Democracia, ciudadania y derechos humanos - Defensor del Pueblo

democracia, ciudadanía y derechos humanos
los clientes como grupo están incapacitados para obtener recursos de manera colectiva. Cuarto, cuando
se genera la ausencia de una ética colectiva pública basada en criterios universalistas y no en consideraciones
particulares o personales.
El clientelismo es mucho más viable si el Estado coadyuva a la existencia de los cuatro elementos antes
enunciados.
¿Cuales las etapas de la ciudadanía en Bolivia?
La historia de la ciudadanía formal boliviana puede dividirse en tres grandes períodos. El primero, que se extiende
de la primera Constitución Política del Estado (1826) a la de 1938, el segundo de 1938 a 1961, y el tercero de 1961
a la fecha. Es importante destacar que entre estas macro etapas han existido cambios constantes en cuanto a facultades
ciudadanas se refiere, caracterizados mayormente por una paulatina inclusividad y ampliación de atribuciones.
De 1825 a 1938: ciudadanía calificada y excluyente
El antecedente de la Constitución de 1826 se remonta a aquella de 1812, que rigió para todas las colonias de
Latinoamérica: en esta Constitución, los ciudadanos fueron definidos como vecinos. La ambigüedad de esta definición
no dejaba claro quienes podían considerarse o no como ciudadanos, por ejemplo los indígenas, aunque estaban
excluidos de facto. Una vez conformados los Estados nacionales independientes, el tema de la ciudadanía se definió
con mayor precisión.
El primer período de la ciudadanía formal boliviana se caracterizó fundamentalmente por contener distintos criterios
de exclusión: género (eran solamente titulares de derechos de representación los hombres mayores de edad), etnia
(los indígenas no eran considerados ciudadanos), situación socioeconómica (no eran ciudadanos quienes no contaban
con determinada renta o se encontraban en relación de "servidumbre") y grado de alfabetización (sólo gozaban de
derechos ciudadanos los hombres que sabían leer y escribir).
En esta primera etapa no existía ciudadanía como tal. Cabe recordar que la ciudadanía es, en primera instancia,
el vínculo a través del cual el Estado reconoce a todos los miembros de la sociedad como iguales ante él. En un
contexto donde prima la exclusión y la inequidad de hecho y de derecho, no se puede hablar de ciudadanía.
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