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marcha de un plan urbanístico que la<br />
hubiera convertido en un bloque de<br />
cemento como al resto del litoral mediterráneo<br />
español. Afortunadamente, el<br />
plan fue finalmente paralizado pero no<br />
suficientemente a tiempo de evitar la<br />
urbanización de algunos sectores.<br />
Desde 1986, todo este conjunto de<br />
ambientes quedó incluido en el Parque<br />
Natural de La Albufera, de unas 21.000<br />
hectáreas de extensión y primero de los<br />
declarados en la Comunidad Valenciana.<br />
La impronta del arrozal<br />
El cultivo del arroz ha sido, sin duda, el<br />
hecho histórico que más ha modelado el<br />
paisaje de los marjales de Valencia. A partir<br />
del siglo XVIII, la expansión del arrozal<br />
fue carcomiendo la superficie lacustre<br />
hasta dejarla reducida a lo que hoy<br />
conocemos. Cuando se recorren los infinitos<br />
arrozales de Silla, Sueca o Cullera,<br />
resulta difícil llegar a vislumbrar el<br />
enorme esfuerzo y la ingente y tenaz<br />
labor desarrollada durante siglos por el<br />
campesino valenciano para ganar terreno<br />
a La Albufera y convertir miles de<br />
hectáreas palustres en anfibios campos<br />
de arroz. Sin ninguna ayuda mecánica,<br />
se produjo el aterramiento -capacho a<br />
capacho, y con la ayuda de barcas en las<br />
que se transportaba la tierra y el fango<br />
procedente del fondo del lago y de los<br />
canales- de las parcelas que había que<br />
, rellenar antes de ponerlas en cultivo.<br />
Desde hace siglos, el ciclo productivo<br />
del arrozal ha configurado el entorno de<br />
La Albufera y también el ciclo de su<br />
mayor riqueza natural: las aves acuáticas.<br />
Desde mayo a septiembre tiene lugar<br />
la siembra, el crecimiento y la madura-<br />
Caza y plumbi mo<br />
Inedio aInbiente<br />
Junto a la pesca, la caza de patos ha gozado siempre de gran arraigo en La<br />
Albufera, hasta el punto de que se remonta a la época de la dominación árabe.<br />
Pero no hace falta acudir a los legajos históricos ni a las ordenanzas municipales<br />
para confirmar la secular tradición cinegética. Un reciente estudio científico<br />
ha aportado algunos datos realmente preocupantes de cara a la<br />
conservación de la vida animal del marjal y que tienen que ver con la presión<br />
ejercida por la caza durante siglos. La Albufera es, después de algunos enclaves<br />
de Rusia, la zona del mundo con mayor índice de contaminación por el plomo<br />
de los perdigones. Hasta 287 perdigones por metro cuadrado se han hallado<br />
en algunas zonas, lo que demuestra cuan profunda ha sido la afición a la<br />
caza en esta comarca. Esta contaminación provoca una enfermedad, el plumbismo,<br />
que es causa de un envenenamiento, lento pero mortal, en las aves<br />
que ingieren los perdigones, que quedan almacenados en sus mollejas cuando<br />
se alimentan.<br />
La caza aún se practica hoy en día en los llamados vedados, zonas de arrozal<br />
que se mantienen en total tranquilidad, e incluso se ceban con arroz, buscando<br />
el aquerenciamiento de ánades reales, rabudos y silbones, patos cucharas<br />
y colorados, cercetas y fochas.<br />
ción del arroz, y, durante estos meses, los<br />
campos permanecen inundados. Un<br />
segundo periodo de inundación ocurre<br />
desde noviembre a febrero, en este caso<br />
por coincidir con el periodo invernal en<br />
que la laguna adquiere su mayor nivel<br />
hídrico. Después de esta fecha, los campos<br />
se secan para que la vegetación acuática<br />
competidora del arroz muera,<br />
momento que se aprovecha para pasar<br />
los tractores provistos de grandes ruedas<br />
con palas que remueven los fondos de<br />
fango y destruyen las malas hierbas y los<br />
restos del barbecho del cultivo anterior.<br />
Después, vuelven a inundarse para la<br />
siembra y así se cierra el ciclo.<br />
Originalmente, La Albufera se comunicaba<br />
con el mar de forma natural, pero<br />
desde hace siglos es un sistema fuertemente<br />
intervenido cuyo nivel hídrico se<br />
regula a voluntad según las necesidades<br />
del cultivo del arroz. Esta regulación se<br />
hace a través de tres salidas o golas -las<br />
de Puchol, Perellonet y Perelló-,<br />
mediante un sistema de compuertas.<br />
Ellanguidecimiento de la vida en el<br />
lago ha sido en parte amortiguado por<br />
la riqueza biológica que mantiene el<br />
arrozal, a pesar de que también soporta<br />
el empleo de productos agroquímicos<br />
y fertilizantes. En los terrenos<br />
encharcados del arrozal viven infinidad<br />
de invertebrados, lo que unido a los<br />
propios granos del cereal, sirve de nutrida<br />
y permanente despensa para las aves<br />
acuáticas.<br />
De Izquierda a derecha, vista de la reserva del Racó de l'Olla, nenúfar blanco y ejemplar de fartet, pez endémico del entorno de La Albufera.<br />
estratos • INVIERNO 2001 • 55