Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Así que hoy se ha puesto la camiseta del Athletic que piensa llevar la semana que viene a la final de la Copa en Valencia y<br />
no ha ido al trabajo. Piensa pasar la tarde con Iker. Llevarle al entrenamiento y luego charlar con él. El niño es un trasto. Ha<br />
salido a padre. Lisandro no piensa usar el efecto zartako de su madre. Nada de violencia. Ahora es el tiempo de la asertividad,<br />
la empatía y la escucha activa de los problemas de tus hijos. Lo ha leído en un libro.<br />
Entretenido con esos pensamientos llega a la marquesina de la parada del autobús y se sienta en un banco protegido por una<br />
mampara de cristal que alberga una foto enorme de una modelo de lencería a la que parecen escapársele los pechos del sujetador.<br />
Algunos científicos han elaborado teorías que explican que hay universos paralelos en espacio y tiempo que están conectados<br />
entre sí por una especie de agujeros de gusano. Por otra parte, es un hecho muy común y cierto que si vas a tener un hijo<br />
empiezas a ver mujeres embarazadas por todas partes, o si te compras un modelo determinado de coche empiezas a ver ese<br />
tipo de coche en cada semáforo.<br />
Sugestión de la mente o agujeros de gusano, sea lo que sea, el caso es que la combinación de la imagen de las tetas de la modelo<br />
de lencería y el verse vestido de rojiblanco hace que los párpados de Lisandro caigan y aparezcan imágenes en su cerebro de<br />
la carpeta titulada “hace 25 años”.<br />
Visualiza las tetas de Susana Estrada, la tangana con Maradona en la final de Copa, y cómo no, aquel día en los garajes de<br />
la obra. Pero lo que ve clarísimamente –full HD 1080p– dentro de su cabeza es el rostro enrojecido lleno de bigotes y venas<br />
marcas del Godo con la cabeza de Roque debajo del agua.<br />
Aquel día...<br />
El Godo estaba loco, aunque probablemente no tanto como para matar un niño. Esto se podría haber comprobado si Lisandro<br />
no hubiera empezado a arrastrar sacos de cemento hasta el garaje inundado tirándolos al agua. Eso provocó que el Godo soltara<br />
a Roque y empezara a correr chapoteando hacia Lisandro, permitiendo con esa maniobra de distracción que los dos pudieran<br />
escapar, aunque no sin consecuencias.<br />
Las más leves fueron para Lisandro: su madre le puso el culo como un tomate al llegar a casa y se quedó sin camiseta del<br />
Athletic, ya que ésta se le rasgó entera con la verja al escapar apresuradamente. No hubo problema: luego vendrían más.<br />
Al Godo le despidieron la semana siguiente y vino otro guarda con un compañero: un pastor alemán que dejaba suelto por la<br />
obra. Se acabó el entrar en la obra para los chavales.<br />
Roque era como un gato. Bajo el agua de aquel garaje subterráneo inundado gastó la segunda de sus siete vidas. La primera la<br />
consumió a los 6 años golpeándose la cabeza con esos columpios de hierro pintado y suelo no acolchado no homologado que<br />
había antes. Despertó tras dos semanas inconsciente.<br />
Las otras cinco vidas que gastó fueron similares: cinco sobredosis de heroína.<br />
No le quedaban más vidas cuando, el día que cumplió 19 años, lo encontraron en otro garaje semi-inundado al lado de una<br />
jeringuilla.<br />
Javier Peláez Peña<br />
59