El Decalogo - Felix Garcia Lopez (Cuadernos Biblicos).pdf
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12/ Dt 5,12-16) estuvieron o no unidos entre sí,<br />
antes de pasar a formar parte del decálogo actual,<br />
es difícil saberlo. En Lv 19,3 aparecen<br />
unidos, aunque en distinto orden. <strong>El</strong> cambio<br />
operado en Ex 20,7-12 / Dt 5,11-16 al referirse a<br />
Yahvé, respecto de lo que precede y de lo que<br />
sigue, invita a buscar las series más antiguas en<br />
la primera y última parte del decálogo. Por consiguiente,<br />
la parte central sería la más tardía.<br />
Tendría la función de bisagra: uniría el discurso<br />
de Yahvé y el discurso sobre el prójimo mediante<br />
un nuevo discurso, en el que se dan cita tanto<br />
Yahvé como el prójimo. Con su incorporación, el<br />
decálogo adquiriría ya una forma definitiva o<br />
muy próxima, al menos, a la forma actual.<br />
La coloración deuteronómico-deuteronomista<br />
del decálogo en sus dos versiones lleva a pensar<br />
que éste no existió como tal decálogo hasta<br />
una época relativamente tardía. Probablemente<br />
no antes de la época de Josías (640-609 a. C.).<br />
Preceptos como el del sábado hacen pensar en<br />
una época aun posterior. Su composición pasó<br />
seguramente por diferentes etapas, de cuya reconstrucción<br />
no podemos ocuparnos aquí.<br />
Mirado en su punto final, como unidad independiente,<br />
se puede hablar de un tema del decálogo.<br />
Según Crüsemann, este tema sería «la<br />
preservación de la libertad». <strong>El</strong> decálogo sería la<br />
expresión de la voluntad de Dios para aquellos<br />
que desean conducir su vida a la luz de la liberación<br />
operada por Dios en favor de su pueblo.<br />
Visto, sin embargo, en su devenir, en sus diversas<br />
recensiones y en su proceso de formación,<br />
habría que hablar de un Israel que está en camino<br />
y, por tanto, de su orientación escatológica.<br />
14<br />
En el decálogo se combinan la religión y la<br />
ética, la fe y la acción. En el Antiguo Testamento,<br />
como en otras partes, la religión y la ética<br />
están en el origen de dos campos diferentes, el<br />
primero regido por Dios y el segundo más bien<br />
por la sociedad. Pero dado que en Israel, más<br />
que en otras partes, la religión está ligada a la<br />
existencia de una sociedad, la ética no se sitúa<br />
fuera de la religión. <strong>El</strong> decálogo es el documento<br />
más notable de este aspecto ético de la religión<br />
y se puede decir que en el Sinaí se colocan<br />
las bases de la religión y de la ética al mismo<br />
tiempo. La ética es inmediatamente religiosa,<br />
porque consiste en querer a Dios como el «Tú»<br />
absoluto. La particularidad del decálogo está en<br />
la unión indisoluble de los mandamientos «teológicos»<br />
y de los «éticos», de tal modo que los<br />
primeros no son más importantes que los otros.<br />
En el decálogo, considerado como unidad, todos<br />
los mandamientos tienen el mismo peso. En este<br />
sentido, cabe afirmar que todos los mandamientos<br />
del decálogo penden del primero, que, a su<br />
vez, enlaza con el preámbulo: «Yo soy Yahvé, tu<br />
Dios, por eso tienes que...». Como, por otro lado,<br />
el preámbulo tiene un carácter histórico, se<br />
puede decir que en el decálogo se dan cita asimismo<br />
la historia y la ley.<br />
Si, en vez de considerar el decálogo como<br />
una pieza independiente, se atiende a su contexto<br />
inmediato, el decálogo resalta como palabra<br />
de Yahvé. En el texto bíblico, tal como ha<br />
llegado hasta nosotros, el decálogo se halla insertado<br />
en medio de la teofanía del Sinaí / Horeb.<br />
En el diálogo entablado entre Moisés y<br />
Dios, éste proclama solemnemente el decálogo.<br />
En cuanto «palabra de Dios», nada más lógico<br />
que el decálogo sea denominado como «palabras»<br />
(Ex 20,1), «las diez palabras» (Dt 4,13;<br />
10,4).