13.05.2013 Views

2. Versión Completa Formato PDF - Universidad de Chile

2. Versión Completa Formato PDF - Universidad de Chile

2. Versión Completa Formato PDF - Universidad de Chile

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-Pues... ¡yo no!<br />

-¿Por qué?<br />

-Por culpa tuya.<br />

-¿Por culpa mía?<br />

Felipe Trigo : El médico rural<br />

-Por culpa tuya! ¡Porque sueño! ¡Porque me haces soñar mucho, mucho, y me <strong>de</strong>spierto<br />

y me <strong>de</strong>svelas!<br />

La confesión plena <strong>de</strong>l amor estaba ya en la firmeza <strong>de</strong> los ojos, más aún que en las<br />

palabras; y ella, medrosa, alarmadísima, bajó la vista y no supo replicarle.<br />

-Sí, mira -se resolvió Esteban a expresarlo <strong>de</strong> una vez, juzgando hipócritamente inútil<br />

todo circunloquio-, sueño contigo, he soñado ya tres noches que me quieres, que te abrazo,<br />

que me besas...; que te quiero yo con todo el corazón..., y luego, al <strong>de</strong>spertar, sin po<strong>de</strong>r<br />

dormirme en las sombras y el silencio..., he visto, Inés, que... dormido y <strong>de</strong>spierto es ésa la<br />

verdad: ¡Que yo te quiero!...<br />

-¡Oh!<br />

-¿Me quieres tú?<br />

Un gemido. Fue un gemido o un sollozo lo que agitó a Inés en una convulsión, y<br />

encendiéronse los fuegos <strong>de</strong> su cara y los ocultó sobre la mano.<br />

-¿Me quieres, Inés?<br />

Volvió a convulsionarla otro gemido. Con los ojos cerrados y tapados, no veía sino la<br />

turbación enorme <strong>de</strong> su alma. El miedo recogíala en sí misma <strong>de</strong> tal modo, que ni habiendo<br />

escuchado más cerca y más suavemente ahogada la voz <strong>de</strong> Esteban, osó mirarle.<br />

-¿Me quieres? -oyó aún que la acosaba aquella voz cruel; pero tan bajo ya, tan cerca,<br />

que sintió en la sien algo así como un aliento o como un beso..., y entonces, sí: se alzó<br />

rápida, la tímida; huyó lenta y espantada buscándose un refugio, y no halló más que un<br />

sillón en un rincón: cayó en él, y abrumó <strong>de</strong> nuevo la vergüenza roja <strong>de</strong> su faz entre los<br />

brazos... Mudo, lento también, se acercó Esteban y besó en calladas ansias su frente, su<br />

pelo, sus sortijas...; fue a besar su boca, buscándola entre las inertes manos con dulce<br />

pesa<strong>de</strong>z, y en otro ímpetu tornó a levantarse y a escapar la horrorizada <strong>de</strong> espantos <strong>de</strong> la<br />

gloria...<br />

-¡Por Dios, Esteban, por Dios!<br />

Él seguía cerca <strong>de</strong>l sillón.<br />

El Autor <strong>de</strong> la Semana ©1996-2001 Programa <strong>de</strong> Informática- Facultad <strong>de</strong> Ciencias Sociales<br />

– <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>Chile</strong>. Edición y selección <strong>de</strong> textos Oscar E. Aguilera F. oaguiler@uchile.cl<br />

176

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!