156 - Revista Personae

más tarde se reveló que era Marayat Rollet-
Andriane. La autora ha escrito otros libros.
Tras el éxito de la primera película protagonizada
por Sylvia en 1974, Arsan fue la directora
titular del filme Laura (1975), sobre los descubrimientos
sexuales de una joven llamada
Laure, en otro lugar exótico. Esta película fue
dirigida por Louis-Jacques Rollet-Andriane
y Roberto D´Ettore Piazzoli, aunque Marayat,
quizás frustrada por su colaboración
con Ovidio G. Assonitis, pidió en nombre
de Emmanuelle Arsan, que no se asociara
con el proyecto, dando lugar a que la película
fuera acreditada a un director anónimo. Muchas
truculencias originó el erótico personaje
cinematográfico.
Ha sido tan grande el éxito fílmico de Emmanuelle,
que de 1974 a 2006, se cuentan
36 películas con el mismo nombre, para cine
y televisión. Al mismo tiempo, la música de la
película ha conocido mucho éxito en sus bandas
sonoras. Todo mundo ganó mucho dinero
con estas películas, pero no Sylvia que cayó
en la droga y el alcoholismo.
Con frecuencia es injusto estimar que la carrera
de un actor se reduce a un solo papel. Esto
es cierto en el caso de Sylvia Kristel, incluso
si es imposible comprender, en gran parte, la
evolución de su carrera sin preguntarse sobre
el choque Emmanuelle, sin ver hasta qué
punto un personaje imaginario pudo devorar,
casi por completo, a su intérprete.
La vida de Sylvia empezó a los 17 años, cuando
se inició en el modelaje, lo que la hizo debutar
en las lides cinematográficas en 1972 en
la película Niet voor de poesen, del director
Fons Rademakers. Al año siguiente ganó
el concurso de Miss TV Europe. Al mismo
tiempo rodó Scène de la vie amoreuse d´un
couple (Disputa de la vida amorosa de una pareja),
de Pim de la Parra. Doce meses más
tarde, llegó Emmanuelle, y el icono erótico se
convirtió en leyenda.
Sylvia se codeó con la intelligentzia francesa
y el mundo cinematográfico aquende y allende
el Atlántico: Alain Robbe-Grillet, Roger
Vadim, François Leterrier, Claude Chabrol,
Alain Delon, hasta George Robert Lazenby,
el actor australiano que personificó, en
1969, en On Her Majesty Secret Service, al
no mítico Agente 007, James Bond.
De tal suerte, las aventuras eróticas de la hermosa
joven de mirada inocente y pícara, sentada
en un exótico sillón de mimbre, con un
collar de perlas blancas sobre sus desnudos
senos, invitando al espectador a los más ocultos
placeres, ocuparon por primera ocasión
las salas convencionales francesas.
Emmanuelle se estrenó en París el 26 de
junio de 1974 en nueve salas. Contra todo
pronóstico (los críticos anunciaron un fracaso
absoluto), fue un gran éxito: 15 mil entradas el
primer día; 126 mil 530, el fin de semana. Las
ventas en el extranjero volaron.
Sin duda es complejo explicar el éxito de
esta película. No todo es atribuible a la liberación
sexual producida en 1968. Tampoco
a la influencia de Historia de O, escrita,
como se sabe, por una mujer que respondió
a la baladronada de su amante que afirmaba
que ninguna mujer podía escribir una novela
pornográfica. El tema amerita una próxima
EX LIBRIS. Lo cierto es que este erotismo
soft sedujo tanto a hombres como a mujeres
Sylvia Kristel se convirtió en una estrella del
cine disputada por todos los directores erotómanos,
quienes le propusieron, durante
mucho tiempo, papeles similares, incluyendo
El amante de Lady Chaterly, basada en la
novela de D. H. Lawrence, dirigida por el propio
Just Jaeckin, que no alcanzó el éxito de
Emmanuelle.
También filmó en Estados Unidos, donde
realizó superproducciones como Airport 80
Concorde, de Lowell Rich (1979), y dramas
picarescos, Private Lessons (Lecciones
privadas, una maestra de francés seduce
a su alumno virgen), de Alan Myerson, otro
éxito en 1981.
La Kristel se asentó durante un tiempo y se
casó con un empresario, Alan Turner. Antes
vivió con el actor inglés Ian McShane. En l986
se casó en París con el productor francés Philippe
Blot, al que ella misma acusó de haberle
robado. Desde muy joven estuvo relacionada
con el escritor belga Hugo Claus, padre de su
hijo, Arthur, que nació en 1975.
En fin, Sylvia Kristel, la de hermosa cara,
fue una actriz erudita y emocionante que únicamente
Claude Chabrol, puede ser, supo
verdaderamente utilizar, en 1977, en su única
incursión en el seno del género fantástico, Alice
o La dernière fugue, historia extraña de
una joven que vive extrañas aventuras que se
revelarán como visiones post mortem. En lo sucesivo,
serán verdad, del otro lado del espejo.
Sylvia Kristel, Eros y Tánatos.
Bernardo González Solano
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