teledetección - Enresa

Las aves acuáticas han dado renombre a La Albufera entre los ornitólogos. En las imágenes pequeñas, ejemplares de garcilla cangrejera (arriba) y de martinete.
Paraíso ornitológico
No cabe duda de que las aves acuáticas
han sido las que han dado el mayor
renombre natural a La Albufera, que
acoge nutridas colonias de garzas, que
se encuentran entre las más importantes
de Europa, con poblaciones de varios
miles de parejas. De hecho, el censo de
la pasada temporada de cría ha supuesto
un auténtico récord ..... histórico, con
una población total de casi 7.500 parejas,
representada por todas las ardeidas
coloniales que se reproducen en España
e integrada por 4.125 parejas de garcilla
bueyera, 1.850 de garceta común,
1.095 de garza real, 180 de martinete,
157 de garcilla cangrejera y 47 de garza
imperial. En los meses más fríos del año,
una media de 30.000 anátidas y miles de
garzas y garcillas invernantes buscan
cobijo en el lago y los arrozales.
Uno de los enclaves de mayor valor
ornitológico de todo el parque natural es
la reserva del Racó de l'Olla, donde se
refugian importantes poblaciones reproductoras
de charranes comunes y patinegros,
pagazas piconegras, charrancitos
y avocetas. La reserva del Racó,
enclavada en un espacio de transición
entre el marjal y el mar, es un claro ejemplo
de cómo una adecuada gestión del
medio puede lograr la recuperación de
un hábitat y de su fauna asociada. Ubi-
56 • estratos • INVIERNO '2001
cada sobre un antiguo saladar, que fue
destruido a comienzos de los setenta
por su aterramiento para la construcción
del hipódromo de Valencia, su regeneración
fue emprendida a partir de
1986, tras el fracaso del hipódromo y la
recuperación de los terrenos por parte del
Ayuntamiento de Valencia. La restauración
ambiental de la reserva finalizó en
1992 y, a partir de entonces, las poblaciones
de charranes y otras aves no han
dejado de aumentar cada año, hasta llegar
a convertirse en 10 que es, sin duda,
el segundo núcleo más importante de
estas aves en España, tras el delta del
Ebro.
Pero La Albufera también alberga
otros tesoros faunísticos, como los pequeños
crustáceos endémicos Palaemonetes
zariquieyii y Dugastella valentina, conocidos
localmente como gambetas, o el
fartet y el samaruc, pequeños peces
endémicos que se encuentran entre los
más amenazados de Europa. Para tratar
de recuperar las poblaciones de estos
interesantes peces, la Generalitat Valenciana
ha puesto en marcha un programa
de cría en cautividad en un centro de
acuicultura ubicado en El Palmar, que
está permitiendo el reforzamiento de las
poblaciones naturales en los contados
marjales del litoral levantino donde aún
sobreviven.
Tras unas décadas en que La Albufera
ha vivido lo que posiblemente haya
sido el periodo más crítico de su historia,
este humedal empieza a levantar
cabeza. La declaración de parque natural
supuso un freno definitivo a la urbanización
de la Devesa del Saler y permitió
la recuperación del saladar del
Racó de l'Olla. Pero 10 más importante
ahora es conseguir que las aguas que
llegan a la laguna lo hagan con un mínimo
de calidad. Hace años se emprendió
un plan de saneamiento de las aguas
de los núcleos de población del entorno
que, aún por concluir, ya está empezando
a dar sus frutos. En algunas zonas
ya están apareciendo las praderas de
macrófitos, plantas acuáticas que requieren
una cierta calidad hídrica y que
desaparecieron hace unas décadas cuando
La Albufera no pudo auto depurar
más las aguas que le llegaban cargadas
de fertilizantes y contaminantes de todo
tipo. Y con los macrófitos, empezarán
a verse de nuevo durante la época de
reproducción interesantes aves acuáticas,
como el pato colorado o el fumarel
cariblanco, que dependen de estas
plantas para su alimentación o para la
instalación de sus colonias de cría, y
que antaño tenían en la gran albufera
valenciana uno de sus principales reductos
en toda Europa. •