2. Versión Completa Formato PDF - Universidad de Chile
2. Versión Completa Formato PDF - Universidad de Chile
2. Versión Completa Formato PDF - Universidad de Chile
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Felipe Trigo : El médico rural<br />
llegado el caso no se usaban!... Pero hace falta, ¡relumbrón!... ¡Castellar es un pueblo<br />
extraordinario!<br />
Volvían a mirarse Esteban y Jacinta. Ellos mismos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego sospechándolo, habían<br />
tratado <strong>de</strong> instalarse dignamente. Gran<strong>de</strong> y buena la casa que tenían, siempre <strong>de</strong>stinada a<br />
médicos, y aun a puesto <strong>de</strong> la Guardia Civil años atrás, sus muros y arcadas parecían <strong>de</strong><br />
fortaleza, impenetrables al calor como a las moscas.<br />
No, no había moscas ni mosquitos en los gran<strong>de</strong>s dormitorios <strong>de</strong> altas bóvedas, don<strong>de</strong><br />
cabían las camas con dosel, y limpios y bailando los lavabos. Disponían <strong>de</strong> luz eléctrica, lo<br />
mismo que en Sevilla, y buena parte <strong>de</strong> la renovada frescura <strong>de</strong> Jacinta <strong>de</strong>bíase a ir<br />
<strong>de</strong>sapareciendo <strong>de</strong> su cara la erupción que en Palomas hubieron <strong>de</strong> causarla los terribles<br />
picotazos.<br />
Lucían mucho sus mo<strong>de</strong>rnos y airosos muebles <strong>de</strong> la boda entre adornos y palmeras<br />
comprados al pasar por Oyarzábal. Necesitaban butacas, cortinas y remates, sin embargo.<br />
Cautos en gastar, tampoco se atrevieron a gran cosa en el <strong>de</strong>spacho. Una vitrina y el<br />
aumento <strong>de</strong>l menguado arsenal con varios instrumentos: fórceps, venda <strong>de</strong> Esmart, pinzas,<br />
cánulas, jeringas, un bisturí gran<strong>de</strong> que podía servir <strong>de</strong> cuchillete...; pero tan pocos, al fin,<br />
que para medio llenar siquiera la diáfana ostentación <strong>de</strong>l bello mueble, Esteban<br />
<strong>de</strong>sparramaba <strong>de</strong>ntro las tijeras y escalpelos <strong>de</strong> su estuche, <strong>de</strong>jando éste vacío y cerrado al<br />
pie; el estereóscopo, el fonendoscopio, los cuatro lentes <strong>de</strong> un gemelo <strong>de</strong> teatro <strong>de</strong>sarmado,<br />
el espejo <strong>de</strong> un juguete <strong>de</strong> Luisín, parecido a un reflector, y hasta... el irrigador <strong>de</strong> Jacinta.<br />
Sonreíase mirándolo, y ya lo había él dicho en un anticipado acuerdo con los consejos <strong>de</strong><br />
don Luis: «¡Tendré que ser un poco cómico, hasta ir adquiriendo lo preciso!»<br />
Llegaron al Almira. Lo cruzaban por un viejo puente <strong>de</strong> tres ojos. En medio, el cura les<br />
hizo <strong>de</strong>tenerse a ver el pueblo, que reaparecía en su ver<strong>de</strong> colina <strong>de</strong> huertos y alamedas,<br />
igual que entre jardines. Blanco limpio. Sobre los rojos tejados <strong>de</strong>scollaban las torres <strong>de</strong> la<br />
iglesia parroquial y <strong>de</strong> Jesús, la soberbia edificación <strong>de</strong> las escuelas, y algunas casas<br />
particulares, nuevas, <strong>de</strong> dos pisos.<br />
Poco <strong>de</strong>spués, estaban en la huerta. El dueño, orgulloso <strong>de</strong>l buen cuidado <strong>de</strong> su finca, la<br />
fue enseñando palmo a palmo. No se trataba <strong>de</strong> un rinconcito <strong>de</strong> recreo, como hubo <strong>de</strong><br />
imaginarse Esteban, sino <strong>de</strong> un extenso vergel que al propio tiempo y a diario enviaba sus<br />
productos a Oyarzábal... Rendimientos <strong>de</strong> tres mil pesetas anuales.<br />
«¡Jauja!... este hermoso Castellar» -tornaban a pensar y a <strong>de</strong>cirse con los ojos Esteban y<br />
Jacinta.<br />
Y Jacinta, animada con Rosa y con Luisín, se fue en un holgorio <strong>de</strong> risas y gritos a<br />
coger flores, hundiéndose en el espesor <strong>de</strong> una alameda. Don Luis hizo que le trajese la<br />
hortelana lechugas excelentes, cebollas, aceite, vinagre y sal, y púsose a confeccionar la<br />
ensalada por sí mismo. Nadie como él era especialista.<br />
El Autor <strong>de</strong> la Semana ©1996-2001 Programa <strong>de</strong> Informática- Facultad <strong>de</strong> Ciencias Sociales<br />
– <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>Chile</strong>. Edición y selección <strong>de</strong> textos Oscar E. Aguilera F. oaguiler@uchile.cl<br />
72