Ana Sofia Pereira da Silva-Hacia un espacio individual.pdf
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<strong>Hacia</strong> <strong>un</strong> <strong>espacio</strong> <strong>individual</strong><br />
justamente por esto el <strong>un</strong>iverso <strong>individual</strong> –interior o secreto– del individuo huía<br />
muchas veces del territorio domiciliar. A la obligatorie<strong>da</strong>d, impuesta por<br />
las circ<strong>un</strong>stancias, de mezclar la vi<strong>da</strong> priva<strong>da</strong> <strong>individual</strong> con la vi<strong>da</strong> priva<strong>da</strong><br />
familiar, restaba la alternativa de evasión del hogar en la búsque<strong>da</strong> del <strong>espacio</strong><br />
<strong>individual</strong>.<br />
En las casas que empezaron a ser construi<strong>da</strong>s por las nuevas clases<br />
burguesas el panorama del <strong>espacio</strong> <strong>individual</strong> cambia, la vivien<strong>da</strong> va a contener<br />
varias habitaciones, con f<strong>un</strong>ciones específicas destina<strong>da</strong>s a ca<strong>da</strong> <strong>un</strong>a. El lujo<br />
que suponía hasta el final del siglo XIX tener disponible <strong>un</strong> <strong>espacio</strong> no solo<br />
propio se va generalizando gradualmente. La priori<strong>da</strong>d radicó en la separación<br />
de la habitación de los padres de la de los niños.<br />
Mientras todos estos desarrollos y cambios los identificamos desde<br />
el Renacimiento, la posibili<strong>da</strong>d de ca<strong>da</strong> individuo de ser propietario de <strong>un</strong><br />
<strong>espacio</strong> para sí mismo sigue siendo hasta el siglo XX <strong>un</strong> privilegio de clase. A<br />
pesar de todos los cambios descritos, la garantía de privaci<strong>da</strong>d o la conquista<br />
del <strong>espacio</strong> <strong>individual</strong> fue privilegio de pocos, esencialmente de la clase<br />
aristócrata y, más tarde, de la burguesía bien aloja<strong>da</strong>. Hasta el periodo de<br />
las dos grandes guerras, las clases populares siguen, de forma generaliza<strong>da</strong>,<br />
habitando casas hacina<strong>da</strong>s de gente. Es con la llega<strong>da</strong> del siglo XX cuando se<br />
empieza a extender a gran parte de la población la posibili<strong>da</strong>d de habitar <strong>un</strong>a<br />
casa que contemple varias habitaciones, en las cuales estén asocia<strong>da</strong>s formas<br />
específicas de habitar, incluyendo la posibili<strong>da</strong>d del habitar <strong>individual</strong>.<br />
Sin embargo, no son solo los cambios en el habitar doméstico los que<br />
permiten al individuo nuevas posibili<strong>da</strong>des de habitar. También el uso del<br />
automóvil introdujo nuevas formas de habitar el <strong>espacio</strong> público de forma<br />
más independiente. La evasión del hogar pasó a ser más fácil. Y el propio uso<br />
del automóvil promovió también otras formas de pensar la casa.<br />
Paradójicamente la vi<strong>da</strong> <strong>individual</strong> vuelve a escapar del <strong>espacio</strong> doméstico<br />
e invade, bajo el anonimato, ciertos <strong>espacio</strong>s públicos. La reconfiguración<br />
del <strong>espacio</strong> doméstico es acompaña<strong>da</strong> también por la reconfiguración del<br />
poder y del papel de la familia. La familia, que a lo largo de casi to<strong>da</strong> la<br />
historia del hombre fue la base de la socie<strong>da</strong>d, se convierte en <strong>un</strong>a figura<br />
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