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REFLEJADA<br />
ESPEJO I<br />
Mi patria es mi infancia<br />
Rainer Maria Rilke<br />
...que el alma que hablar puede con los ojos/también puede besar con la mirada, en una huidiza e imperecedera esperanza de ser.<br />
De todas las formas de expresión posibles escojo resguardarme en el caminar de la palabra; siete años de escasa experiencia<br />
vital sólo me podrían acercar a un insuficiente pero penetrante estilo macramé de nostalgia de aprender. Sería la pulpa del<br />
cambiante cataclismo, del amanecer prematuro de la letra.<br />
Y allí estaba yo, sencilla, tierna, decidida.<br />
Dispuesta a batir peripecias en mi desván de los sueños.<br />
Eran años de lápices de colores y brillantes cuadernos de purpurina, de grandes sonrisas tímidas, de cometas. Cómo sentir por<br />
primera vez el perfume de un libro (amalgama infantil de color transformado) (o mejor, conjuro eterno).<br />
Fue en ese instante lento cuando llegó. Interesante. Inquieto. Apreciándose perenne. Simple en algún rincón. Especial, por lo<br />
menos. Esperaba expectante.<br />
Mis latidos, volando vibrantes y los suyos, llamándome. Me reclamaba con la privacidad del consejo y la discreción de un<br />
secreto (jamás revelado). Allí, sólo por mi y para mi, nuestra historia, el primer amor... El Mundo de Sofía, convertido desde<br />
aquel instante en parte de mi reflejo.<br />
Los juegos, las canciones y los dulces, en una mezcla viva y ágil de despreocupación y alegría...<br />
Recuerdos que se acurrucan en la cuna del ser, que son como ojos de agua.<br />
Primer todo. Sentíamos exageradas emociones que por ser, no podían ser mayores. En la cima del mundo, me recuerdo como<br />
la más feliz de las personas. Y encuentro, me encuentro en cualquier lado reflejada.<br />
Mirar atrás. Sentirme [inocentemente] en el primer reflejo.<br />
ESPEJO II<br />
El que no sabe llevar su contabilidad<br />
Por espacio de tres mil años<br />
Se queda como un ignorante en la oscuridad<br />
Y solo vive al día.<br />
Goethe<br />
Nervios. Sensaciones punzantes de persistencia. Agonía. Alegría. Nervios. Tic-tac. Nervios. Nervios y latidos a la ultra velocidad<br />
del alma. Segundo de Bachillerato. Ahora. Es la isomorfía de los sentidos que se vuelven rompientes olas en el hechizo.<br />
Se podría pensar que es una etapa como otra, sin más; pero el lenguaje corporal de gestos y ese sudor, que como escalofrío<br />
trasciende, me dice que la huella esculpida quedaría engranitada en el vidrio-siempre.<br />
Estado: conscientes de repente de lo real, irreconciliables a la vez y si, también, percatados del lento, ahogado y febril aprendizaje...<br />
Sin embargo, la fuerza crece y se levanta fiera tras la caída, reluce inagotable y antes de desvanecerse, se levanta y crece (tras<br />
la caída). Creo tener inacabables fuentes de las que surgen y a las que regresan. Usadas. Renovables. Eternas. Crueles en su<br />
naturaleza. Competentes y detalladamente planteadas.<br />
En ese momento, sola. Reflexiono refractada.<br />
El rayo que vagamente invade el espacio, pronto dibuja sombras y atardeceres sobre el escritorio... pois m’ela mom quer veer<br />
nem falar, queme queres, Amor? Fernando Esquío, Manuel Rivas para comenzar.<br />
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