Revista Diocesana Mensual San Juan de los Lagos - Diócesis de ...

Estos son sólo algunos datos que presentan el
fenómeno juvenil en algunas facetas, y que en
mucho nos hablan del apaciguamiento y
adormilamiento que los jóvenes
tienen en nuestra sociedad
y en nuestra Iglesia. Por eso
bien lo decía Anacleto
González Flores: «Hay jóvenes,
lo que falta es juventud».
¿Qué otros aspectos de la
juventud descubres como alarmantes?
¿En tu comunidad o
ambiente específico donde te
desenvuelves existe algún rasgo
de los que explicamos?
¿Qué retos descubres para el
joven de hoy? ¿Crees que los
jóvenes hoy sean capaces de
enfrentar estos retos y aportar algo a la sociedad?
Bol-340
VALORACION CRISTIANA
Leer: Eclesiástico 51, 13-27.
Sin duda la Palabra de Dios que escuchamos
en el libro del Eclesiástico nos presenta la vocación
a la que los jóvenes de todos los tiempos
estamos llamados, en el que la búsqueda, la lucha,
la sabiduría, el cansancio y el desánimo se encuentran
alternando en medio de un corazón
confiada en Dios.
La juventud tiene algo de sagrado porque en
ella se ostenta inalterable la majestad de la vida.
Es la estrofa que se levanta del polvo iluminado
del sendero; bloque de energías que tiemblan de
hartura y vigor de lozanía; audacia santa para
las banderas altas. Su elemento esencial es la
esperanza. Porque la juventud no consiste solamente
en una etapa circunscrita por el tiempo,
sino también en una actitud moral que se caracteriza
por una viva confianza en la realización
plena del bien y la verdad (Anacleto Glez.).
Anacleto González Flores en el párrafo anterior
describe lo que es en realidad la juventud y los
retos que tiene, pero sobre todo nos explica lo
realmente esencial en la vida del joven: la espe-
SEMANA DE ADOLESCENTES Y JOVENES
ranza; algo que en muchos parece ya se ha apagado
en el horizonte de sus expectativas. Los jóvenes
de hoy hemos de tener esperanza profunda, y
más aún, los jóvenes cristianos
hemos de ser esperanza
para un mundo
desesperanzado y en
mucho desesperado que
no alcanza la realización
plena en su vida y sufre
una frustración.
El Papa Benedicto
XVI en su encíclica Spes
Salvi (Salvados en la esperanza)
nos recuerda:
La fe es esperanza; y en
efecto, en un tiempo que
ridiculiza y confunde la
fe, a los jóvenes nos falta fe, y por la tanto
esperanza, una esperanza que se recibe y se comunica
en Dios (Spes Salvi 3), y no en el sólo
«optimismo» espectacular que algunos intentan
comunicar en los medios de comunicación.
Los jóvenes cristianos tenemos el gran reto de
ser factores de esperanza partiendo del encuentro
personal con Dios en Cristo Jesús sobre todo en la
oración como escuela de la esperanza (Spes Salvi
32), en el que nos llenamos del Dios de la fe, la
esperanza y el amor que hemos de comunicar en
acciones concretas en los diferentes campos donde
nos desarrollamos.
Pero luego surge la pregunta ¿Dónde y cómo
podemos los jóvenes cristianos ser testigos de
esperanza? La Doctrina Social de la Iglesia es un
modo muy concreto de poder responder a los
retos de una sociedad convulsionada que critica a
la Iglesia y a quienes la formamos, porque parece
que sólo nos dedicamos al templo y sus rituales,
descuidando en mucho la atención a los aspectos
comunitarios y sociales.
Por ello, la Doctrina social de la Iglesia es un
magnífico instrumento que permite entrar en un
diálogo constructivo entre las comunidades cristianas
y la comunidad civil y política (DSI 534).
De esta manera, la Doctrina Social de la Iglesia
anuncia el mensaje evangélico y lo confronta con
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