviera<br />

acorde con las magnitudes energéticas <strong>del</strong> des nivel <strong>del</strong> cauce.<br />

Aguas arriba de las dos concesiones reservadas para la Sociedad<br />

UNA BREVE HISTORIA<br />

Álvaro Chapa Imaz<br />

General, se hallaba una concesión más a favor <strong>del</strong> ingeniero Cantero<br />

Villamil; Orbegozo integró en principio en su mente la unificación<br />

de todos los saltos para hacer viable el proyecto.<br />

El río <strong>Duero</strong> siempre ha presentado una aportación de agua extremadamente<br />

irregular. En los meses <strong>del</strong> estío se sabía que su reducido<br />

caudal era incapaz de justificar las costosas inversiones que<br />

exigían las obras. En cambio, regularizados los caudales me diante<br />

embalses que sólo podían establecerse en España y con sa crificio<br />

exclusivo de terrenos, desniveles y saltos concebidos por españoles,<br />

el problema se entendía de otra manera. Era comprensible<br />

que quienes acometieran ingentes inversiones en las obras de<br />

los embalses reguladores se beneficiaran de los saltos que pudieran<br />

establecerse aguas abajo. Por este motivo, la historiografía<br />

y la ingeniería española, así como la memoria de <strong>Iberdrola</strong>, concede<br />

la paternidad <strong>del</strong> proyecto y su resolución al ingeniero Orbegozo.<br />

Pero a pesar <strong>del</strong> nuevo proyecto las autoridades portuguesas<br />

denegaban los permisos de obra. Para facilitar el concurso<br />

lusitano se constituyó el 3 de julio de 1918 una nueva sociedad<br />

denominada Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos<br />

con objeto de desarrollar la totalidad de la idea en una<br />

única concesión. Se pensaba que la inclusión <strong>del</strong> Banco de Bilbao<br />

en la nueva sociedad, así como la entonces descollante figura<br />

<strong>del</strong> industrial bilbaíno Horacio Echevarrieta —comprador de la<br />

concesión de Cantero—, más la integración de la Sociedad General<br />

de Transportes Eléctricos, sería definitiva para hacer ver a<br />

Portugal la viabilidad de la empresa. Es más, al Banco Nacional<br />

Ultramarino de Portugal se le ofreció una opción sobre el capital,<br />

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