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2. Fridl Loos junto a sus<br />
círculos de luz.<br />
* “Fridl Loos, perfil de una<br />
creadora”: muestra de ropa<br />
y fotogramas de Fridl Loos<br />
realizada en el Centro Cultural<br />
Recoleta de Buenos<br />
Aires en julio de 2000. En<br />
la colección pudo apreciarse<br />
la mirada estética que atravesó<br />
sus diseños y su trabajo<br />
experimental con la fotografía,<br />
más cercano a un ensayo<br />
sobre la luz y sus tramas,<br />
que a la representación.<br />
20 Argentinos<br />
Susana Rinaldi, pasando por la aristocracia ilustrada<br />
y el pintor Alberto Grecco, quien solía pedirle<br />
prestadas sus últimas túnicas para salir a<br />
pasear travestido por plaza San Martín.<br />
La tendencia gauchesca, que en los años ’60<br />
también cautivó a Yves Saint Laurent y a Bonnie<br />
Cashin (la vestuarista de la 20th Century Fox),<br />
recobró vigencia en la última temporada del ’99,<br />
cuando el estilo de las pampas volvió a imponerse<br />
en las pasarelas de París y Nueva York. Marc Jacobs<br />
(diseñador de la casa Louis Vuitton), Ralph Lauren<br />
y Véronique Branquinho propusieron el poncho<br />
como accesorio de rigor y tramaron versiones en<br />
tweed, y otras con telas tecnológicas.<br />
Ese mismo año, una tarde de invierno, instalada<br />
en su living con alfombras raídas, sectores<br />
de estética lounge de líneas modernistas<br />
adornados con carpetas de patchwork y flores de<br />
plástico (lo más parecido a un capítulo de Dimensión<br />
desconocida con la aguja clavada en los<br />
años ’40), mientras tomaba su aperitivo favorito<br />
–Coca-Cola con algunas gotas de whisky– Fridl<br />
declaró: “Al principio las argentinas no se atrevían<br />
a jugar con los colores. Mi mayor conquista<br />
era que usaran algo rosa o celeste. Por regla<br />
general, primero diseñaba las telas, después las<br />
probaba sobre mi cuerpo, y recién después se<br />
las daba a una modista. A mi edad, y ahora que<br />
uso bastón, me aburre hablar de moda; prefiero<br />
mirar documentales de animales, o clásicos con<br />
ese hombre tan guapo, Marlon Brando, y seguir<br />
experimentando con mis fotogramas”.<br />
Fridl Loos murió en junio de 2000, días antes<br />
de la inauguración de la muestra de ropa y<br />
fotogramas que planeó durante décadas*.<br />
Vasseur-Esquivel<br />
En el diciembre argentino de 2001, con el<br />
sonido de fondo de cacerolas reales que ingresaba<br />
por las ventanas y de otras impostadas por un DJ<br />
francés, los diseñadores Gaba Esquivel y Thomas<br />
Vasseur presentaron una colección para 2002,<br />
que combinaba galas de gauchos salteños con<br />
postulados básicos de la corsetería de alta costura,<br />
pantalones con plisados similares a bombachas<br />
bataraza, abrigos color arena enlazados con<br />
piezas de orfebrería inspiradas en utensilios de la<br />
yerra, faldas de paisanas en versión parisina y remeras<br />
elegantísimas. Después de mostrar el perchero<br />
en una fiesta privada, hicieron las valijas<br />
con la colección y partieron a Nueva York para<br />
entrevistarse con buyers (eslabón de rigor en la<br />
cadena de comercialización de la moda). Tras<br />
media docena de afrentas y rechazos, decidieron<br />
contrarrestar la desazón con un banquete en<br />
Smith, restaurante predilecto de los neoyorquinos.<br />
Entonces la trama viró hacia el cuento de<br />
hadas: entre los comensales se encontraba Kal<br />
Ruttenstein (director de moda de la tienda Bloomingdale’s<br />
y hacedor de monstruos como Calvin<br />
Klein, Tom Ford y Donna Karan), al que vía un<br />
camarero enviaron una carta de presentación. Al<br />
día siguiente, sosteniendo su gruesa figura en<br />
uno de los bastones de su extensa colección,<br />
Ruttenstein se apersonó en el departamento de<br />
Chelsea que <strong>of</strong>iciaba de base temporaria de la firma.<br />
“Kids, me encanta lo que hacen”, les dijo<br />
tras observar unas cincuenta prendas, “y aunque<br />
están muy retrasados para el calendario internacional,<br />
mañana vuelvo y les compro todo.”<br />
En pocas horas, los kids en cuestión contemplaron<br />
boquiabiertos la visita de árbitros<br />
del estilo: desde Anna Wintour, con su corte<br />
garçonne y vestida de blanco Prada, hasta Brana<br />
Wolf de Harper’s Bazaar, con un ejército de<br />
asistentes disparando polaroids y planeando<br />
producciones para los días siguientes. El clímax<br />
fue el 14 de mayo de 2002, cuando uno de sus<br />
vestidos drapeados en jersey con falda paisana<br />
chic apareció en la tapa del Women’s Wear<br />
Daily, la principal publicación del negocio de<br />
la moda norteamericana.