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2. Versión Completa Formato PDF - Universidad de Chile

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Felipe Trigo : El médico rural<br />

Suspenso el pensamiento en la <strong>de</strong>cisión, cerró los ojos y quedó <strong>de</strong>salentada con los<br />

codos en la mesa y la frente entre ambas manos.<br />

El pasado empezó a <strong>de</strong>sfilar por su memoria, como una explicación que era<br />

justificación al mismo tiempo, Ramón; Justo Zenara; antes Hipólito; y primero aún que<br />

ninguno, el juez. ¡Sus amantes!<br />

¿Túvolos por vicio, por mísera y ruin coquetería?... ¡No! Los tuvo por talento, por<br />

serenidad, por diplomacia... por un noble instinto <strong>de</strong> superioridad, más tar<strong>de</strong>, que<br />

impulsábala a tratarse con personas distinguidas.<br />

Casada con el buenazo Anselmo Cayetano, incapaz en la vida, en la vida tan difícil y<br />

compleja, <strong>de</strong> toda eficaz resolución, ella, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento, habíase visto forzada a<br />

asumir la alta dirección <strong>de</strong> los negocios; y en el principal, en el respectivo a aquella<br />

testamentaría <strong>de</strong>l pobre sobrino tonto, <strong>de</strong>stinado por familiar acuerdo a ser marido <strong>de</strong> su<br />

hija, y que habíales hecho encontrarse manejando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego y disfrutando como propio<br />

un capital importantísimo, nadie sino la divina Provi<strong>de</strong>ncia y ella, con la oportuna<br />

seducción <strong>de</strong>l juez, realizaron el milagro.<br />

Alzó la frente. Miró la estancia.<br />

Humana mujer en el fondo, no podía negar que su carne habíase estremecido <strong>de</strong> <strong>de</strong>licia<br />

con estas aventuras a que arrastrábanla, no obstante, las ansias <strong>de</strong>l espíritu. Mas, ni un<br />

<strong>de</strong>talle <strong>de</strong> trivial provocación en su persona, en su conducta ni en sus cosas, había jamás<br />

menoscabado la orgullosa autoridad <strong>de</strong> gran señora en que supo mantenerse.<br />

Este era, por ejemplo, el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> la casa que más y más dulcemente pudiese<br />

hablar <strong>de</strong> sus misterios; y ¿dón<strong>de</strong> estaban los lujos frívolos, las sedas claras, las amplias<br />

lunas, los divanes <strong>de</strong> in<strong>de</strong>cencia y <strong>de</strong> pecado... las trazas, en fin, <strong>de</strong> la menor galantería?...<br />

El salón, herencia señorial <strong>de</strong> los abuelos, con sus muebles <strong>de</strong> damasco; el tocador, con sus<br />

viejas sillas y su mesa <strong>de</strong> caoba, y el lecho, en el hondo dormitorio, antiguo, conyugal,<br />

enteramente serio y respetable entre los sombríos tonos <strong>de</strong>l palosanto y bajo el crucifijo <strong>de</strong><br />

ébano y marfil... ¡Oh, ella podría afirmarle al mundo entero que siempre, siempre había<br />

sabido con sus amantes comportarse con tanta o más dignidad que con su marido, como una<br />

augusta emperatriz, sin <strong>de</strong>scomponer, ni en la sonrisa afable ni en los álgidos momentos <strong>de</strong><br />

pasión, su gravedad <strong>de</strong> gran señora!...<br />

Hermosa (volvía a pensar, mirando nuevamente las cajas y los frascos), habíase hecho<br />

adorar, ante todo, por la majestad en que envolvíanla su alma inmensa y sus estirpes. Para<br />

el mismo Ramón, a quien ya había conocido no chiquilla, supo confiada y<br />

<strong>de</strong>spreocupadamente hacer méritos <strong>de</strong> lo que otra necia habría juzgado <strong>de</strong>fectos y tachas <strong>de</strong><br />

la edad; empezaba a per<strong>de</strong>r el rosa <strong>de</strong> los labios, y no se los pintó; empezaba a encanecer su<br />

pelo, el tesoro negro <strong>de</strong> su pelo, y lució los hilos blancos, brava, cierta <strong>de</strong> cautivarle, más tal<br />

vez con su nueva y melancólica beldad <strong>de</strong> otoñera rosa; pudo haber recurrido a lujos y<br />

El Autor <strong>de</strong> la Semana ©1996-2001 Programa <strong>de</strong> Informática- Facultad <strong>de</strong> Ciencias Sociales<br />

– <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>Chile</strong>. Edición y selección <strong>de</strong> textos Oscar E. Aguilera F. oaguiler@uchile.cl<br />

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